capitulo 69

Lo observó respirando profundamente mientras se acomodaba sobre él, separando las piernas para sentarse a horcajadas. Las faldas formaron una cortina alrededor de ellos, pero eso no importaba, no necesitaba ver nada. Lo que deseaba hacer estaba claro en su mente, y no iba a detenerse. La incertidumbre no duró mucho, apenas lo tocó, supo lo que quería. Quería usarlo sin pudor, sin rescato, quería avivar el calor que la consumía por dentro.

Se movió contra su carne, buscando más, buscando sentirlo completamente. Se colocó en posición, sintiendo un momento de resistencia, seguido de una sensación de plenitud que la recorrió por completo. Lo montó como a un caballo desbocado, sintiendo la sacudida de sus cuerpos. Presionó sus manos en su pecho, moviéndose con total libertad y desenfreno. Aceleró el ritmo, cayendo hacia adelante para entrelazar sus lenguas en un baile frenético, tan frenético como el que interpretan sus cuerpos.

Aitana descubrió que podía endurecer los muslos y controlar l
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