Se puso delante de mí, giro y se agachó, dándome la espalda y haciéndome señas para que me subiera a su espalda. Accedí. Mis pies dolían por chocar con el suelo frío.Salte a su espalda. Mis piernas se enredaron en su cintura y él puso sus manos en mis muslos, agarrándome con delicadeza, como si me fuera a romper en sus manos.Escondí mi rostro en su cuello y percibí su fragancia. Me fascinaba su olor y la combinación que hacía el perfume en su piel.Ashton sintió la punta de mi nariz chocar contra su piel descubierta de la nuca y noté como el vello se erizaba, poniendo su piel de gallina, pero no dijo nada, solo siguió caminando escaleras abajo conmigo arriba de él.Llegamos al estacionamiento. Ashton abrió la puerta del copiloto de su coche y no dejo que saltara de su espalda, de hecho, me bajo delicadamente para que mis pies no tocaran la acera.Una vez en el asiento, él corrió hacia el lugar del conductor y cerró la puerta. Otra vez estábamos en este auto. No me sorprendería si ah
Ashton.Un par de semanas antes...— ¿No debería estar la demandante aquí? —pregunta el abogado defensor de Olga Shay, una de las encargadas del cuidado de los niños del orfanato donde maltrataban a Luna. La señora ni siquiera me saludo al entrar a la sala de juntas. No quería disimular su cara de asco, de hecho, creo que la hacía a propósito para generarme violencia.Le salía perfectamente bien. La detestaba. Pensar que ella le ponía las manos encima a Luna solo me hace pensar en formas de hacerle daño.—No debería preocuparse por eso, sino por la cantidad de pruebas que tenemos en contra de su cliente.No es del todo mentira. Quería evitar que Luna viera a la mujer que la ha maltratado tantos años pero un factor aún más importante es que no hablamos hace un tiempo y no deseaba cortar todo el esfuerzo que he hecho para no hablarle ahora. Necesitaba más tiempo. Requería dejar de sentirme emocionado cuando la veía. Busco que mi corazón deje de exaltarse cada vez que pasa a unos metros
Antes de que pudiera decir más y tomándolo desprevenido, salí del coche, con lluvia, pies descalzos y mi alma en pedazos. Mi primer impulso fue besarlo hasta quitar cada palabra dicha, pero desde el principio sabía que eso no era opción, no podría dormir de noche con la culpa y no sabría como contarle a mi terapia que lo bese mientras su novia estaba en casa embarazada.La lluvia no era calma, al contrario, era torrencial.Si el clima dependiera de mi estado de ánimo, la lluvia torrencial sería un perfecto reflejo de lo que siento por dentro, el mismo tormento me hunde el estómago y hace que mis mejillas se llenen de lágrimas. Mis pies estaban casi entumecidos, pero me impedí parar, porque si lo hacía, volvería corriendo con Ashton.Antes de que entrara al edificio otra vez, un brazo grande y firme me rodeo la cintura y me obligo a voltearme. Él se movió demasiado rápido. La luz del edificio iluminaba la cara de Ashton, su pelo caía por su frente y el agua fluía como una mini catarata
Ashton.El amor es una emoción poderosa. Trasciende las fronteras y, a menudo, un principal conductor como sería el amor prohibido, se estima que es un factor que hace más llamativa una historia.Las historias románticas, especialmente aquellas sobre el amor prohibido, pueden ser increíblemente cautivadoras. Nos llevan a una montaña rusa emocional mientras somos testigos del florecimiento de una relación entre dos personas que no deberían estar juntas de acuerdo con los estándares de la sociedad.Si llego a escribir una novela sobre hermanastros, que alguna vez fueron extraños, que pueden enamorarse inesperadamente el uno del otro, a pesar de todos los obstáculos que deben enfrentar debido a sus lazos familiares, seguramente lo haría mofándome de lo fácil que lo hacen sonar.No importa lo imposible que parezca la situación a primera vista, las historias románticas demuestran que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo si dejamos que siga su curso. Eso parece en las novelas
Quise irme antes de que Ashton y Mara se levantaran, por lo que me prepare para ir a la escuela en total silencio, sin alarmar a nadie.Anoche Ashton y yo nos besamos por primera vez.Fueron los besos más excitantes, feroces y explosivos que me han dado en toda mi vida, no es que esta hubiera sido demasiado larga, pero aun así, creo que nadie jamás podría superar a ese hombre que está al otro lado del corredor.Comencé a reírme mientras me lavaba los dientes, recordando toda la secuencia de anoche, de sus manos mojadas tocándome cada centímetro de la piel de mi cintura, como se apoderaba de mi cuello para profundizar el beso y de la forma en que parecía mantener el control para no ir más allá.No me hubiera importado si iba más allá, al contrario, pienso que hubiera cedido a lo que sea, porque no estaba alejado a mis deseos, de hecho, no hago otra cosa que imaginarme todo lo que tenga que ver con él entre mis piernas.Dios, de solo pensarlo, mis rodillas empiezan a temblar otra vez.N
Hemos tenido muchas situaciones comprometedoras con Ashton desde aquel día fuera del edificio de Esteban, roces, miradas y momentos incómodos, pero nada de lo que en realidad esperaba hacer con él después de confesarnos.Ya sé que no doy la apariencia de ser el tipo de persona que quiere afecto, pero me encantaría que me vuelva a estampar contra la pared y que me bese hasta que sus labios se deshagan sobre los míos. Quería sentirlo en toda mi piel, en mi cuerpo, que ocupe cada rincón de mi ser con las sensaciones que provocaban cada uno de sus feroces avistamientos en mí.Y el calor que me consume de tan solo pensarlo... Me aflojan las rodillas, impidiéndome seguir otra línea de pensamiento que no sea estar entre sus brazos. Todo a mi alrededor se distorsiona, mis ojos solo buscan a una persona en especial, ni siquiera cuando Esteban apareció delante de mí, pude siquiera notar su presencia con la seriedad que debería.Intenté evitarlo los días siguientes y lo hice muy bien, entrando a
Él asintió y quito unos mechones de mi cabello que caían por mi rostro. Intento darme un beso en los labios, pero fui más rápida que él y lo besé en la mejilla, para luego pasar por su lado y rogar que no me siguiera.Oí que las puertas del ascensor por fin se cerraron y Esteban ya no estaba cerca.Corrí hacia mi escritorio y pude ver muchísima comida y jugo, del que me gusta, el que me compro Ashton el día que hablamos en el parque. Y los panfletos eran de universidades.Nunca me tome el tiempo de buscar universidades. En mi defensa, creí que nunca podría costear una, así que no había necesidad de buscarlas.Me pareció dulce de su parte todo lo que preparo para mí.Entre en su despacho sin tocar la puerta. Ashton estaba parado en el medio, con sus dedos pinchándose la punta de la nariz y una expresión de enojo ocupando todo su bello rostro, endureciendo sus facciones. No había una pizca de comprensión allí, nada, debería entender mi posición con Esteban, igual que yo entiendo la suya
En contra de lo que siempre fui, desobediente y testaruda, tome en serio las palabras de Ashton y le mande un mensaje a mi psicóloga al salir de la oficina. La persona que me gusta me dijo un par de verdades que estoy segura, dijo por enojo, pero claramente, piensa todo lo que escupió con irascibilidad, porque yo también lo hago.Una vez estuve sentada frente a mi escritorio, los nervios me consumían de pies a cabeza. El gran salón a mi alrededor, se hacía pequeño y mis extremidades temblorosas se movían junto con todo lo demás. No fue una gran pelea, no gritamos lo suficiente para hacerla, pero aun así, dijo tantas cosas que me movieron desde la raíz de mi subconsciente hasta la realidad que nos golpea.Todo junto era un horror.El embarazo de Mara, mi edad, su edad, nuestro lazo desde pequeños y su rol hoy por hoy en mi vida, hacen lo suficiente para que mi cabeza sea un aparato descompuesto con requerimientos de piezas faltantes.Desde niña fui una maquinaria defectuosa. Y caer en l