Él asintió y quito unos mechones de mi cabello que caían por mi rostro. Intento darme un beso en los labios, pero fui más rápida que él y lo besé en la mejilla, para luego pasar por su lado y rogar que no me siguiera.Oí que las puertas del ascensor por fin se cerraron y Esteban ya no estaba cerca.Corrí hacia mi escritorio y pude ver muchísima comida y jugo, del que me gusta, el que me compro Ashton el día que hablamos en el parque. Y los panfletos eran de universidades.Nunca me tome el tiempo de buscar universidades. En mi defensa, creí que nunca podría costear una, así que no había necesidad de buscarlas.Me pareció dulce de su parte todo lo que preparo para mí.Entre en su despacho sin tocar la puerta. Ashton estaba parado en el medio, con sus dedos pinchándose la punta de la nariz y una expresión de enojo ocupando todo su bello rostro, endureciendo sus facciones. No había una pizca de comprensión allí, nada, debería entender mi posición con Esteban, igual que yo entiendo la suya
En contra de lo que siempre fui, desobediente y testaruda, tome en serio las palabras de Ashton y le mande un mensaje a mi psicóloga al salir de la oficina. La persona que me gusta me dijo un par de verdades que estoy segura, dijo por enojo, pero claramente, piensa todo lo que escupió con irascibilidad, porque yo también lo hago.Una vez estuve sentada frente a mi escritorio, los nervios me consumían de pies a cabeza. El gran salón a mi alrededor, se hacía pequeño y mis extremidades temblorosas se movían junto con todo lo demás. No fue una gran pelea, no gritamos lo suficiente para hacerla, pero aun así, dijo tantas cosas que me movieron desde la raíz de mi subconsciente hasta la realidad que nos golpea.Todo junto era un horror.El embarazo de Mara, mi edad, su edad, nuestro lazo desde pequeños y su rol hoy por hoy en mi vida, hacen lo suficiente para que mi cabeza sea un aparato descompuesto con requerimientos de piezas faltantes.Desde niña fui una maquinaria defectuosa. Y caer en l
—Luna... Por tu mensaje puedo decir que has pasado por un estado sumamente estresante. ¿Verdad? Cuéntame.Con la boca seca, las manos temblorosas y la culpa llenando cada rincón de mi cabeza, dije lo que estuve pensando estas semanas por primera vez en voz alta. —Creo que amo a Ashton.Así comenzó la sesión con mi terapeuta. Durante la sesión, hablé de todo lo que había sucedido con Ashton y cómo me sentía al respecto. Mi psicóloga me hizo preguntas y me ayudó a analizar mis emociones y pensamientos. Al final, me dio algunos consejos sobre cómo manejar la situación en el trabajo y cómo cuidar mi salud mental, pero ninguno me sirvió de mucho.Ella dijo... Dijo que Ashton tenía una duda razonable al plantearme que mis sentimientos para con él podían ser malinterpretados e incluso mezclados con lo fraternal o paternal. No es extraño que él se lo plantee así mismo, incluso, ella dice que es lo correcto de hacer.Salí de la sesión sintiéndome un poco mejor, pero aún tenía mucho en lo que p
Él no respondió.Le dije que lo amo y no dijo ni una palabra.De hecho, me dio un casto beso en los labios y me dejó ir.Mi desolación fue tal que, al irme, no dije nada. Me fui con las certezas desordenadas y al final del día, ya no tenía ningún pensamiento positivo al que aferrarme, absolutamente nada. Mi lado más pesimista dice que Ashton no siente lo mismo por mí, y es normal, porque ni yo sabía lo que sentía hasta hace cinco días atrás, pero ahora que lo sé, la sensación de rechazo se apoderó de mí.Mirarme al espejo provocaba un asco que sabía que no me correspondía. Mi terapeuta indagó sobre mis inseguridades y tenía razón al afirmar que mi cabeza era un espacio minado por bombas en cada paso que daba. Cualquier cosa hacía detonar mis traumas.Nuestro rollo en la oficina fue hace dos días y ni una palabra se pronuncio con respecto a lo que dije.Hoy, ambos estamos sentados lejos del otro —por obvias razones—, hablando de los distintos testigos o imputados que hay en la causa co
—¿Luna? ¿Estás ahí? —preguntó Mara un segundo antes de que lograra entrar a mi cuarto sin ser detectada.—¿Qué necesitas? —dije, esperando que me respondiera sin necesidad de entrar al cuarto desde donde ella me llamaba.No recibí respuesta.Ella y Ashton tienen cosas en común.Solté un bufido alto, esperando a que ella lo oyera. Abrí la puerta y la encontré acostada en la cama, con su celular en una mano y en la otra, acariciando su barriga.Ni siquiera se nota su embarazo.—Ven, siéntate, quiero hablar antes de que venga Ashton.—No estoy de humor, si necesitas algo, pídeselo a Ashton —me giré, volviendo sobre mis pasos, y cuando estuve a punto de cerrar la puerta detrás de mí, ella gritó.—¡Detente! —noté la ira en su grito y cuando miré de reojo su expresión, me di cuenta de que esto era grave— No tengo que hablar con Ashton, tengo que hablar contigo.Con un nudo en la garganta, tragué con fuerza, temiendo que haya descubierto nuestras indiscreciones. —¿Sobre qué?Palmeó un lugar
—Si sientes que esto es lo que tenías que hacer, te apoyo —Dijo Loretta brindándome té caliente mientras se acuesta a mí lado—. ¿Irás a la escuela hoy?Asentí con la cabeza y tome un sorbo. El líquido caliente bajando por mí garganta se sentía relajante, incluso hizo que momentáneamente no todo fuera tan malo.—¿Él no te buscará ahí? —Pregunta mirándome con atención. Loretta se veía preocupada por mí, pero no sabía cómo transmitirle tranquilidad, porque ni siquiera yo me sentía tranquila.—No lo sé, espero que no, de todos modos, falta solo un mes y medio para terminar la escuela.—¿Él no es el que pagaba la cuota mensual?—Sí... Sí, no pensé en ese factor la verdad, pero de todos modos, creo que puedo pagarlo... ¿Cuánto es...?—Veinte mil dólares por mes.—¡¿Qué?! —Veinte mil dólares —reiteró Loretta con un tono de preocupación en su voz.Sentí cómo mi corazón se aceleraba y un nudo se formaba en mi estómago. Veinte mil dólares mensuales era una suma astronómica, especialmente para
La campana anunció el fin de las clases y todos los estudiantes comenzaron a salir del edificio. Me apresuré a recoger mis cosas y me dirigí hacia la salida, tratando de evitar cualquier encuentro no deseado.Sin embargo, al llegar al vestíbulo, lo vi allí parado, esperándome. Ashton me miró con una mezcla de preocupación y desesperación en sus ojos.—Luna, tenemos que hablar —dijo en un tono urgente.Tragué saliva, sabiendo que no podía evitarlo por más tiempo. Asentí con la cabeza y lo seguí fuera del edificio, alejándonos de la multitud de estudiantes.El aire fresco de la tarde me envolvió mientras caminaba junto a Ashton hacia un rincón apartado del campus.—No puedo creer que te hayas ido sin decirme nada —dijo Ashton, su voz temblando ligeramente.Traté de mantener la calma y miré hacia el suelo, sintiendo un nudo en mi estómago. No quería ser hiriente, pero sabía que era la única forma para lograr que él me dejara en paz.—Ya no aguantaba ni un segundo mas vivir en esa casa y
Hoy era un día agridulce. Una mezcla de emoción, tristeza y ansiedad flotaba en el aire, colándose en cada rincón de mi nuevo apartamento. El tintineo de mi celular marcaba las cinco en punto. Era mi cumpleaños, pero las felicitaciones y las celebraciones parecían tan lejanas.Los rayos del sol filtrándose por la ventana me recordaron que tenía mucho que hacer. Frente a mí se extendía una gran cantidad de documentos y papeles que necesitaba firmar para finalizar mi mudanza. Aunque la mayoría eran formularios y contratos estándar, cada página era tediosa. Mis nervios en los días posteriores a mi despedida con Ashton iban aumentando cada vez mas y mas. Siempre fui una persona irascible, pero ahora... Ahora ni siquiera podia vivir conmigo misma.Mis dedos temblaban un poco mientras firmaba, pero lo atribuí más a la emoción que al miedo.Después de horas de trabajo, finalmente terminé de firmar los papeles. Los amontoné cuidadosamente y los metí en una carpeta, prometiéndome a mí misma qu