Él no respondió.Le dije que lo amo y no dijo ni una palabra.De hecho, me dio un casto beso en los labios y me dejó ir.Mi desolación fue tal que, al irme, no dije nada. Me fui con las certezas desordenadas y al final del día, ya no tenía ningún pensamiento positivo al que aferrarme, absolutamente nada. Mi lado más pesimista dice que Ashton no siente lo mismo por mí, y es normal, porque ni yo sabía lo que sentía hasta hace cinco días atrás, pero ahora que lo sé, la sensación de rechazo se apoderó de mí.Mirarme al espejo provocaba un asco que sabía que no me correspondía. Mi terapeuta indagó sobre mis inseguridades y tenía razón al afirmar que mi cabeza era un espacio minado por bombas en cada paso que daba. Cualquier cosa hacía detonar mis traumas.Nuestro rollo en la oficina fue hace dos días y ni una palabra se pronuncio con respecto a lo que dije.Hoy, ambos estamos sentados lejos del otro —por obvias razones—, hablando de los distintos testigos o imputados que hay en la causa co
—¿Luna? ¿Estás ahí? —preguntó Mara un segundo antes de que lograra entrar a mi cuarto sin ser detectada.—¿Qué necesitas? —dije, esperando que me respondiera sin necesidad de entrar al cuarto desde donde ella me llamaba.No recibí respuesta.Ella y Ashton tienen cosas en común.Solté un bufido alto, esperando a que ella lo oyera. Abrí la puerta y la encontré acostada en la cama, con su celular en una mano y en la otra, acariciando su barriga.Ni siquiera se nota su embarazo.—Ven, siéntate, quiero hablar antes de que venga Ashton.—No estoy de humor, si necesitas algo, pídeselo a Ashton —me giré, volviendo sobre mis pasos, y cuando estuve a punto de cerrar la puerta detrás de mí, ella gritó.—¡Detente! —noté la ira en su grito y cuando miré de reojo su expresión, me di cuenta de que esto era grave— No tengo que hablar con Ashton, tengo que hablar contigo.Con un nudo en la garganta, tragué con fuerza, temiendo que haya descubierto nuestras indiscreciones. —¿Sobre qué?Palmeó un lugar
—Si sientes que esto es lo que tenías que hacer, te apoyo —Dijo Loretta brindándome té caliente mientras se acuesta a mí lado—. ¿Irás a la escuela hoy?Asentí con la cabeza y tome un sorbo. El líquido caliente bajando por mí garganta se sentía relajante, incluso hizo que momentáneamente no todo fuera tan malo.—¿Él no te buscará ahí? —Pregunta mirándome con atención. Loretta se veía preocupada por mí, pero no sabía cómo transmitirle tranquilidad, porque ni siquiera yo me sentía tranquila.—No lo sé, espero que no, de todos modos, falta solo un mes y medio para terminar la escuela.—¿Él no es el que pagaba la cuota mensual?—Sí... Sí, no pensé en ese factor la verdad, pero de todos modos, creo que puedo pagarlo... ¿Cuánto es...?—Veinte mil dólares por mes.—¡¿Qué?! —Veinte mil dólares —reiteró Loretta con un tono de preocupación en su voz.Sentí cómo mi corazón se aceleraba y un nudo se formaba en mi estómago. Veinte mil dólares mensuales era una suma astronómica, especialmente para
La campana anunció el fin de las clases y todos los estudiantes comenzaron a salir del edificio. Me apresuré a recoger mis cosas y me dirigí hacia la salida, tratando de evitar cualquier encuentro no deseado.Sin embargo, al llegar al vestíbulo, lo vi allí parado, esperándome. Ashton me miró con una mezcla de preocupación y desesperación en sus ojos.—Luna, tenemos que hablar —dijo en un tono urgente.Tragué saliva, sabiendo que no podía evitarlo por más tiempo. Asentí con la cabeza y lo seguí fuera del edificio, alejándonos de la multitud de estudiantes.El aire fresco de la tarde me envolvió mientras caminaba junto a Ashton hacia un rincón apartado del campus.—No puedo creer que te hayas ido sin decirme nada —dijo Ashton, su voz temblando ligeramente.Traté de mantener la calma y miré hacia el suelo, sintiendo un nudo en mi estómago. No quería ser hiriente, pero sabía que era la única forma para lograr que él me dejara en paz.—Ya no aguantaba ni un segundo mas vivir en esa casa y
Hoy era un día agridulce. Una mezcla de emoción, tristeza y ansiedad flotaba en el aire, colándose en cada rincón de mi nuevo apartamento. El tintineo de mi celular marcaba las cinco en punto. Era mi cumpleaños, pero las felicitaciones y las celebraciones parecían tan lejanas.Los rayos del sol filtrándose por la ventana me recordaron que tenía mucho que hacer. Frente a mí se extendía una gran cantidad de documentos y papeles que necesitaba firmar para finalizar mi mudanza. Aunque la mayoría eran formularios y contratos estándar, cada página era tediosa. Mis nervios en los días posteriores a mi despedida con Ashton iban aumentando cada vez mas y mas. Siempre fui una persona irascible, pero ahora... Ahora ni siquiera podia vivir conmigo misma.Mis dedos temblaban un poco mientras firmaba, pero lo atribuí más a la emoción que al miedo.Después de horas de trabajo, finalmente terminé de firmar los papeles. Los amontoné cuidadosamente y los metí en una carpeta, prometiéndome a mí misma qu
Ver a Ashton después de tanto tiempo fue como recibir un golpe directo al corazón. En un primer momento, la sorpresa me dejó sin palabras, como si de repente me hubiesen quitado el aire. Ashton era la última persona que esperaba encontrarme, y ahí estaba. Aunque me alivió ver que, al menos físicamente, estaba bien, su mirada y su postura reflejaban un sufrimiento evidente que retorció mi corazón.—No —respondí rápidamente, sacudiendo la cabeza. Ashton parecía sorprendido por mi rápida negación.—Estaban cenando, los vi.Tragué saliva, luchando contra el pánico que amenazaba con consumirme. —Esteban solo me acompañó a cenar. No hay nada entre nosotros.Ashton frunció el ceño, claramente confundido. —¿Entonces por qué estaba ahí? ¿Por qué cenaste con él?—Lo encontré en el mismo lugar —murmuré, evitando su mirada. Sabía que mi respuesta no lo satisfaría, pero era la verdad.—¿Lo encontraste? —Ashton rió amargamente—. ¿No te parece raro haberlo encontrado de la nada aquí?—Casi tan raro
Han pasado dos semanas desde que acepté la propuesta de Ashton. Dos semanas desde que volví a mi antiguo trabajo. Dos semanas en las que Ashton apenas me ha mirado.Cada día que paso en la oficina, siento como si estuviera caminando sobre una cuerda floja. El aire se siente más pesado, más denso, y cada vez que miro a Ashton, todo lo que veo es un vacío helado. Parece como si estuviera a millas de distancia, incluso cuando estamos en la misma habitación.Estoy en mi escritorio, tratando de enfocar mi atención en el trabajo. Es difícil, especialmente cuando mi mente sigue volviendo a lugares que no aportan a mi sanidad mental. Sin embargo, me obligo a concentrarme, a no dejar que mi mente se desvíe.Había terminado de ordenar los informes en mi escritorio cuando sentí la puerta del ascensor llegar al piso y vi a Esteban salir por las puertas, mirandome con confusion.—Los chicos me dijeron que ya habias llegado —dijo, forzando una sonrisa en su rostro. Su tono de voz denotaba cierto ne
Con la nueva información que tenía, no era una buena noche para estar sola.En primer lugar, quería llamar a Ashton. En segundo lugar, quería ir a donde vive Ashton. Y en tercer lugar, quería estar con Ashton.Ninguna opción era buena.No tarde mucho en llamar a las chicas haciéndoles saber que estaba a punto de cometer una estupidez. En una hora las tres estaban en mi apartamento. Pedimos una pizza y ellas compraron cerveza con la identificación falsa de Margaret.Dios bendiga a Margaret.Estábamos sentadas en el sofá, disfrutando de unas latas de cerveza mientras les contaba sobre mi regreso a mi antiguo trabajo y cómo las cosas habían estado yendo con Ashton. Todas me escuchaban atentamente lo cual me daba mas confianza para contarles lo que estaba quemandome los cesos.Margaret, se acomodó en uno de los sofás. A su lado, Tiara revisaba su teléfono ocasionalmente, mientras que Loretta, se encontraba sentada en el suelo, con un vaso en la mano.Suspire profundamente, tratando de reu