Quise irme antes de que Ashton y Mara se levantaran, por lo que me prepare para ir a la escuela en total silencio, sin alarmar a nadie.Anoche Ashton y yo nos besamos por primera vez.Fueron los besos más excitantes, feroces y explosivos que me han dado en toda mi vida, no es que esta hubiera sido demasiado larga, pero aun así, creo que nadie jamás podría superar a ese hombre que está al otro lado del corredor.Comencé a reírme mientras me lavaba los dientes, recordando toda la secuencia de anoche, de sus manos mojadas tocándome cada centímetro de la piel de mi cintura, como se apoderaba de mi cuello para profundizar el beso y de la forma en que parecía mantener el control para no ir más allá.No me hubiera importado si iba más allá, al contrario, pienso que hubiera cedido a lo que sea, porque no estaba alejado a mis deseos, de hecho, no hago otra cosa que imaginarme todo lo que tenga que ver con él entre mis piernas.Dios, de solo pensarlo, mis rodillas empiezan a temblar otra vez.N
Hemos tenido muchas situaciones comprometedoras con Ashton desde aquel día fuera del edificio de Esteban, roces, miradas y momentos incómodos, pero nada de lo que en realidad esperaba hacer con él después de confesarnos.Ya sé que no doy la apariencia de ser el tipo de persona que quiere afecto, pero me encantaría que me vuelva a estampar contra la pared y que me bese hasta que sus labios se deshagan sobre los míos. Quería sentirlo en toda mi piel, en mi cuerpo, que ocupe cada rincón de mi ser con las sensaciones que provocaban cada uno de sus feroces avistamientos en mí.Y el calor que me consume de tan solo pensarlo... Me aflojan las rodillas, impidiéndome seguir otra línea de pensamiento que no sea estar entre sus brazos. Todo a mi alrededor se distorsiona, mis ojos solo buscan a una persona en especial, ni siquiera cuando Esteban apareció delante de mí, pude siquiera notar su presencia con la seriedad que debería.Intenté evitarlo los días siguientes y lo hice muy bien, entrando a
Él asintió y quito unos mechones de mi cabello que caían por mi rostro. Intento darme un beso en los labios, pero fui más rápida que él y lo besé en la mejilla, para luego pasar por su lado y rogar que no me siguiera.Oí que las puertas del ascensor por fin se cerraron y Esteban ya no estaba cerca.Corrí hacia mi escritorio y pude ver muchísima comida y jugo, del que me gusta, el que me compro Ashton el día que hablamos en el parque. Y los panfletos eran de universidades.Nunca me tome el tiempo de buscar universidades. En mi defensa, creí que nunca podría costear una, así que no había necesidad de buscarlas.Me pareció dulce de su parte todo lo que preparo para mí.Entre en su despacho sin tocar la puerta. Ashton estaba parado en el medio, con sus dedos pinchándose la punta de la nariz y una expresión de enojo ocupando todo su bello rostro, endureciendo sus facciones. No había una pizca de comprensión allí, nada, debería entender mi posición con Esteban, igual que yo entiendo la suya
En contra de lo que siempre fui, desobediente y testaruda, tome en serio las palabras de Ashton y le mande un mensaje a mi psicóloga al salir de la oficina. La persona que me gusta me dijo un par de verdades que estoy segura, dijo por enojo, pero claramente, piensa todo lo que escupió con irascibilidad, porque yo también lo hago.Una vez estuve sentada frente a mi escritorio, los nervios me consumían de pies a cabeza. El gran salón a mi alrededor, se hacía pequeño y mis extremidades temblorosas se movían junto con todo lo demás. No fue una gran pelea, no gritamos lo suficiente para hacerla, pero aun así, dijo tantas cosas que me movieron desde la raíz de mi subconsciente hasta la realidad que nos golpea.Todo junto era un horror.El embarazo de Mara, mi edad, su edad, nuestro lazo desde pequeños y su rol hoy por hoy en mi vida, hacen lo suficiente para que mi cabeza sea un aparato descompuesto con requerimientos de piezas faltantes.Desde niña fui una maquinaria defectuosa. Y caer en l
—Luna... Por tu mensaje puedo decir que has pasado por un estado sumamente estresante. ¿Verdad? Cuéntame.Con la boca seca, las manos temblorosas y la culpa llenando cada rincón de mi cabeza, dije lo que estuve pensando estas semanas por primera vez en voz alta. —Creo que amo a Ashton.Así comenzó la sesión con mi terapeuta. Durante la sesión, hablé de todo lo que había sucedido con Ashton y cómo me sentía al respecto. Mi psicóloga me hizo preguntas y me ayudó a analizar mis emociones y pensamientos. Al final, me dio algunos consejos sobre cómo manejar la situación en el trabajo y cómo cuidar mi salud mental, pero ninguno me sirvió de mucho.Ella dijo... Dijo que Ashton tenía una duda razonable al plantearme que mis sentimientos para con él podían ser malinterpretados e incluso mezclados con lo fraternal o paternal. No es extraño que él se lo plantee así mismo, incluso, ella dice que es lo correcto de hacer.Salí de la sesión sintiéndome un poco mejor, pero aún tenía mucho en lo que p
Él no respondió.Le dije que lo amo y no dijo ni una palabra.De hecho, me dio un casto beso en los labios y me dejó ir.Mi desolación fue tal que, al irme, no dije nada. Me fui con las certezas desordenadas y al final del día, ya no tenía ningún pensamiento positivo al que aferrarme, absolutamente nada. Mi lado más pesimista dice que Ashton no siente lo mismo por mí, y es normal, porque ni yo sabía lo que sentía hasta hace cinco días atrás, pero ahora que lo sé, la sensación de rechazo se apoderó de mí.Mirarme al espejo provocaba un asco que sabía que no me correspondía. Mi terapeuta indagó sobre mis inseguridades y tenía razón al afirmar que mi cabeza era un espacio minado por bombas en cada paso que daba. Cualquier cosa hacía detonar mis traumas.Nuestro rollo en la oficina fue hace dos días y ni una palabra se pronuncio con respecto a lo que dije.Hoy, ambos estamos sentados lejos del otro —por obvias razones—, hablando de los distintos testigos o imputados que hay en la causa co
—¿Luna? ¿Estás ahí? —preguntó Mara un segundo antes de que lograra entrar a mi cuarto sin ser detectada.—¿Qué necesitas? —dije, esperando que me respondiera sin necesidad de entrar al cuarto desde donde ella me llamaba.No recibí respuesta.Ella y Ashton tienen cosas en común.Solté un bufido alto, esperando a que ella lo oyera. Abrí la puerta y la encontré acostada en la cama, con su celular en una mano y en la otra, acariciando su barriga.Ni siquiera se nota su embarazo.—Ven, siéntate, quiero hablar antes de que venga Ashton.—No estoy de humor, si necesitas algo, pídeselo a Ashton —me giré, volviendo sobre mis pasos, y cuando estuve a punto de cerrar la puerta detrás de mí, ella gritó.—¡Detente! —noté la ira en su grito y cuando miré de reojo su expresión, me di cuenta de que esto era grave— No tengo que hablar con Ashton, tengo que hablar contigo.Con un nudo en la garganta, tragué con fuerza, temiendo que haya descubierto nuestras indiscreciones. —¿Sobre qué?Palmeó un lugar
—Si sientes que esto es lo que tenías que hacer, te apoyo —Dijo Loretta brindándome té caliente mientras se acuesta a mí lado—. ¿Irás a la escuela hoy?Asentí con la cabeza y tome un sorbo. El líquido caliente bajando por mí garganta se sentía relajante, incluso hizo que momentáneamente no todo fuera tan malo.—¿Él no te buscará ahí? —Pregunta mirándome con atención. Loretta se veía preocupada por mí, pero no sabía cómo transmitirle tranquilidad, porque ni siquiera yo me sentía tranquila.—No lo sé, espero que no, de todos modos, falta solo un mes y medio para terminar la escuela.—¿Él no es el que pagaba la cuota mensual?—Sí... Sí, no pensé en ese factor la verdad, pero de todos modos, creo que puedo pagarlo... ¿Cuánto es...?—Veinte mil dólares por mes.—¡¿Qué?! —Veinte mil dólares —reiteró Loretta con un tono de preocupación en su voz.Sentí cómo mi corazón se aceleraba y un nudo se formaba en mi estómago. Veinte mil dólares mensuales era una suma astronómica, especialmente para