—El profesor Pombers va a anunciarlo a toda la clase, ya verán...
Margaret se movía como loca en su asiento, lucía nerviosa, el pie saltaba un compás ansioso y sus ojos salían de órbita.
Aún estaba en el umbral de la puerta de la clase, evaluando porque las chicas estaban reunidas tratando de apaciguar a Margaret.
Me acerque y cuando sus ojos me vieron, un brillo de esperanza se presentó en su rostro. —¡Luna! Escucha, yo sé que tú haces todo, por favor podrías prestarme tu.. .
—Ahora te entrego el trabajo de historia —Dije antes de que terminara de hablar. Ya supuse lo que quería.
*Narra Ashton*La vi sonreír al salir del salón.Tenía un color rojo oscuro brillante en el cabello y una sonrisa aún más resplandeciente.Verla feliz me dio un vuelco en el corazón... Desde la primera vez que la traje a casa, muchas cosas cambiaron. Pensamientos que no eran del todo positivos, se trasformaron en una especie de mezcolanza emocional donde no sé qué siento.Aún recuerdo lo que pensé ese día en el orfanato.Hay cosas que todavía se mantienen, pero otras... Han avanzado lo suficiente para hacerme dudar de cada paso que doy con ella.
Ashton estaba esperando y me sorprendió ver a sus dientes radiantes ocupando la mitad de su rostro con una sonrisa cuando me vio. Su extrema felicidad me contagio, por lo que le correspondí el gesto. Realmente me sentía contenta por cómo me veía, y no tengo recuerdo de haberme sentido bien conmigo misma nunca, ahora... Me siento una persona, otra vez, después de tanto tiempo dejándome abandonar en ese orfanato.— ¿Cómo me veo? —Le pregunte con más entusiasmo de la cuenta.Gastón venía detrás de mí y grito. — ¡Espectacular!Ashton no dijo una sola palabra, solo se limitó a seguir sonriendo y yo me reduje en dudas. ¿Y si en verdad me quedaba mal? Ashton probablemente no me dice nada porque cree que me queda espantoso, yo...Él se agachó lo suficiente para estar al nivel de mi rostro, luego apoyo levemente su cachete con el mío para poder hablarme al oído con un susurro devastador para mi sistema de defensa. —Estás preciosa Luna.Mi corazón empezó a bombear deprisa y mis temblorosas mano
—Corta la llamada —Su voz fue tan áspera y alta que mi confusión fue hasta los cielos. No lo expuse, no le dije que me dio trabajo y, aun así, luce furioso.Iba a retarlo, decirle que no iba a cortar el teléfono porque él me lo pidiera, pero noticias para mí, Ashton es mi jefe, y tengo que acatar sus órdenes si pretendo seguir trabajando aquí, así que lo hice, corte el teléfono aun escuchando los gritos de Mara diciendo que no me atreviera a hacerlo.No lo hice para obedecer, lo hice porque... Deseaba hablar con él, lo ansié todo el día, aunque fuera para pelear, no me importaba, mi cuerpo rugía por su atención.Su nariz arrugada y su feroz mirada se clavaron en mí como dos dagas, lo que le dio más contexto a lo que iba a decir: —¿Qué crees que haces?Ya casi no había nadie en la empresa, todos lo que se quedaban en la noche para seguir trabajando, estaban en el piso de abajo y permanecían aquí por su cuenta, sin horas extras incluidas, por eso asumo que Ashton se tomó la libertad de
—¿Dónde está Ashton? —pregunta Mara apenas entró por la puerta principal. Pude notar los nervios a flor de piel, su mandíbula está apretada, sus nudillos están blancos de tanta presión que hace con sus puños cerrados y era probable que en cualquier momento con esta crisis de nervios me arrojé algo a la cabeza.Cerré la puerta detrás de mí con recelo, temerosa de lo que me pudiera hacer cuando me volteara y le diera la espalda. —Ashton sigue en la oficina.Ya no pienso molestarme en encubrirlo ni mentir por él, me ha dejado claro que eso no es lo que quiere. No importa lo que haga, aun así nuestra relación siempre va a estar destinada al fracaso, ya que desde el comienzo nuestras interacciones estuvieran basadas en ilusiones y falsas promesas tapadas, por lo que en realidad eran acciones que me dejaban humillada, manipulada y débil ante otras personas.Me parece un dato pertinente el informarme qué casi todo el edificio — o asumo que parte del edificio— sabe acerca de mí, el abuso, y d
¿Recuerdan que dije que no volvería a soñar con Ashton?Bueno, he soñado con él cada maldita noche, variando escenarios y concluían en el mismo momento... En el que nuestros labios están a punto de sellarse. Pero, no importa cuánto me quiera aferrar a permanecer dormida para por fin lograr besarlo —al menos en sueños—, siempre me despierto sobresaltada, excitada y con mucho calor.Ayer fue el último día de Teresa. Hicieron una fiesta de despedida que no duro más de dos horas. Había pastel, gaseosas, adornos y un Ashton muy enojado al otro extremo de la habitación en donde estuviera yo.No sé cómo hacía para no mirarme y al mismo tiempo moverse al lado contrario de donde estaba, pero lo lograba.Debería estar enojada con él, de hecho, lo estoy, pero al mismo tiempo quiero que me note... Necesito al menos una mirada con desdén, molestia, lo que sea, pero me enloquece su falta de atención.Yo debería odiarlo, no viceversa. La semana pasada me trato horrible cuando trate de encubrirnos co
Ashton aparece por novena vez en el día recorriendo el trayecto que lo lleva desde su oficina hasta el ascensor y viceversa. Parecía molesto y nervioso cada una de las veces que paso a mi lado sin siquiera saludarme.Esta vez luce diferente, más seguro y autoritario como lo hace habitualmente, además de tener la vista fija en mí y claro, dignarse a hablarme. —Pon en el sistema este archivo y reenvíamelo por fax.Perfecto, sonrió y trato de no tomar en cuenta el hecho de que me ha ignorado todo el día e incluso no me ha saludado. Tome el archivo y asiento con la cabeza sin mediar palabra, aunque suponía que mi expresión no se veía genuinamente feliz.Cuando no respondí nada, él asintió, se acomodó el cabello hacia atrás y se dirigió de nuevo hacia su oficina. Sentí su tono hostil, lo cual hizo que chasqueara la lengua ofendida por su descaro.—¿Dijiste algo? —pregunta Ashton abriendo la puerta y sacando ligeramente la cabeza para que pudiera verlo.Negué mientras permanecía en silencio
Es media noche.Tengo más sueño del que puedo describir.Estoy acostada apoyada en el respaldo de la cama, con la notebook sobre mis muslos, un plato con pasta a medio comer y hojas con apuntes de la escuela en lugar de sabanas.Mañana a primera hora tengo que entregar un trabajo De Ciencias políticas para el cual no he hecho ningún maldito punto, ni siquiera un resumen decente. Literalmente estoy funcionando con cuatro horas del día coma más o menos. Todo esto podría haberse solucionado fácilmente si le diera uso el celular que está escondido en el placard junto con todas las cosas que Ashton intentó regalarme, ya que podría haber pedido ayuda a mis amigas para no tener qué estar leyendo, subrayando, resumiendo y transcribiendo datos sociales e históricos del maldito libro en la noche.Tengo los ojos irritados de leer todo el día, incluso diría que leo más en la oficina que en la escuela.Toc, toc, la puerta de mi habitación está siendo golpeada ligeramente mientras estoy en crisis.
Está afuera de mi habitación y son casi la una de la madrugada y no podía lidiar con él con mi cabeza tan poco clara. — ¿Qué quieres?—Quería comentarte un par de cosas, pero si no estás disponible, mañana...—Pasa —Le di permiso y me enderecé, iba a cachetearme la cara para estar más despierta momentáneamente pero Ashton ya está adentro de mi habitación... Borracho.Su voz sonaba igual de condescendiente que siempre, pero sus ojos rojos y su postura inestable, me daban a entender que está medio borracho.— ¿Tomaste mucho hoy? —Lo pinche divertida. Me crucé de brazos mientras veía que se ponía nervioso.—Yo no...— ¡Sí! ¡Esta súper ebrio! —Alexander, mi profesor, irrumpe en mi habitación, sosteniéndose del umbral. Él estaba como una cuba. Quede sorprendida y avergonzada por su abrupta entrada y mi desorden sobre la cama.Busco con la mirada ayuda de Ashton, pero él ya me está mirando pidiéndome perdón con una mueca. — ¿Estás haciendo el trabajo de mañana?Sigue hablando Alexander y ni