Narra Bruno.
—Consideras que tus palabras causan algún efecto en mí—, sonreí cuando la vi negar con la cabeza— que bien que lo tienes claro, porque todo debe girar a mi alrededor así me gusta y de ese modo será siempre.
—Creo que me equivoqué contigo Bruno, no eres un niño, eres un demonio cabrón que estás lleno de oscuridad la cual quieres desbordar sobre otros más débiles para sentirte grande.
Dejó de mostrarse molesta y estas son las conductas de ella que me confunden y no logro dilucidar.
—Entonces aceptas que me perteneces— ignore sus palabras y ella me sorprendió cuando se encogió de hombros y después acercó la cara un poco y susurr&oa
Narra Abigaíl.Salí armada con una tarjeta de crédito negra y sin bragas, la situación diera risa, sino fuera que lo que está involucrada es mi dignidad, pero no me da la gana de ser un títere de Bruno Lambert y debe aprender, así sea solo con algo insignificante para él; sin embargo, sé que me dará una victoria de alguna manera.Me dirigí al centro comercial cercano y entré a la boutique de lencería femenina que siempre quise entrar, pero no me atrevería porque sé que todo es absolutamente costoso aunque sean piezas muy lindas, mi primer arrebato fue reponer las bragas que él rompió como bestia salvaje, libidinosa y ardiente, bruto infeliz que me dejó con las ganas, mejor no sigo por ahí, porque me mantengo convencida que este juego termin&oacut
Narra Abigaíl.Disimule mi rabia a su prepotencia y sonreí, me bajo del escritorio y él se para con la arrogancia de un rey, lo miré una vez más por el día de hoy soltar su cinturón y bajar su pantalón junto a su bóxer, debo reconocer que ese falo rosado es lo más apetecible y erótico que he visto en mi vida, porque no acostumbro a ver ni siquiera películas eróticas, me arrodillé, tomé la vara con perversidad que no sé de dónde me sale, lamiendo la gota pre seminal lo miré, su cara linda y agradecida casi me hace sonreír, no pienso más, lo metí en mi boca hasta el fondo y chupé con fuerza pasando mis dientes por toda la extensión del largo y grueso falo en mi mano que también utilicé para volverlo loco.&
Narrador.Wilmer la miró un instante y Lara podría jurar que vio deseo en su mirada, pero apretó con fuerza el volante y miró de nuevo la carretera.—Lara, hemos trabajado de manera excelente, me caes bien y es normal que después de pasar juntos tantas horas…—Eh, para allí querido —Lara lo interrumpió—, no me vengas con un cuento de caballero andante, no estás interesado y punto.—Tengo novia, Lara y es algo serio y aunque reconozco que no soy un santo, sé que contigo no tendría un rollo de solo una noche.—Está bien, no he dicho nada acerca de la lujuria— entonces. Wilmer rió con iron&ia
Narrador.Mientras tanto en el antro Emiliano salía del servicio de caballeros, de regreso en la atestada pista de baile en seguida una chica frente a él comienza a mover las caderas al son de la música, Emiliano pone sus manos a cada lado de su cadera y está bailando, la otra chica con quien pensaba pasar la noche lo dejó abruptamente cuando recibió una llamada de su mamá o niñera, Emiliano no tenía ni idea y tampoco le importaba en lo más mínimo, se concentró en la nueva chica, la música cambió por algo más movido y se separaron ligeramente, en eso una mujer se acerca a la chica y le dice algo en el oído, Emiliano a pesar de la oscuridad y las luces parpadeantes, identifica a la chica, es Arantza, su nuevo infierno personal.Emiliano trata en vano de obtener la atenci&oa
Narrador.El alboroto en la empresa era un caos cuando Abigail llegó al vestíbulo notando las cámaras y las modelos que caminaban de un lado a otro mientras observaba a su jefe con el rostro totalmente rojo.«Oh Dios líbrame de este loco, seré feliz si al menos hoy no tengo que aguantar sus desafíos» pensó hastiada respecto a Bruno, y bastante molesta porque los mensajes y llamada de la noche anterior no salía de su mente como ese depravado la amenazó con Jeremías y aunque ciertamente es un hombre le enfureció que Bruno lo utilice para su macabro entretenimiento.Sabía que había llegado tarde como siempre, pero poco le importaba, había tenido una mala noche, por dos razones; la primera era por qué Rogelio la ha
Narrador omnisciente.A bruno no le agradó la respuesta de Abigaíl, pero ofendido calculó que ella es una masoquista que se deja pisotear por ese viejo sin gracia así que asintió diciendo antes de alejarse un “bien”, sin embargo, luego de dos pasos se detuvo y le ordenó a Rogelio.— Vaya a trabajar señor Cisneros que no le pago para perder el tiempo—, Rogelio apretó los puños sintiendo humillantes las palabras de Bruno y miró a Abigaíl con una sentencia clara en los ojos antes de marcharse hacia el ascensor.Por su parte, Bruno subió a su oficina y Abigaíl se cambió en medio del llanto, y después de llorar a mares fue a trabajar ignorando los intentos de Lara por dialogar con ella, pues no tenía á
NARRA BRUNO. El despertador suena provocándome migraña, ¡Dios!, no debí beber anoche, no acostumbro a beber seguido, pero esta situación me tiene desubicado entre lo que siente mi cuerpo y mi cabeza, trato de que se pongan de acuerdo con algo de alcohol, pero aún sigo confundido con respecto a la señora Abigaíl Cisneros, porque aunque la lógica me indique que ella es una aprovechadora que utilizó a Rogelio para obtener una mejor vida, creyendo que Rogelio era el jefe de una gran empresa; ahora me goza para beneficiarse del auténtico dueño que si la excita, no puedo dejar de ver lo obvio y aunque no esté completamente seguro de lo que planea Abigaíl sí sé que es ingenua y su culpa se ve auténtica, quizás solo soy un imbécil que está cayendo en las redes de la mujer y por eso este fin de semana procuraré sacarla de mi sistema, porque no puedo permitirme tener distracciones ahora que estoy tan cerca de obtener mi venganza y
Narra Bruno.— Se puede saber de qué muere el jefe de seguridad por ver— preguntó Abigaíl con una de su hermosa y definida ceja alzada.Emiliano me miró y sonrió malicioso a punto de darle una respuesta de las que solo él sabe crear, pero le dediqué una mirada de advertencia; sé que poco le agrada Abigaíl, literal a él no le agrada nadie y a mí por igual por esa y por más razones compartimos muchas cosas en común.—Por ver la cara de tu esposo cuando te plante un beso aquí delante de él— me causo risa en la manera tan rápida que soltó su equipaje y tapó sus labios.—No te atrevas&mda