Narrador Omnisciente.
Emiliano miró a Bruno con reproche porque notaba a través de su mirada lo que estaba a punto de hacer, pero por suerte él lo detuvo a tiempo entonces a Bruno no le quedó más que aguantarse el coraje y soportar la sonrisita estúpida de Rogelio cuando intentó darle un beso sobre los labios a Abigaíl.
— Te extrañé tanto amor mío— le dijo meloso, pero sin dejar de observar a Bruno tratando de percibir alguna molestia en su rostro y volvió a tratar de besar a Abigaíl, pero ella fue muy ágil y lo evadió de forma inteligente cosa que a Bruno no lo calmó de todos modos, pues imaginó que ella se limitaba porque él estaba presente, pero en cuanto él se alejara Abigaíl recibiría gustosa las caricias y besos del veje
Narra Abigaíl.Me sentí liberada, aunque no le grité ni la mitad de todas las cosas que le quería hacer saber, pero al menos estoy tomando la decisión correcta; me quiero recuperar a mí misma y todo lo que he perdido durante estos años a su lado. Este cambio brusco no se debía a todo lo que sucedió al lado de bruno, no, esto lo había decidido mucho antes de viajar, tomaría ese momento lejos de casa para poner claro mis propósitos y lo hice, quiero estar sola, sin nadie que quiera manipularme, tomar mis propias decisiones y que ningún hombre determine por mí, aproveché el ímpetu y continué.—Si no te gusta, te recomiendo que recojas y te largues definitivamente, ya que no pienso cambiar una decisión que ya está tomada, no soy una inmadura—,
Narrador Omnisciente.Lara miraba a su amiga sin poder creer que fuera cierto que estaba cenando y compartiendo un vino con ella, puesto que esa era una de las tantas cosas que quería hacer a su lado, pero Abigaíl siempre por miedo a Rogelio no le aceptaba ninguna de su invitación, incluso en la empresa para poder hablar tienen que esconderse para evitar ser vistas por el viejo sangrón.— Esta salida debe ser celebrada y plasmada en la historia, — dijo Lara de exagerada como de costumbre y Abigaíl levantó la vista de su plato, mientras sonreía, aunque por dentro su corazón estaba llorando desgarrado por él sin sabor que siente al sentir el desengaño y de cómo la vida que creyó tener no es más que una falsedad. — Vamos a tomarnos una selfie— Lara corrió a su lado
NARRA BRUNO.Me sentía ansioso y desesperado dentro de mi casa, de nada sirvió autoflagelarme con mi mano en nombre de Abigaíl como si fuera un crío necesitado, siento que no quepo en mi propio cuerpo y la necesidad de drenar esto que me abruma me invade, la sensación no es nueva, pero sin duda es la primera vez que la siento de esta manera. Me he sentido que el odio dentro de mí es tan grande que debe emerger motivado por el dolor que se transformó en furia y oscuridad que mataron mi alma, pero hoy me siento igual de desesperado porque quiero sentir de nuevo la risa y la felicidad que obtuve con Abigaíl; es algo inaudito y soy incapaz de reconocerlo ni siquiera en voz alta, pero el vacío que hoy siento no clama venganza, clama aceptación, entrega y risas de una mujer prohibida.Busqué en mi teléfono
Narrador.Mientras todos se enfocaban en liberar sus penas y culpas, Wilmer estaba enfrentando su realidad tras tener que ver a su novia Zulema después de tantos días que la ha evitado porque siente culpa al sentirse atraído por Lara y aunque no le ha sido infiel a Zulema siente que no es justo para ella que él ya no sienta lo mismo que hace tiempo cuando ella lo aceptó siendo un bandolero que no tenía ni para invitarla a un café.—¿Por qué siento que me evitas?, te llamo y siempre andas ocupado con asunto de la empresa— le dijo ella sonando triste mientras agarraba su mano a la vez que estaban sentados en el café que siempre iban a charlar.— No te evito, Zule, es que estoy muy ocupado, créeme— le respondió, pero no la pudo mirar
Narrador Omnisciente.Mientras tanto Abigaíl estaba parada afuera de su casa tratando de abrir la puerta con dificultad, pues estás dos amigas estaban tan ebrias que a Lara se le había perdido la puerta y a Abigaíl se le había perdido el orificio de la cerradura para insertar la llave, y Jeremías que venía llegando a casa, la encontró tratando de abrir la puerta.—Mami, ¿qué tienes? —preguntó Jeremías preocupado, ya que sospechaba cualquier cosa menos que Abigaíl pudiera estar borracha, aunque era lo obvio —¿acaso estás ebria?—Solo un poquitín así —respondió Abigaíl mostrando una mínima separación entre su dedo pulgar e índice—, mi niño Jerem&
Narrador omnisciente.Ese día para Abigaíl fue el más difícil de su vida, nunca había tenido que trabajar con una jaqueca como esa y con Bruno gritándole a más no poder porque andaba con un humor horrendo, todo gracias a los celos que le provocó ver a Rogelio besar a Abigaíl.Abigaíl se sentía furiosa cada vez que Sofía cruzaba por su lado meneando su feo y plástico trasero para ir a llevarle cualquier pedido que Bruno solicitara.—¡Qué infantil es ese mocoso! — bufó molesta en medio de sus pensamientos, luego observó el reloj notando que todavía faltaban dos horas y cuarenta minutos para irse de ese lugar que ya le estaba pareciendo sofocante por la actitud infantil de Bruno y la grotesca de esa mujerz
Narrador Omnisciente.Dentro del baño Abigaíl miró todas sus posibilidades, ya que ahora estaba a medio vestir con los senos al aire y para colmo, sin braga puesta.Tratando de no crear ruido porque creyó que Rogelio estaba aún en la oficina, caminó hasta el guardarropa y lo abrió mientras se ponía una mano en la boca, creyendo que de esa manera no haría ruido, vio varias chaquetas, todas costosas, típico de Bruno.Chasqueó la lengua antes de negar pensando que ponerse una no sería buena idea porque si llega junto con Rogelio a la casa no sabría cómo explicar que tiene esa chaqueta, luego pensó que era eso o salir desnuda así que cuando estaba a punto de tomarla escuchó como Bruno regresó al baño. Abiga&iac
NARRA ABIGAÍL.Me coloqué el vestido que me ajustaba de manera hermosa, tenía en la cintura un corte que permitía achicarla y se soltaba en las caderas, era corto y con mangas largas que me hacían ver más sexi y provocativa, mi cabello que no pude secar en la mañana estaba un desastre, conseguí un peine y lo recogí tirante en una cola de caballo, me miré en el espejo y sonreí porque me veo mejor que Sofía, aunque soy mayor y Sofía siempre anda mostrando sus grandes pechos. Salgo del baño con la actitud más profesional que puedo tener y me encuentro con la mirada lujuriosa de Bruno, esa que me mata y que sé que estará en mi memoria hasta el día de mi muerte.—Así que hoy tienes resaca —, manifestó Bruno recostándose de su c&oac