NARRA BRUNO.
Me sentía ansioso y desesperado dentro de mi casa, de nada sirvió autoflagelarme con mi mano en nombre de Abigaíl como si fuera un crío necesitado, siento que no quepo en mi propio cuerpo y la necesidad de drenar esto que me abruma me invade, la sensación no es nueva, pero sin duda es la primera vez que la siento de esta manera. Me he sentido que el odio dentro de mí es tan grande que debe emerger motivado por el dolor que se transformó en furia y oscuridad que mataron mi alma, pero hoy me siento igual de desesperado porque quiero sentir de nuevo la risa y la felicidad que obtuve con Abigaíl; es algo inaudito y soy incapaz de reconocerlo ni siquiera en voz alta, pero el vacío que hoy siento no clama venganza, clama aceptación, entrega y risas de una mujer prohibida.
Busqué en mi teléfono
Narrador.Mientras todos se enfocaban en liberar sus penas y culpas, Wilmer estaba enfrentando su realidad tras tener que ver a su novia Zulema después de tantos días que la ha evitado porque siente culpa al sentirse atraído por Lara y aunque no le ha sido infiel a Zulema siente que no es justo para ella que él ya no sienta lo mismo que hace tiempo cuando ella lo aceptó siendo un bandolero que no tenía ni para invitarla a un café.—¿Por qué siento que me evitas?, te llamo y siempre andas ocupado con asunto de la empresa— le dijo ella sonando triste mientras agarraba su mano a la vez que estaban sentados en el café que siempre iban a charlar.— No te evito, Zule, es que estoy muy ocupado, créeme— le respondió, pero no la pudo mirar
Narrador Omnisciente.Mientras tanto Abigaíl estaba parada afuera de su casa tratando de abrir la puerta con dificultad, pues estás dos amigas estaban tan ebrias que a Lara se le había perdido la puerta y a Abigaíl se le había perdido el orificio de la cerradura para insertar la llave, y Jeremías que venía llegando a casa, la encontró tratando de abrir la puerta.—Mami, ¿qué tienes? —preguntó Jeremías preocupado, ya que sospechaba cualquier cosa menos que Abigaíl pudiera estar borracha, aunque era lo obvio —¿acaso estás ebria?—Solo un poquitín así —respondió Abigaíl mostrando una mínima separación entre su dedo pulgar e índice—, mi niño Jerem&
Narrador omnisciente.Ese día para Abigaíl fue el más difícil de su vida, nunca había tenido que trabajar con una jaqueca como esa y con Bruno gritándole a más no poder porque andaba con un humor horrendo, todo gracias a los celos que le provocó ver a Rogelio besar a Abigaíl.Abigaíl se sentía furiosa cada vez que Sofía cruzaba por su lado meneando su feo y plástico trasero para ir a llevarle cualquier pedido que Bruno solicitara.—¡Qué infantil es ese mocoso! — bufó molesta en medio de sus pensamientos, luego observó el reloj notando que todavía faltaban dos horas y cuarenta minutos para irse de ese lugar que ya le estaba pareciendo sofocante por la actitud infantil de Bruno y la grotesca de esa mujerz
Narrador Omnisciente.Dentro del baño Abigaíl miró todas sus posibilidades, ya que ahora estaba a medio vestir con los senos al aire y para colmo, sin braga puesta.Tratando de no crear ruido porque creyó que Rogelio estaba aún en la oficina, caminó hasta el guardarropa y lo abrió mientras se ponía una mano en la boca, creyendo que de esa manera no haría ruido, vio varias chaquetas, todas costosas, típico de Bruno.Chasqueó la lengua antes de negar pensando que ponerse una no sería buena idea porque si llega junto con Rogelio a la casa no sabría cómo explicar que tiene esa chaqueta, luego pensó que era eso o salir desnuda así que cuando estaba a punto de tomarla escuchó como Bruno regresó al baño. Abiga&iac
NARRA ABIGAÍL.Me coloqué el vestido que me ajustaba de manera hermosa, tenía en la cintura un corte que permitía achicarla y se soltaba en las caderas, era corto y con mangas largas que me hacían ver más sexi y provocativa, mi cabello que no pude secar en la mañana estaba un desastre, conseguí un peine y lo recogí tirante en una cola de caballo, me miré en el espejo y sonreí porque me veo mejor que Sofía, aunque soy mayor y Sofía siempre anda mostrando sus grandes pechos. Salgo del baño con la actitud más profesional que puedo tener y me encuentro con la mirada lujuriosa de Bruno, esa que me mata y que sé que estará en mi memoria hasta el día de mi muerte.—Así que hoy tienes resaca —, manifestó Bruno recostándose de su c&oac
Narrador Omnisciente.Sofía sintió rabia cuando escuchaba al otro lado de la línea los susurros, en ese momento calculó que no se iría sin más de la empresa, tenía pensado descubrir de cualquier manera a Abigaíl, pero sus pensamientos pasaron a ser nada cuando Bruno volvió a decirle—, mañana debes encargarte de que el personal de conserjería mantenga todo impecable—, y Abigaíl sonrió perversa.—Pero Bruno…. yo soy tu asistente, ese trabajo es de una persona con un puesto inferior— recalcó Sofía oponiéndose a la orden dada por Bruno.— Aquí soy yo quien digo lo que deben mis empleados hacer y si no te gusta mi orden te largas y punto. Ah y te advierto que si vuelves a utilizar lo
NARRADOR OMNISCIENTE.Sábado en la mañana, era un día que raramente Bruno desayunaba en casa mientras Mónica, quien estaba en el recibidor, sonrió antes de hablar con un tono fuerte para que el la escuchara:—Nancy, me acompañarás al retiro empresarial el día de hoy, por supuesto fui invitada, — aunque sonó como una pregunta ella se lo ordenaba y la chica claramente lo sabía—, me gustaría que me acompañaras; estas actividades son para gente de la mitad de mi edad. — Luz, su hija, jaloneo la manga de su vestido para que dijera que ella también la acompañaría, pero para Mónica lo importante ahora era que Nancy estuviera cerca de Bruno porque entiende que él con la tentación al lado en cualquier momento caería redondito.
Narrador Omnisciente.Abigaíl estaba junto a Lara y le entregaron una banda roja, a Lara le dieron una verde y ella gritó emocionada, Wilmer le hizo un guiño, Abigaíl le hubiera gustado estar tan contenta como Lara con su capitán, pero por supuesto su amiga no iba a aceptar cambiar, los tres capitanes bellos juntos se reían y cuchicheaban, hasta que Emiliano vio a Arantza.—¿Qué hace aquí esa mocosa? —. En cuanto pregunto, Wilmer lo miró sorprendido.—Yo la invité, es tu hermana y se admite a la familia. —Dijo con normalidad, pues no le pareció que la presencia de la chica fuera un problema.—¿Esa chica es tu hermana? —. Preguntó Bruno viendo a la chica re&iacu