Capítulo 35: Algo estaba mal

Por la mañana, sentía la cabeza recostada en el pecho de Nicolás, quien me abrazaba con firmeza mientras yo hacía lo mismo. Me quedé mirándolo un instante, asombrada por cómo un hombre tan atractivo podía ser también despiadado, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para mantenerme a su lado.

Le acaricié la mejilla y él abrió los ojos. Me quedé en silencio, observando esos ojos que tenían dos tonalidades diferentes.

—¿Qué pasa? —rompió el silencio con voz rasposa.

—¿Son tus ojos realmente así? Cuando te conocí, los tenías marrones.

—Es un problema genético. Como te mencioné antes, mis padres son medios hermanos, y eso ocasiona estos inconvenientes.

—Son hermosos.

Descubrí que, mientras fuera amable con él, él también lo sería conmigo. Quizás solo necesitaba imitar su comportamiento.

A pesar de que lo odiaba profundamente.

—¿Todavía sientes dolor? —me preguntó mientras acomodaba mi cabello con ternura.

—Un poco. Tengo que cumplir con mis tareas en la universidad para no sentirme atr
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