—Narra Casius—Si hago todo lo posible por alargar nuestro encuentro íntimo, es porque quisiera que esto nunca acabara, porque todo lo que hago las veinticuatro horas del día es pensar en ella. Pienso en su sonrisa, en su cuerpo a mi disponibilidad total, en su forma de tratarme sin importar las diferencias que hay entre nosotros, en lo caliente que su interior cuando mi miembro esta dentro de ella, en como se retuerce de placer con cada una de mis caricias. Me hace soñar con ella todas las noches, lo único que más me importa es poder darle el mundo si me lo pide, en cumplir sus deseos que también se han vuelto míos.Mi mano experta ya está tan húmeda que gotea todo el jugo de su placer, aunque a este paso ya es una maravilla exquisita, finalmente se corre sobre mis dedos justo cuando ya no esperaba más de ella. Saco mi mano y me dedico a degustar visualmente como se retuerce sobre la cama y enarca su espalda haciendo a que mis dedos se claven más en su interior.—¡Aaaaaah!— Exclama e
—Narra Siria——Ahhh… Casius… ¡Dios! —Gimo, mientras sus estocadas comienzan a acelerarse gradualmente. No sé si sea por la hipersensibilidad producida por mi embarazo, pero en definitiva me siento en las nubes Casius no dice nada y su respiración se agita. Inconscientemente dejó caer mi cabeza hacia atrás y, cuando vuelvo a levantarla veo su rostro y noto que el solo quiere más, mucho más y no se detendrá hasta obtenerloDe a poco se entierra en mi con más intensidad, mientras mi palpitante femineidad húmeda se acopla a lo que nuevamente que está entrando, y el sudor de mi cuerpo comienza a calibrar la embestida, de adentro hacia afuera y entrando con un ritmo constante y ascendente, sin rodeos, sin ningún tipo de remordimiento.—¿Duele? ¿Qué sientes? —Pregunta jadeante, con su voz ronca y la mirada ensombrecida, por primera vez se da cuenta de lo que está ocurriendo dentro de mi y lo hace queriendo retroceder, pero mis piernas lo aprisionan. Por más que me esté sacudiendo el mundo,
—Narra Siria— Me he quedado dormida y de repente siento una sensación de caída interminable. Mi corazón late muy rápido mientras el miedo se apodera de mi. Ya había experimentado este sueño antes y sabía que Tenebris, mi auto declarado archienemigo, está detrás de todo esto. En medio de la profunda y oscura nada que me succiona al vacío, Tenebris aparece sobre mi, y me sujeta con fuerza por el cuello. Sus ojos oscuros y llenos de malicia me miran fijamente a mientras que ambos seguimos cayendo libremente al vacío. —Tenia que experimentar esto alguna vez contigo, he notado últimamente que te excitas cuando te ahorcan, Siria. Solo que esta vez no tendrás un final tan satisfactorio— Dice alzando la voz. Yo no hago más que luchar por poder respirar, sintiendo el agarre implacable de Tenebris que no se ablanda ni desaparece. —¡Suéltame, Maldito desgraciado!— Exijo a media voz —¿Por qué no tienes los cojones de enfrentarte con un hombre?— Farfullo exasperada. —Oh, pero sí los te
—Narra Casius— Logan, con una expresión seria y preocupada, se acerca lentamente a mi, tratando de calmar la tensión en el ambiente. —Lo siento, Casius— Susurra Logan en voz baja —No tenía intención de asustarte de esta manera, pero necesitaba hablar contigo urgentemente— Añade alzando sus manos en son de paz. Yo, todavía con la toalla alrededor de mis caderas como lo único que traigo puesto, inhalo profundamente para intentar recuperarme lentamente de la sorpresa. Miro fijamente a Logan, tratando de encontrar respuestas en sus ojos. Lo único que percibo en el no es más que ansiedad y desesperación. —¿Qué está pasando, Logan?— Pregunto a media voz, haciendo mi mayor esfuerzo por no sonar alarmado —¿Qué haces aquí? La última vez que te vi, fue antes de que murieran mis padres y para entonces eras un beta común, te fuiste cuando más te necesité sin decir nada. Y ahora regresas de esta forma, ¿Cómo es que ahora eres un demonio lobo? Logan suspira profundamente antes de responder, mie
—Narra Siria— Mientras Tenebris se encuentra de rodillas aún adolorido por el golpe en sus testículos, tomo la delantera e instintivamente me le acerco y maniobrando le doy una patada en la cabeza, dejándolo noqueado. —¡Esa es mi chica!— Canturrea Sara corriendo hacia mi junto a Solaria y la que supongo es Siria. —Están aquí— Afirmo con lágrimas en los ojos. Finalmente rompo en llanto siendo víctima del pánico que sentía al estar aquí sola con Tenebris, pensé que Moriría. —Rápido, hay que irnos antes de que despierte— Dice Solaria en tono alarmante. De inmediato todas corrimos fuera del lugar en dirección a un bosque oscuro y tenebroso, mientras corro miro a mi alrededor y no reconozco el lugar en lo absoluto, este no es el bosque de Bellatore, ni siquiera es un bosque conocido para mí. —¿Dónde estamos?— Pregunto ahogada sin dejar de correr. —Estamos en el Bardo. No hay tiempo para explicarlo ahora, Siria. Solo corre— Espeta Solaria. Continuamos corriendo hasta llegar
—Narra Morgana— Al salir del despacho de Casius, ya Lucas estaba esperándome afuera de este, le hago una señal con la cabeza para que me siga y ambos vamos directo a las escaleras, subimos y justo antes de entrar a la habitación de Siria, me tengo y le digo. —Por favor, espérame aquí afuera un momento. Ya es bastante con que Casius sepa del diario mágico. No puedo dejar que nadie más sepa dónde Siria lo esconde— Declaro en tono serio. Lucas al instante frunce el ceño desconcertado por mi declaración, pero luego una mueca de obviedad de mi parte, el asiente y se hace a un lado para dejarme pasar. Cierro la puerta detrás de mi y luego corro hasta el vestidor, luego corro todos los vestidos colgados en uno de los compartimentos y allí está la caja que contiene el Diario. La abro y lo tomo, pero al sujetarle este sorprendentemente estaba hirviendo como si lo hubiera sacado de una fogata, instintivamente lo suelto y está cae al suelo. No sé lo que sucede, pero algo no anda bien. Miro a m
—Narra Siria— —¿Cómo supiste que yo soy la Siria correcta?— Pregunto sorprendida pero cautivada por su acción. —Si muero y vuelvo a nacer, seguiría reconociendo al amor de mi vida a kilómetros de distancia— Responde sin dejar de apretarme contra su cuerpo. —Gracias al cielo que ellas estaban allí para rescatarme, temía nunca salir y volver a verte. Creí que moriría— Confieso dejando salir las lágrimas que inundaban mis ojos. —¿Ese desgraciado te hizo algo?— Interroga apartándose de mi cuerpo para luego examinarme con la mirada de pies a cabeza en busca de alguna herida. —Fuera de que peleamos el uno contra el otro, él…— Dudo un momento en decirle lo que Tenebris estaba a punto hacerme antes de que las chicas llegaran, no quiero preocuparlo o hacerlo enojar, pero tampoco quiero mentirle. —Dime que te hizo— Exige acunando mi rostro con sus manos. —El me propuso que me fuera con el, entre otras cosas que prefiero no recordar. Quería que te dejara y luego me besó y lamió el c
—¿Por qué no me dijiste nada de esto antes?— Pregunto perpleja. —Cuando llegué aquí Lucas estaba igual que Magnussen y si el lo hubiera sabido en ese momento, todo habría empeorado— Musita mi madre negando con la cabeza. —¿Y por eso preferías que Lucas muriera?— Inquiero estupefacta. —Cariño, yo vi con mis propios ojos lo que es capaz de hacer una marioneta de Tenebris. Tú también lo viste. Lucas no era el mismo y cuando pasó lo de Magnussen no sabía que la maldición era rompible— Responde en tono de súplica, como si rogara por mi perdón. —¿Y cómo demonios estás tan segura de que Magnussen no hizo todo lo que hizo por voluntad de Tenebris?— Pregunto analizando cada detalle de su confesión, sumado a los daños que ocasionó Magnussen. —No tenía forma de saberlo hija. ¿Crees que sería capaz de haberlo matado de haber sabido que existía una manera de salvarlo? ¡No lo sabía!— Farfulla mi madre alterada. —¿Cómo esperas que te crea ahora que puedo ver todo el panorama? ¿Cómo sé que