CAPÍTULO 6
PERFUME DE OTRA MUJER
Para Milenka, la mañana fue un vaivén de emociones, entre la tranquilidad y la euforia. Era la primera vez en toda su vida que dormía hasta media mañana, en el convento siempre a las seis de la mañana ya estaba lista para la primera misa del día.
En cualquier momento tendría que volver a la escuela, Itzam lo había dejado claro; pero mientras llegaba ese día, ella estaba decidida a disfrutar del ocio al máximo.
La euforia se hacía presente cada vez que caía en cuenta de dónde se encontraba y con quién, el hombre con el que había soñado desde que tenía 13 años, por el que suspiraba y estaba convencida de que era el amor de su vida, futuro esposo y padre de sus hijos. No podía con tanta felicidad.
Aprovechó que Itzam no estaba
Un par de horas más tarde, la ardua y tortuosa espera de Milenka llegó a su fin. Itzam cruzó por la puerta irradiando masculinidad, una presencia que le hizo latir el corazón al instante.— ¿Qué haces aquí? — creyó que, siendo tan tarde, encontraría dormida. Se había quedado más tiempo en la oficina para evitar verla cuando llegara.— Te estaba esperando — respondió Milenka con voz tenue, controlando sus ganas de gritar y exigir una explicación sobre su futura hija.— ¿Para qué? — Itzam la observó. Ya no era la chiquilla desgraciada y llena de mocos que había visto la noche anterior. La que tenía frente a él lucía más fresca, con el cabello suelto y acomodado perfectamente sobre sus hombros. La palidez de su rostro había sido reemplazada por unas mejillas sonrojadas, una mirada brillante y unos labios pequeños de color cereza.«Es bonita» lo traicionó su pensamiento.— ¿Es mi ropa? — alegó para distraer su mente de aquel desliz.— Mmm… si… quería tomar un baño y me incomodaba usar l
— Cham, cham, cham — llamaba Milenka con insistencia a la puerta de Itzam — ¿Ya despertaste? Es hora de irnos.Milenka, que estaba pegada a la puerta, por poco se va de boca cuando esta se abrió de golpe. Un adormilado y malhumorado Itzam apareció tras ella.— Son las siete de la mañana — señaló con evidente molestia.— Al que madruga, Dios lo ayuda — respondió ella con una sonrisa extendida por todo su rostro.— A ti no te va a ayudar — respondió él amenazante.— Assh, se nos va a hacer tarde, ni siquiera te has bañado.— Ni siquiera estaba despierto. Y de hecho, pienso volver a dormir. Las tiendas abren hasta las nueve…— Podemos ir a desayunar antes — sugirió ella.— Bien, ve y espérame abajo — La pobre chica ni siquiera sospech&oacu
La atmósfera cargada de tensión era palpable dentro del vehículo en el que Milenka e Itzam viajaban hasta el cementerio donde descansaban los restos de su padre. Al joven Balcab solo le faltaba entonar el himno nacional chino para poder bloquear de su mente todos aquellos pensamientos impropios que aparecieron en su cabeza cuando Milenka lo obligó a elegir entre distintos conjuntos diminutos de ropa interior. A pesar de luchar consigo mismo, no logró evitar imaginarse cómo se vería con ellos puestos y, lo que era peor, cómo se vería sin ellos, recostada sobre su cama mirándolo con esos ojos inocentes y sus mejillas sonrojadas.— Maldita sea, Itzam, eres un enfermo. Es solo una chiquilla. ¡Por Dios! ¡Y si se trata de tu hermana? ¡Gracias a Dios que no lo es!—dijo una voz perversa dentro de él.Cerró los ojos y suspiró pesad
— ¡Cham!, llaman a la puerta — Milenka se encontraba mirando televisión. Al llegar al departamento, Itzam se encerró en su habitación a descansar y ella, para no aburrirse, optó por ver una película mientras disfrutaba de un tazón lleno de helado. — ¡Cham! — lo llamó de nuevo, pero nada.Se acercó hasta la habitación del joven y pegó la oreja a la puerta, no logró escuchar nada.«Tal vez se durmió. Ay, no. Tendré que abrir yo. No se supone que nadie debe verme. Seguramente se está haciendo el dormido para que yo abra. Quiere ser mi tutor para que yo haga de mayordomo. Lo que le faltaba» alegaba mentalmente mientras bajaba las escaleras para abrir la puerta.— ¡Voy, voy! — gritó antes de abrir.— ¡Oh! — exclamó Noah al verla.— ¡Ho
— ¿Por qué tardan tanto? — se preguntaba Milenka mientras iba de un lado a otro afuera del estudio de Itzam. Este se encontraba dentro con Rigo.Estaba segura de que hablaban sobre la escuela a la que la enviarían. Llevaba una semana sin hacer nada, encerrada en el departamento. No había vuelto a salir desde el día que Itzam la llevó al cementerio, y aunque ella no desistió en tratar de convencerlo para que la llevara a conocer la ciudad, él no cedió.Esperaba poder pasar más tiempo junto a él y retrasar su partida, sin embargo, tenía que admitir que se estaba muriendo de aburrimiento.«Bien decían las monjas, la ociosidad es la madre de todos los vicios», recordó, pues ahora era adicta a Netflix y al helado.—Te diste por vencido muy rápido, Rigo — le reclamaba Itzam. El abogado le acababa de informar
CAPÍTULO 12OLVIDADA—Estarás bien, tranquila — la animó Rigo al verla jugar nerviosa con sus dedos.— No puedo evitarlo — parecía a punto de sufrir un ataque de pánico — ¿Y si no les caigo bien? Yo no sé cómo convivir con chicos. Seguramente harán preguntas sobre mi familia.— Oye, no tienes de qué preocuparte. Lo repasamos muchas veces. Eres mi sobrina lejana, Milenka Sorni — desde ese día, Milenka usaría el apellido de Rigo, así no llamaría la atención sobre su origen — Vienes de un internado de monjas, eso es verdad.— Todos sabrán que soy huérfana y será como en el convento — alegó con tristeza.— No, no será como en el convento. No tienes por qué darles explicaciones — al notar el estado ansioso de Milenka, Rigo decidió llamar a Itzam. Sabía lo mucho que la joven deseaba que él la acompañara en su primer día a la escuela, sin embargo, el joven Balcab se rehusó rotundamente. No quería llamar la atención como el tutor de Milenka.— Por favor, lo necesita. Está muy intranquila — di
CAPÍTULO 13CUANDO UNA MUJER GUARDA SILENCIO, ES PELIGROSO— Itzam, maldito bastardo, hasta que te dejas ver — lo saludó uno de sus amigos al verlo llegar al bar.— Cierra la boca, Eliot. Soy un hombre con responsabilidades, no como tú que solo te gastas la fortuna de tu familia — se mofó Itzam.— Un idiota, eso es lo que eres. Ven aquí, maldito — Eliot envolvió a Itzam en un fuerte abrazo, era uno de sus amigos más cercanos.— Esto se pone mejor. Lili y Amelia llegarán en un momento — anunció Noah, dedicando una mirada de complicidad a Itzam. — Amigo, tu momento ha llegado.— ¡Pidamos otra botella! — animó Eliot — ¡Nos embriagaremos hasta morir! — chilló eufórico.— Estás loco, tengo una reunión
CAPÍTULO 14ES TODO UN HOMBREPor la mañana, Milenka lamentó haber llorado toda la noche. Tenía los ojos hinchados y no tenía nada con qué disimularlo: ni gafas, ni maquillaje. Optó por dejarse el pelo suelto para cubrir un poco su rostro. Al verse al espejo, se dio cuenta de que no le serviría de mucho, pero era su única opción.Tenía tiempo suficiente para llegar a la escuela, así que se apresuró a tomar sus cosas y dio sus rezos habituales de la mañana. «Hoy será un gran día», se animó a sí misma, y salió de la habitación con la intención de tomar algo rápido de comer. «Una manzana para el camino bastará».Se detuvo en seco al encontrarse con Itzam en la cocina. Este se encontraba bebiendo una taza de café mientras r