— ¡Cham!, llaman a la puerta — Milenka se encontraba mirando televisión. Al llegar al departamento, Itzam se encerró en su habitación a descansar y ella, para no aburrirse, optó por ver una película mientras disfrutaba de un tazón lleno de helado. — ¡Cham! — lo llamó de nuevo, pero nada.
Se acercó hasta la habitación del joven y pegó la oreja a la puerta, no logró escuchar nada.
«Tal vez se durmió. Ay, no. Tendré que abrir yo. No se supone que nadie debe verme. Seguramente se está haciendo el dormido para que yo abra. Quiere ser mi tutor para que yo haga de mayordomo. Lo que le faltaba» alegaba mentalmente mientras bajaba las escaleras para abrir la puerta.
— ¡Voy, voy! — gritó antes de abrir.
— ¡Oh! — exclamó Noah al verla.
— ¡Ho
— ¿Por qué tardan tanto? — se preguntaba Milenka mientras iba de un lado a otro afuera del estudio de Itzam. Este se encontraba dentro con Rigo.Estaba segura de que hablaban sobre la escuela a la que la enviarían. Llevaba una semana sin hacer nada, encerrada en el departamento. No había vuelto a salir desde el día que Itzam la llevó al cementerio, y aunque ella no desistió en tratar de convencerlo para que la llevara a conocer la ciudad, él no cedió.Esperaba poder pasar más tiempo junto a él y retrasar su partida, sin embargo, tenía que admitir que se estaba muriendo de aburrimiento.«Bien decían las monjas, la ociosidad es la madre de todos los vicios», recordó, pues ahora era adicta a Netflix y al helado.—Te diste por vencido muy rápido, Rigo — le reclamaba Itzam. El abogado le acababa de informar
CAPÍTULO 12OLVIDADA—Estarás bien, tranquila — la animó Rigo al verla jugar nerviosa con sus dedos.— No puedo evitarlo — parecía a punto de sufrir un ataque de pánico — ¿Y si no les caigo bien? Yo no sé cómo convivir con chicos. Seguramente harán preguntas sobre mi familia.— Oye, no tienes de qué preocuparte. Lo repasamos muchas veces. Eres mi sobrina lejana, Milenka Sorni — desde ese día, Milenka usaría el apellido de Rigo, así no llamaría la atención sobre su origen — Vienes de un internado de monjas, eso es verdad.— Todos sabrán que soy huérfana y será como en el convento — alegó con tristeza.— No, no será como en el convento. No tienes por qué darles explicaciones — al notar el estado ansioso de Milenka, Rigo decidió llamar a Itzam. Sabía lo mucho que la joven deseaba que él la acompañara en su primer día a la escuela, sin embargo, el joven Balcab se rehusó rotundamente. No quería llamar la atención como el tutor de Milenka.— Por favor, lo necesita. Está muy intranquila — di
CAPÍTULO 13CUANDO UNA MUJER GUARDA SILENCIO, ES PELIGROSO— Itzam, maldito bastardo, hasta que te dejas ver — lo saludó uno de sus amigos al verlo llegar al bar.— Cierra la boca, Eliot. Soy un hombre con responsabilidades, no como tú que solo te gastas la fortuna de tu familia — se mofó Itzam.— Un idiota, eso es lo que eres. Ven aquí, maldito — Eliot envolvió a Itzam en un fuerte abrazo, era uno de sus amigos más cercanos.— Esto se pone mejor. Lili y Amelia llegarán en un momento — anunció Noah, dedicando una mirada de complicidad a Itzam. — Amigo, tu momento ha llegado.— ¡Pidamos otra botella! — animó Eliot — ¡Nos embriagaremos hasta morir! — chilló eufórico.— Estás loco, tengo una reunión
CAPÍTULO 14ES TODO UN HOMBREPor la mañana, Milenka lamentó haber llorado toda la noche. Tenía los ojos hinchados y no tenía nada con qué disimularlo: ni gafas, ni maquillaje. Optó por dejarse el pelo suelto para cubrir un poco su rostro. Al verse al espejo, se dio cuenta de que no le serviría de mucho, pero era su única opción.Tenía tiempo suficiente para llegar a la escuela, así que se apresuró a tomar sus cosas y dio sus rezos habituales de la mañana. «Hoy será un gran día», se animó a sí misma, y salió de la habitación con la intención de tomar algo rápido de comer. «Una manzana para el camino bastará».Se detuvo en seco al encontrarse con Itzam en la cocina. Este se encontraba bebiendo una taza de café mientras r
— Itzam, maldito bastardo, hasta que te dejas ver — lo saludó uno de sus amigos al verlo llegar al bar. — Cierra la boca, Eliot. Soy un hombre con responsabilidades, no como tú que solo te gastas la fortuna de tu familia — se mofó Itzam. — Un idiota, eso es lo que eres. Ven aquí, maldito — Eliot envolvió a Itzam en un fuerte abrazo, era uno de sus amigos más cercanos. — Esto se pone mejor. Lili y Amelia llegarán en un momento — anunció Noah, dedicando una mirada de complicidad a Itzam. — Amigo, tu momento ha llegado. — ¡Pidamos otra botella! — animó Eliot — ¡Nos embriagaremos hasta morir! — chilló eufórico. — Estás loco, tengo una reunión mañana temprano — alegó Itzam — Solo tomaré un par de tragos y le dedicaré un poco de tiempo a Amelia — sonrió con picardía. — Eres un aguafiestas. Creí que ahora que Milenka fue a la escuela, tendrías más tiempo libre... — ¡Mierda! — Itzam se golpeó en la frente con la mano. Acababa de recordar que tenía que recoger a Milenka de la escuela hac
Por la mañana, Milenka lamentó haber llorado toda la noche. Tenía los ojos hinchados y no tenía nada con qué disimularlo: ni gafas, ni maquillaje. Optó por dejarse el pelo suelto para cubrir un poco su rostro. Al verse al espejo, se dio cuenta de que no le serviría de mucho, pero era su única opción. Tenía tiempo suficiente para llegar a la escuela, así que se apresuró a tomar sus cosas y dio sus rezos habituales de la mañana. «Hoy será un gran día», se animó a sí misma, y salió de la habitación con la intención de tomar algo rápido de comer. «Una manzana para el camino bastará». Se detuvo en seco al encontrarse con Itzam en la cocina. Este se encontraba bebiendo una taza de café mientras revisaba algo en su tablet. Estaba pulcramente vestido con un traje sastre negro, camisa del mismo color y sin corbata, con los primeros botones desabrochados, dejando ver parte de la blanquecina piel de su pecho. A Milenka casi le da un infarto al verlo. Sus sentimientos por él la traicionaron y,
— No la toques — La oscura mirada de Itzam atravesaba a Samuel Doecchi mientras lo sujetaba por el brazo con más fuerza de la necesaria.— Cham, ¿qué haces aquí? — Fue una grata sorpresa para Milenka que él fuera a recogerla. Eso significaba mucho para la joven. Sin embargo, al verlo con la mandíbula tensa y mirando a su compañero de asiento como si deseara partirlo en dos, se asustó.— Sube al auto, yo me encargo — afirmó Itzam, afianzando su agarre en Samuel.« ¿Yo me encargo? ¿Es un tipo de código machista?» pensó.— Puedes soltarlo, es mi compañero de clase — Milenka lo tomó del brazo, intentando deshacer su agarre sobre Samuel.&md
— Mi hermoso bebé, hasta que te dignas a visitarme — la madre de Itzam lo tomó por las mejillas y comenzó a besarle todo el rostro.— Mamá, por favor, ya no soy un bebé, ¿quieres controlarte? — la reprendió su hijo.— Siempre serás mi pequeñito — Itzam rodó los ojos — ¿Qué es eso que ha sido más importante que yo, como para que me dejes abandonada? — reclamó su madre.— Tenía que poner todo en orden en la empresa — respondió él con serenidad.— Tu padre era un hombre ordenado — replicó ella.— No digo que no lo fuera, aun así, no deja de ser un golpe que genera desequilibrio, madre — explicó él con calma.— Primero es la familia, querido; tu padre lo tenía muy claro y espero que tú