¿Creen que Samir logre escapar de las garras de la loca? ¿Cómo la estará pasando Jenifer en la cárcel?
Jennifer Soleimani. Esto y temblando de frio cuando entra una mujer policía con una traje naranja doblado en las manos y unos tenis sin agujetas. —Vístete.— Ordena —¿A dónde?— Cuestiono esperando que me lleve a un lugar mas privado para cambiarme. —Ahora, y rápido no tengo tiempo para perderlo contigo.— Me responde, me cambio muy incómoda delante de ella, doy gracias a Dios por los zapatos sentía que los pies se me estaban congelando. —Camina, vamos a tu nuevo hogar, hasta que el juez te condene y seas trasladada a la máxima.— Me Dice empujándome. —¿Porque crees que me van a condenar?—Cuestiono entre dientes, todo esto es tan injusto, ni siquiera he podido lidiar con el duelo de Samir. —Eres una m*****a, no solo asesinaste a tu esposo te metiste con los nuestros, si pudiera te mato con mis propias manos.— Me dice y me empuja con tanta fuerza que caigo de rodillas en el suelo. —Te vas a arrepentir de lo que me estás haciendo.— Le digo con lagrimas en los ojos. —¿Me está amenaza
Jennifer Soleimani— El comandante de la policía nacional, sube a la patrulla para mi traslado a la prisión de máxima seguridad. ¡No puedo creer el descaro de este hombre que pretende seguir atormentándome con la muerte de su mujer! con la que yo no tuve absolutamente nada que ver. —Estará contento, me envió a la prisión de por vida.— Le digo entre dientes viéndolo desde atrás. —Ningún castigo es suficiente para lo quien hiciste.— Me responde, pero sonríe creyendo que cumplió con su venganza. —¡Congelaron mis bienes para que mi familia ni siquiera pudiera pagar a mi abogado!— Chillo. —Igual lograron contratar uno, el mejor de la cuidad.— Se burla él, ya que Marco lo pago, pero el tipo no movió un dedo para ayudarme, parecía que todos estaban en mi contra, ya que lo que supuestamente hice es abominable. —Y alguien le pago par a que no hiciera nada.— Le respondo entre dientes con las manos hechas puño. —No digas estupideces.— Responde el, si el vino con la intensión de atormentarm
Lewis Nortón Comandante de la policía Nacional Mientras mis subalternos disparan contra los matones contratados por esa mujer ella intenta escapar en su auto, no puedo dejarla ir, ella es la verdadera asesina de mi mujer. Manejo a toda velocidad tras ella disparándole a la llantas del auto, hasta que logro mi objetivo, no puedo con la culpa está claro que la mujer con la que me ensañe todos estos días es inocente. Mi conciencia no me va a dejar dormir en mucho tiempo, estoy temblando cuando la mujer finalmente detiene el auto y sale con las manos en alto. —Le daré el dinero que quiera si nos deja ir, solo estamos usted y yo.— Me dice como si el dinero fuese a devolverme a Luna y a mi hijo. Me acerco a ella, sin bajar mi arma –De cuanto estamos hablando.— Le pregunto solo para que se confiara y no haga nada estúpido. —¿Qué le parecen diez millones?— Pregunta ella con una sonrisa creyéndose ganadora. —Me parece que es mucho dinero.—Suelto, ella sonríe e intenta estrechar mi mano,
Lewis Nortón Comandante de la policía Nacional —Señor acaban de llamar de la prisión de máxima seguridad la señora Jennifer fue apuñalada apenas llego a la prisión, el juez ordeno que la trasladaran a una clínica, para tratar de salvarla, ya que se le informo de que encontramos a la verdadera culpable.— me dice mi mano derecha. Veo tras un espejo como relata todo el secuestro el señor Soleimani y no tiene idea de todo lo que ha pasado su esposa en parte por mi negligencia, aproveche mi posición de poder para tomar venganza y nadie interfirió, creyendo que la señora Jennifer merecía pasar por lo que estaba pasando, que estaba pagando el precio de su ambición. Cuando Samir sale, sonríe feliz de que al fin terminó su pesadilla—Gracias por todo comandante, si no fuese por usted, quien sabe que haría esa mujer conmigo, voy a mi casa, mi familia debe estar muy preocupados por mi.— Agradece. —No tengo los cojones necesarios para verlo a la cara y confesar lo que hice pero trato de explic
Jennifer Soleimani Trato de hacer oídos sordos a todos los insultos que me gritan cuando me llevan a mi celda en la prisión de máxima seguridad. Tengo miedo, dicen que las prisioneras son muy peligrosas, pero sé que como yo hay mujeres inocentes en este lugar. —Bienvenida a tu nuevo hogar.— Me dice el guardia de seguridad y me empuja adentro de la celda, es un lugar de dos metros por dos con un sanitario y una cama de cemento sin sabanas ni almohada. Me siento en la cama, y después de un par de horas una mujer se para delante de la reja, tiene el cabello rapado y tatuajes en el cuello, se ve muy intimidante. —¿Te crees muy fuerte porque mataste a una mujer indefensa en la cárcel?— Me pregunta y yo me pongo de pie, harta de que me acusen de cosas que no hice, si la tuve que matar, ¡pero lo que nadie divulga es que fue en defensa propia! —No voy a discutir contigo, tú no sabes quién soy yo.— le respondo seria y me acuesto en la cama. —Tu tampoco pareces saber que la que manda aquí
Jennifer Soleimani A pesar que me siento bien, no me dan de alta en la clínica hasta un mes después, me atienden como una reina y no puedo levantarme por nada del mundo hasta que no haya ningún riesgo de perder a nuestro bebe. Fue algo increíble tener a mi esposo frente a mí, ¡Vivo!, es la felicidad más grande que he tenido en mi vida, tengo la certeza de que no voy a perder a nuestro bebe, porque el paso por muchas cosas y se aferro a la vida como un guerrero. Mi familia está conmigo en todo momento y además recibo un ramo de flores muy especial entre tantos presentes…Simplemente dice “lo siento”, y se perfectamente de quien es. Yo sé que no debo guardar rencor en mi corazón, pero no puedo evitarlo, si él hubiese investigado un poco yo no estaría acá, ni siquiera habríamos pasado por toda esta pesadilla que pasamos. Cuando salgo de la clínica, mis amigos y familia están afuera con regalos y globos, Oliver en brazos de su padre, recibo abrazos de todos, la vida da tantas vueltas p
Jennifer Soleimani Cuando Oliver despierta y ve a los caballos literalmente se vuelve loco de la emoción—¡Papá un caballo!— Señala emocionado sin ver nada más. —¿Te gustan los caballos? ¿Te gustaría subir a uno?— Le pregunta Carlos. —Sí, si, ¿Mamá puedo subir al caballo?— Cuestiona Oliver con los ojos brillantes de la emoción. —No lo sé.— Respondo con dudas, yo les tengo miedo. —Seguro que podremos darte un paseo más tarde, pero primero ¿quieres comer algo?— Le pregunta a mi hijo. —No tengo hambre.— Responde Oliver haciéndome reír, son las diez de la mañana y no hemos desayunado, claro que tiene hambre, pero al ver los caballos se le olvido todo. —Primero comemos si.— Ordeno, tomándolo de la mano, no puedo cargarlo por orden del médico. —Pasen están en su casa.— Dice la mujer amablemente haciéndonos entrar a su casa, el comedor es enorme y las sillas son de cuero. —Gracias.— Respondo. —Enseguida les traemos la comida.— Dice la mujer apresurándose a la cocina, nosotros quedamo
Jennifer Soleimani Pasan los meses y mi barriga crece tanto que me siento, una bola con patas, me miro al espejo y siento que todo me queda mal. Me siento muy frustrada, ¡me siento fea! Siento que nada me queda bien, me cambio de vestido como diez veces hasta que me doy por vencida y me acuesto frustrada en la cama y con ganas de llorar. Me pondo un vestido azul celeste que resalta el color de mis ojos, es lo único rescatable que queda de mi aspecto físico general. No dejo que Samir me vea desnuda porque me da mucha vergüenza mi cuerpo, no tuve este tipo de sentimientos con el embarazo de Oliver, ya que Samir no estaba cerca. Mi embarazo es de alto riesgo por lo que no puedo complacer a mi esposo en la cama y además siento vergüenza de cómo me veo. Confió plenamente en el, pero tengo miedo de que se termine aburriendo de mi, que se dé cuenta que no soy tan especial como él cree. Tengo la casa llena de invitados para la revelación del sexo de mi hijo, la única que sabe si es ni