― ¿Qué esperas, Mark? ¡Entra de una vez! ―Escuché el grito de Jonny, que estaba en su flotador con forma de ballena, a pocos metros de la orilla donde yo me encontraba.
―En un rato― Le grité vuelta desde la arena, viendo en ese momento salir a Olivia del agua.
―Eso dijiste una hora atrás― Apuntó ella sentándose a mi lado y escurriendo su cabello.
―Es que no me provoca― Respondí viendo hacia otro lado para evitar admirar cómo le caían las gotas por todo su cuerpo.
Esa mañana, cuando había abierto los ojos y encontrado a Livie entre mis brazos, mi júbilo fue tal, que no me moví por miedo a que ella se despertara, cosa que sucedió una hora después gracias a mi cuñado menor que gritó que era tarde y teníamos que irnos en ese mismo instante.
―Dime la verdad, Marky―Me pidió Livie trayéndome de vuelta al
― ¿Te encuentras bien? ―Preguntó preocupada.―Sí, sí, muy bien...―Jadeé apoyándome contra la puerta del auto.―No es por meterte prisas, pero... En cinco minutos debemos entrar y...―Lo sé, Livie―la interrumpí separándome de la puerta y tomándola de la mano para caminar hacia la entrada del instituto.Tal vez estaba preocupado por nada, capaz y nadie se fijaba que íbamos tomados de la mano, y tal vez, tampoco notarían sudor corriendo por mi rostro. Tal vez preguntaran si en algún momento llovió y no por nuestras manos enlazadas.―Aww... ¡Miren! Son los mejores amigos agarrados de manos ―ironizó Cindy nada más vernos llegar.Olivia apretó mi mano antes de reírse.―No es mi amigo, Cindy. Es mi novio – Contestó ella sin perder la sonrisa.¿Yo? Me avergonzaba que mi mano es
Miré con preocupación la pantalla de mi teléfono una vez más, y una vez más, este se mantuvo en silencio. ― ¿Me puedes decir cuál es el apuro de saber en dónde está? ―Preguntó Nick resoplando― Déjala ser, Mark. ―Hoy cumplimos tres meses juntos― Expliqué sonrojándome ante su atenta mirada. ―Déjame adivinar ― Dijo Nick divertido― Te invertiste una buena cantidad de tu tiempo escribiendo tus emociones en un mensaje y no has recibido respuesta. Lo miré alucinado. ― ¿Cómo lo supiste? ―Es tu primera relación― Se encogió de hombros― No te ves como un hombre que regala flores ni Livie la clase de mujer que le guste esos regalos Nick sí que sabía leer a las personas. ―Así que, vomitaste todos tus sentimientos en el mensaje―Señaló él. ―Así es. ―Y no te respondió. ―No. ―Tal vez pensó que te volviste demasiado tacaño ―Expresó ganándose una mirada de odio de mi parte― No te lo tomes a mal, pero, ¿En s
― ¡Ya! ¡Deja de mirarme así! ―Lo siento, no puedo. ― ¡Caro que sí! Mira hacia los árboles o a la gente a nuestro alrededor. ―Es que tú eres mucho más bonita... ― ¡Marcus! ― Exclamó sonrojada. ―Quiero repetir lo de anoche. Sonreí cuando gimió ocultando a cara entre sus manos. El día anterior, habíamos finalizado clases y junto a un grupo de amigos habíamos ido a festejar a casa de un compañero (alcohol incluido) y como a eso de las once de la noche, habíamos regresado a mi casa con la intensión de bajarle un poco la borrachera a Olivia antes de que subiera a su habitación y su padre no la castigara. La gran sorpresa que nos llevamos, fue encontrarnos con la casa vacía, pues mis padres habían decidido salir y dejarme una nota en la nevera. Así que, regalándome una mirada seductora, Olivia se había dirigido a mi habitación, dejándome boquiabierto cuando se quitó la blusa antes de acostarse en mi cama. ―Bésa
―No, me niego. ― ¡Anda, Mark! ¡Por favoooor! ―Me siguió insistiendo ella con voz de niña. ―Olivia, no me pidas que vaya a esa fiesta ―Espeté sentándome en el sofá, encendiendo el televisor y dando el asunto por zanjado. En esas estábamos desde que habíamos llegado del parque unos treinta minutos atrás. Cuando nos habíamos topado con Daniel, Hillary y Cindy, estos nos habían invitado a una fiesta esa noche en casa de Daniel, con el propósito de festejar que las clases habían acabado. Livie les había dicho que ahí estaríamos al mismo tiempo que yo dije que no nos esperaran, por lo que Daniel había estado intentando una y otra vez de convencerme de ir, y, al ver que estaba a punto de perder los estribos, Olivia me había tomado de la mano y se despedido del trío que nos veían con cierto nerviosismo al ver que no habían conseguido una respuesta concisa de nuestra parte. Demás está decir que no habíamos hablado mucho de camino a casa.
La vida debería venir con un cartel que diga "NO HAGAS PLANES PORQUE TE LOS JODO" o al menos eso pensaba en estos momentos.Tenía mi vida planeada desde hacía 3 meses atrás.Terminaría la preparatoria, me mudaría a Chicago a estudiar derecho, viviría con Olivia, conseguiríamos trabajos para independizarnos, al tercer año de mis estudios le pediría que se casara conmigo, nos casábamos rodeados de nuestras familias y amigos cercanos, tendríamos al menos 4 hijos, los veríamos crecer y que nos dieran nietos, envejecería al lado de la mujer de mi vida. La mujer que amaba, la que me complementaba, mitodo.Aparentemente estaba muy equivocado con mis planes, porque a pesar de conocerla desde los trece, que se convirtiera en mi mejor amiga y posteriormente en mi novia, no hacía que la conociera realmente y, de haber tenido una bola mágica de cris
Conoce qué fue de las vidas de Mark y Olivia y descubre qué la llevó a actuar de esa manera en la segunda parte de esta historia titulada: MARK. Siempre serás tú. Once años han pasado desde que la viera por última vez. Hoy en día, Mark es un hombre exitoso. Tiene dinero, es un ejecutivo afamado y magnate en el área inmobiliaria, con amigos poderosos y que podría tener a la mujer que quisiera con solo chasquear los dedos. Pero hay un problema, ninguna de esas mujeres es Olivia, ninguna de ellas ha podido hacerle olvidar su amor por la mujer que lo hirió tan profundamente en el pasado, ni siquiera su exprometida. Así que, desesperado gracias a sus problemas emocionales e impulsado por su hermano, Mark decide ir una noche al bar de la esquina en busca de alguna mujer que le haga olvidar sus penas. Solo que la mujer que encuentra ahí, hace precisamente
Burbank ―Vamos Marky, cinco más y habrás acabado... ―Sí, claro, como no eres tú quien está sufriendo ¿cierto? ― respondí sin aire. ―Te recuerdo que fuiste tú quien me pidió ayuda― Me rebatió ella levantándose. ―Livie, no te vayas por favor― le pedí desde el suelo colocándome los lentes, pero ella ni caso me hizo y siguió caminando― ¡No seas mala! Por lo menos ayúdame a levantarme... ¿sí? Livie se quedó dónde estaba dándome la espalda, apenas estábamos comenzando y ya se había arrepentido de ayudarme; hacía apenas cinco días le había pedido su ayuda para ejercitarme, porque obviamente, con cuarenta kilos de sobrepeso, no estaba en forma por así decirlo. Pero Livie no entendía el porqué de mi tan impronta decisión de querer bajar de peso. ―Si quieres mi ayuda, primero me vas a decir por qué después de dieciocho años ahora quieres bajar de peso― me exigió sin volverse. ― ¿Es que acaso necesito una explicac
―Pero... ¿Cómo? ―demás estaba decir que estaba sorprendido― te he visto salir con varios chicos, Livie. ―Sí, tienes razón―coincidió ella― pero nunca... he llegado a más de salir, Mark. ―No entiendo―dije aun dentro de mi confusión― los chicos con los que has salido no son adefesios, todo lo contrario, son guapos. ― ¿Daniel tenía razón al decirte gay, Mark? ―preguntó ella con una mueca divertida―me estas asustando―se puso seria― a ver, ¿por qué tanta preguntadera? ―Bien, primero―comencé a decir― no, no soy gay, me encantan las mujeres―una en particular, pero ella no lo sabe― es solo que me parece extraño que una mujer tan bella como tú a punto de cumplir tus dieciocho años nunca haya sido besada antes. ―Lo mismo se podría decir de ti, Marky―contraataco ella― tú nunca has sido besado tampoco. ―A diferencia de ti―proseguí yo― yo no me considero guapo, y nunca he salido en una cita con una chica. ―Te he dicho que no eres feo ¡por Di