Este capítulo es dedicado a oneidacanaca, gracias, mi bella, por todos tus comentarios...
Sibel abrió los ojos en medio de la oscuridad. Su cabeza estaba encima del pecho de Iván, mientras su brazo, le rodeaba todo el torso. Él, por su parte, tenía su brazo encima de ella, y cuando levantó la cabeza para mirar su rostro, lo encontró completamente dormido. Ella movió un poco sus piernas, que estaban entrelazadas con las de él, y sintió una puntada agónica en su vientre cuando cerró los ojos. Estaba segura de que nunca iba a poder superar esta experiencia, no solo por su vida emocional destruida, la de su familia, y la de ciertas verdades que solo le enfermaban la mente, sino de esta realidad con Iván, de la que ella jamás iba a escapar, por muy lejos de él que estuviera. Ella lo apretó contra sí, y dio un beso corto en su pecho bronceado y lleno de tatuajes. Acarició su estómago, y luego pegó la nariz a su piel. Aspiró su olor con fuerza, y luego cerró los ojos, porque, aunque Iván sentía un fuerte recelo, y obsesión por ella, iba a usar todo lo que pudiera, para salir
Había pasado una semana desde aquel día en que Sibel vio los ojos de su padre lleno de dolor, y aun su mente le repetía el mismo episodio. Ciro MacMillan había salido de la UCI, y en las noticias decían que sus acciones empresariales, no podía caer más bajo de lo que ya estaban. Erich ya estaba en un centro penitenciario, y esta semana comenzaba el juicio contra su padre. Y aunque Sibel no quería oír más noticias sobre nada, estaba frente al televisor, viendo las imágenes de cómo los reporteros acosaban a Clara, y a su hermana Keira. Ella no sabía cuál era el siguiente paso de Iván, y contando el tiempo, ya habían pasado cuatro meses desde aquel día, en que toda su vida se hizo negra. Sibel saltó un poco cuando golpearon la puerta de la habitación, y luego escuchó a Sora detrás de ella. Se levantó rápidamente para ir a abrir, y luego lo vio de pie con una caja negra. —El jefe envía esto… dijo que por la noche tendrán una cena en la mansión… él va a viajar a Rusia mañana… Sibel s
Cuando aterrizaron en Rusia, Sibel se frenó antes de entrar al auto, donde Iván le abrió la puerta esperando que ella se subiera.—¿Iremos a la mansión de tu abuela? —preguntó de pronto.—No es de ella…—De igual forma… creo que no querer ir allí. Sé que me odian, pero tu abuela es otro asunto, y no quiero que me culpes de provocarle un infarto… —Iván la instó a que entrara al auto, y cuando se sentaron, negó.—Vamos a la suite…—¡Oh, la suite…! ¡Qué recuerdos…! —Sibel bromeó, ya era su escudo, mientras Iván sonrió un poco y luego agarró su muslo de forma apasionada.—No te preocupes… volveremos a revivirlos… y serán mucho mejor —Sibel miró su boca por un tiempo, mientras todas sus corrientes nerviosas se expandían por todo su cuerpo.Que el hombre no le afectara, era imposible.El camino fue silencioso, pero ella escuchó cómo Iván recibió una llamada, y él dijo que pronto estarían con la persona.La suite ya no estaba como antes, esta estaba amueblada y acondicionada, y por primera
—Por aquí… debe ser…Sibel se rio un poco, pero se detuvo para notar a la asistente de Alexey más de cerca.Anastasia era hermosa, pero parecía querer ocultarse de algo.—¿Qué tal si vamos a la cafetería? Por supuesto, ya que no sabes, podemos preguntar y comemos algo… —ella se ofreció para tranquilizar aquellos nervios evidentes.—¿Tienes dinero? —Anastasia preguntó, y Sibel apretó los dientes borrando la sonrisa.—Ammm… no… ¿Tú tienes? —la asistente negó con el rubor en sus mejillas.—Ni un rublo…Sibel apretó la boca.—Ok, no pasa nada… solo hablaremos.Anastasia sonrió y asintió.—De acuerdo…Ambas se fueron caminando y tomaron un momento, mientras Sibel le preguntó cualquier tipo de cosa, sobre todo curioseando, el porqué una chica como ella, estaba trabajando para alguien como Alexey.—¿Crees que va a ser necesario ir a Italia? —Iván estaba mirando sus nudillos cuando negó.—Escuché que Massimo visitaría los Estados Unidos pronto…—¿Qué? —Alexey frunció el ceño e Iván lo observó
Eran las seis de la mañana cuando Iván salió de la ducha y se detuvo frente a la cama, donde Sibel dormía.Notó su cuerpo desnudo, enmarañado con una sábana, y su cuerpo se tensó de inmediato. Él tenía una toalla alrededor de su cintura, y se sentó en el borde de la cama, aun con las gotas de agua escurriendo de su cabello.Con sus dedos acarició sus piernas, y su anatomía lo sintió enseguida.Por más que follara con Sibel, su hambre por ella no se apagaba, y, a decir verdad, en este punto ya se sentía enfermo.Vio cómo ella se removió y detuvo la caricia, pero rápidamente notó como los ojos de ella parpadearon lentamente y los posicionó en él.—¿Ya te vas? —en el cuerpo de Iván se producía una descarga aniquiladora, cuando sentía que ella se desesperaba por su ausencia. Así que asintió.—Pronto…Sibel se sentó un poco, y restregó sus ojos.—¿Crees que hoy pueda ir… a la casa donde…? —pero ella se detuvo cuando Iván negó.—No… mientras esté ausente, no… en cambio, anoche hablé con Ale
—¿Te das cuenta? Millones aquí… —Iván chasqueó la lengua asintiendo, pero prontamente fueron interrumpidos por un hombre que vino a hablarle bajo a Alexey—. Espera… —el hombre le dijo algo en susurro y Alexey se apresuró a revisar su teléfono, para luego pegarlo a su oreja.—¿Qué sucede? —La mirada de Alexey fue hacia Iván cuando preguntó detrás del teléfono, e Iván pudo notar que su palidez fue evidente.—¿Qué pasa? —preguntó enseguida, mientras Alexey negó.—¡Maldit@ sea…! ¿Cómo pudo haber pasado? —Iván frunció el ceño—. Llamen a los demás, nadie sale de ese centro comercial…En el momento en que “centro comercial” se registró en la mente de Iván, dio dos zancadas largas.—¿De qué se trata? —Alexey apretó la mandíbula.—Iván… yo…—¿Qué?—Es Sibel…Iván no lo dejó continuar cuando salió de aquel galpón donde se encontraban con muchos hombres. Alexey lo siguió llamándolo, pero él no se frenó en ningún momento, cuando realizó la llamada.Incluso su voz vibraba.—Sora…—Señor… acabo de
Sibel recibió su cuarta bofetada de esa mano dura que terminó por romperle los labios. Ella sintió el escozor y la sangre bajar por una línea delgada de su mandíbula, mientras apretó los ojos, teniendo la cabeza de lado. El golpe había aturdido sus sentidos, e incluso la había mareado. —Mátala de una vez… —Déjame hacerle fotos… las necesitamos para la evidencia. La jefe dijo que necesitaba enviárselas a alguien. —Bien… sostenle la cara… —otro dijo mientras Sibel intentó tomar el aire. —¿Para quién trabajan? —ella se atrevió a preguntar en medio de su inestabilidad, pero los hombres se rieron y uno de ellos sacó su miembro para comenzar a orinar encima de sus zapatos mientras el otro grababa un video. —Sibel MacMillan… nieta de Ciro MacMillan e hija de Armand MacMillan… ahora es la perra callejera… A Sibel le tembló la mandíbula y unas ganas impresionantes de llorar la invadieron por completo. Por primera vez en su vida deseó con todas sus fuerzas que la furia de Iván recayera e
—Ella está perfecta… a excepción de los moretones… le receté una crema… le ayudará… —Iván asintió hacia el médico que estaba en su suite, y luego le pasó la hoja a Sora para que se hiciera a cargo de los medicamentos. Eran la una de la mañana, pero no le importaba. Sus ojos se desviaron al cabello húmedo de Sibel, que insistió en bañarse mucho cuando llegaron al lugar. Pudo verla llorando como una niña, pero no le dijo una palabra de lo sucedido, y él tampoco quiso incomodarla. Despidió al médico como también a Sora, y encendió un cigarrillo para sentarse en la cama junto a ella. Sibel tenía la sábana arrumada a sus manos, y odió el hecho de que sus mejillas estuvieran lastimadas. Con sus pulgares, rozó sus mejillas, pero obtuvo un movimiento de ella, y rápidamente sus ojos se instalaron en los suyos de forma inmediata. —¿Por qué estás despierto? —Sibel se sentó de forma lenta, e Iván soltó el humo de su boca. —Te observaba… Ella negó lento. —¿Cómo está Anastasia? —Iván alzó