CAPÍTULO 51

Cuando aterrizaron en Rusia, Sibel se frenó antes de entrar al auto, donde Iván le abrió la puerta esperando que ella se subiera.

—¿Iremos a la mansión de tu abuela? —preguntó de pronto.

—No es de ella…

—De igual forma… creo que no querer ir allí. Sé que me odian, pero tu abuela es otro asunto, y no quiero que me culpes de provocarle un infarto… —Iván la instó a que entrara al auto, y cuando se sentaron, negó.

—Vamos a la suite…

—¡Oh, la suite…! ¡Qué recuerdos…! —Sibel bromeó, ya era su escudo, mientras Iván sonrió un poco y luego agarró su muslo de forma apasionada.

—No te preocupes… volveremos a revivirlos… y serán mucho mejor —Sibel miró su boca por un tiempo, mientras todas sus corrientes nerviosas se expandían por todo su cuerpo.

Que el hombre no le afectara, era imposible.

El camino fue silencioso, pero ella escuchó cómo Iván recibió una llamada, y él dijo que pronto estarían con la persona.

La suite ya no estaba como antes, esta estaba amueblada y acondicionada, y por primera
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