Dame una nena
Mariana fue pasada a una habitación privada, el CEO estuvo pendiente de ella en todo momento, eso sin soltar al pequeño Fernando, el niño estaba despierto, ya había comido y parecía no querer dormir

— Pequeño, dale un respiro a papá, estoy agotado, mamá ya se ha dormido, que tal si cierras esos ojitos verdes y duermes un poquito — como si el niño supiera lo que se le estaba pidiendo, poco a poco cerró los ojos, Fabio aprovechó para ir al sofá y descansar

Casi tres horas más tarde, en el cunero el bebé Fernando se movía, había despertado a comer, el CEO lo escuchó llorar y se levantó de prisa a cargarlo, la enfermera trajo un biberón tibio para que lo alimentara, a la madre aub no le bajaba la leche, comió y volvió a dormir, el padre no perdió tiempo, el también hizo lo mismo

En la mansión Ferreira, apenas amaneció, unos bellos ojitos mil de abrieron, el niño entró sigiloso a la alcoba de sus tíos, caminaba y curioseaba por la amplia habitación, más fué en el lado de la cama del CEO, qu
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