Los dos apuestos herederos eran muy parecidos en el carácter, uno un niño genio de nacimiento, apuesto, frío, sofisticado, el otro con la sangre real y oscura en las venas, astuto, con una inteligencia superior, elegante y misterioso

A Andrés lo llevaron a una fría y mugrosa celda, más por lo menos lo habían apartado de los otros presos, así por lo menos no iban a hacerle daño físico, que era lo que Drago y Danilo, temían

El joven Alcántara, se sentía perdido, él no había atacado a Grace, pero si no podían probar su inocencia su vida estaría acabada, se pudriría en prisión, eso además de que seguramente abusarían de él o lo terminarían matando pensando que era un agresor sexual, Andrés no pudo más y se derrumbó a llorar abrazado a sus piernas

— Mamá... papá, no entiendo por qué me suceden estas cosas, siempre es a mí a quien atacan de la peor manera, quizás lo mejor sería es que me una a ustedes, si me declaran culpable, mi vida se convertirá en un infierno, y yo... prefiero morir

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