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—No comiste nada ¿Cierto?

—Claro que no, aunque debo admitirlo que casi lo olvido, caso contrario, estaría en esa filia buscando el baño.

Mientras hace una muesca tratando de contener la risa que le provocaba el ver tanta gente haciendo fila y con cara de urgencia, con ayuda del personal encargado del bufet las decenas de personas que comieron la ensalada estaban siendo afectadas con males estomacales extraños, producto de uno de los ingredientes secretos.

—¿De qué tanto te ríes? —La ira que sentía Ivanna en ese momento, necesita ser redirigida hacia algún otro lado, no podía con todo lo que le estaba pasando, un circo, un mono, su padre en el hospital que no regresaba, los invitados que se fueron durante la ceremonia, la cara de amargado de Franco quien no dejaba de beber, copa tras copa, una y otra vez sin detenerse a pensar en las miradas puestas en él es que lo ella desconocía era lo que él había presenciado una hora antes, lo había dejado más que trastornado, más que afectado, él
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