Narra StefanoEn el consultorio de Biers, el ambiente era más que tenso. Enterarnos que nuestra pequeña necesitaba un trasplante urgente me preocupaba y mucho, porque sabía que si encontrábamos el donante entre el círculo familiar era mucho más rápido todo el procedimiento. Sin embargo, si debíamos acudir a un donante del banco mundial de médula, el procedimiento llevaría más tiempo, tiempo que quizás no teníamos.Beatriz me inquietaba. Yo sabía que había tenido contracciones, y no me lo quería decir. No podía enojarme con ella, debía ser muy difícil estar en su situación, pero bajo ningún concepto dejaría que pusiera en riesgo la vida de nuestro hijo, y si era necesario atarla a una cama para que guarde reposo, lo haría.En cuanto salimos del consultorio, la abracé fuerte contra mi pecho y ella solamente lloraba… nuevamente sentí como su vientre se contraía.― Ven, vamos a ver a un obstetra…― No hace falta, amor. Quiero volver con Mía ― me interrumpió, sollozando.― Beatriz, voy a s
Narra Nessy Luego de la reconciliación que tuve con Milton, de haberle confiado todos mis secretos, me sentía feliz y por primera vez en años, con esperanza. Hablé con mi madrina, le conté todo lo sucedido y desde luego se puso muy contenta al saber que por fin era feliz luego de haber atravesado por tanto dolor. Cuando le pregunté por Tony, me dijo que había salido de vacaciones unos días con Liam y Maggi, y que regresaban la semana próxima. En ocasiones, tenía un poco de miedo en como tomarían mi decisión, después de todo ellos habían criado a mi pequeño. Y también de cómo reaccionaría Anthony al verme de nuevo, ¿me aceptará? ¿Aceptaría a Milton? Y ¿Milton estaría totalmente seguro de formar parte de nuestras vidas? ― Hola cielo, ¿en qué piensas? ― susurró Milton a mi oído. ― En nosotros, en Tony ― contesté. ― Así que estas pensando en la familia, amor ― dijo, mientras me daba besos en mi cuello. ― Si cielo, ¿Qué hacías con mi papá? ― Teníamos pendiente una charla de hombre a
Narra Beatriz.Una semana ya había transcurrido rápidamente, desde el diagnostico de la obstetra. Gracias al cielo, mis contracciones habían desaparecido por completo. Pero eso sí, Stefano estaba encima de mí, cuidándome todo el tiempo.Me obligaba a regresar a casa para descansar, a no permanecer mucho tiempo de pie, a tomar baños relajantes y sobre todas las cosas, me llenaba de amor. Esta semana habíamos tenido la oportunidad de estar más tiempo juntos que en el último mes. Él dejó el hospital casi por completo, decía que lo importante era centrarse en el bienestar de su familia.Después de mi revisión semanal con la Doctora Tanner, decidimos hacer ese mismo día la punción para averiguar si este nuevo bebé era compatible.Stefano estuvo todo el tiempo a mi lado, porque realmente me asustaba ver como una aguja tan grande iba a penetrar mi pancita… y también tenía miedo que llegara a dañar a esa pelotita ― que hasta la fecha no dejaba ver si era un niño o una niña―, y que nos tenía
Narra Milton. Llevaba más de una hora con Ness en mis brazos, me dolía mucho verla así, sufriendo y yo sin poder hacer hacer nada que la reconfortara. ― Ness, princesa. Despierta, cielo ― susurraba en su oído. Comenzó a moverse y a hablar mientras volvía a llorar. Abrió sus ojos y en cuanto me vio me abrazó, apoyando su cabeza en mi pecho. ― ¿Cómo te sientes, nena? ― Mal, asustada… ― ¿Por qué? ¿Qué sucede, amor? ― Lo vi, lo reconocí ― dijo, logrando que todos mis nervios se alteraran. Estaba seguro que una sola persona sería capaz de poner a mi prometida en tremendo estado. ― ¿Cómo que lo has visto? ¿Dónde? ― Es… ― sus sollozos eran muy fuertes, yo solo la abrazaba y trataba de que se tranquilizara ― es… el papá de Mía… ― ¿Qué? ― dije, totalmente desorientado. No esperaba esa respuesta. ― El padre de Mía… ― suspiró varias veces, como tratando de juntar valor. ― él fue quien me violó ― término de confesar para nuevamente, entre sollozos, volver a dormir. Si en algún moment
Narra Beatriz.Cuando la puerta se cerró detrás de Nessy y Milton al marcharse, sentí que me derrumbaba. Esa confesión había logrado que todo en mi vida, cobrara un sentido totalmente diferente.Todo ese tiempo, estuve al lado de un criminal: lo había elegido y le había brindado lo mejor de mí a un maldito violador… y lo peor de todo, es que aunque no lo deseara, en cualquier momento, él podría venir y reclamar a mi hija. La simple idea me aterraba demasiado.Me senté en el piso al lado de la puerta y los sollozos se fundieron junto con los recuerdos…Recordé cuando, drásticamente, fue cambiando a lo largo de esos dos años en los que estuvimos juntos. Sus cambios constantes de humor y los últimos días que nos habíamos alejado y que cada uno de los últimos momentos se habían teñido por una fina capa de lo que creía era miedo. Nunca fui muy receptiva, pero ahora todo cobraba un sentido distinto para mí. Hoy sabía que ese temor, que esa desesperación por no quererlo ver después de sus ma
Narra Beatriz.Cuando la puerta se cerró detrás de Nessy y Milton al marcharse, sentí que me derrumbaba. Esa confesión había logrado que todo en mi vida, cobrara un sentido totalmente diferente.Todo ese tiempo, estuve al lado de un criminal: lo había elegido y le había brindado lo mejor de mí a un maldito violador… y lo peor de todo, es que aunque no lo deseara, en cualquier momento, él podría venir y reclamar a mi hija. La simple idea me aterraba demasiado.Me senté en el piso al lado de la puerta y los sollozos se fundieron junto con los recuerdos…Recordé cuando, drásticamente, fue cambiando a lo largo de esos dos años en los que estuvimos juntos. Sus cambios constantes de humor y los últimos días que nos habíamos alejado y que cada uno de los últimos momentos se habían teñido por una fina capa de lo que creía era miedo. Nunca fui muy receptiva, pero ahora todo cobraba un sentido distinto para mí. Hoy sabía que ese temor, que esa desesperación por no quererlo ver después de sus ma
Narra Nessy.El viaje en avión fue el más largo de mi vida. No podía creer que todavía no llegáramos, y aunque Milton me aseguraba que era la ansiedad, ya que el vuelo no había tenido ningún tipo de retrasos.No pude dormir durante todo el trayecto. Solamente quería ver a mi bebé, abrazarlo y llenarlo de besos; necesitaba estar a su lado y pedirle perdón por haberlo abandonado por tanto tiempo.― Ya, cielo. Tienes que tranquilizarte ― insistió Milton, por decima vez.― Lo sé, pero es muy difícil hacerlo. No soporto esperar tanto tiempo… tengo muchas ganas de verlo.― Yo también, Ness. Pero también piensa que es un bebé que acaba de perder a las personas que cuidaban de él. Necesita un apoyo, y que su mamá le dé mucha tranquilidad.Y ahí fue cuando me di cuenta que mi pequeñito había perdido a quienes eran prácticamente sus padres, y me preguntaba de que forma, un pequeño de poco más de dos años podía estar tomando esa noticia.Finalmente llegamos al aeropuerto y mi madrina estaba allí
Por mi mente intentaba encontrar alguna manera de explicarle a este pequeño que Liam y Maggi, habían muerto, que ya no estarían a su lado, pero no encontraba la forma de hacerlo.― Anthony… Liam y Maggi ya no podrán verte ― comenzó explicándose Milton.― ¿Pod qué?― Porque ellos se fueron al cielo. Ahora se volvieron angelitos que nos cuidan, ¿sabes? Mi mamá también es un angelito, como ellos.― ¿Y quen me va cudar adoda?― Nosotros cielo, para eso tienes una mamá y un papá. Para que cuidemos de nuestro hermoso bebé, prometo que nunca más nos vamos a separar.…Llegamos a casa de Heidi, y nos dirigimos al cuarto, preparé el baño y junto con Jake, bañamos por primera vez a nuestro hijo, él se divertía mucho con nosotros.Necesitaba compartir mi felicidad, por lo que le comenté a Jake, y me dijo que le llamara a mi hermano.― Ve, Ness. Yo cuido de Tony.Tomé él teléfono y marqué el número de Stefano .― Nessy, ¿cómo estás?― Hola, Ed. Aquí estoy, con mi bebé en brazos ― respondí, emocio