Narra Beatriz.Un terrible mes ya había pasado desde la primera sesión de quimioterapia. Ahora, la vida para nosotros había cambiado drásticamente.Estábamos transitando entre una semana estando en el hospital y una semana en casa. Eso, sumado a mis casi seis meses de embarazo y otro pequeño a quien atender, resultaba un coctel para nada atractivo, y el mayor precio lo pagaba mi espalda que me mataba de dolor.En ese mes, aprendí a llevar esta enfermedad de la forma esperada. Hablé mucho con Carmen, me apoyé en ella y salí adelante. Ahora vivía el día a día y conservaba cada instante como lo que era: un pequeño milagro.Stefano y yo nos apuntalábamos en todo momento. Esto era muy importante para mí, el saber que él estaba a mi lado para todo lo que pudiese necesitar, para ser mi apoyo, para llenarme de amor, comprenderme, y afrontar esto juntos, simplemente él era mi fortaleza.Me sentía muy culpable porque Thommy tenía que cambiar constantemente sus rutinas, el reloj de nuestra fami
Después de un rato donde conversamos mucho, Alisson anunció que ya se iba a casa, ya que estaba agotada.― ¿Por qué no vas con ella, cielo? ― Me preguntó Stefano .― No, debo quedarme con Mía.― ¿Por qué hoy no te ocupas de Thommy y descansas? Eso le haría bien al bebé. Yo me quedaré con nuestra princesa… tendremos una noche de padre e hija.― ¡Si mami, hoy quiero quedarme con papi! Te prometo que me porto bien ― dijo mi princesa, emocionada.― Bueno… está bien, además tengo que ir por ropa, y tengo muchas ganas de ver a Thommy.Y así fue como después de una tarde en la que vi a mi princesa mucho más tranquila y feliz, me fui con Alisson a casa, pasamos primero por casa de Esmeralda a buscar a Thommy, y luego me fui a casa, aunque esta era tan distinta al hogar que tanto disfrutaba con mi pequeña corriendo y con Stefano abrazándome mientras cocinaba.Narra Milton.Estaba completamente sorprendido por la reacción que había tenido Bertha conmigo la noche anterior. Quería entender que l
Casi se cumple una semana en la que no he hablado con Milton. Sé que hemos llegado a este punto de la relación en el que debo hablarle honestamente y sincerarme con él o de lo contrario, no podremos avanzar.Sé que es un buen hombre, que es la persona con quien quiero compartir todo… pero me aterra que él no acepte mi pasado, que me repudie por todo lo que pasé, por mi forma de reaccionar, por no haber confiado en él desde el principio. Aunque también sé que si no hablo, lo habré perdido de todos modos.En estos días estuve encerrada, no podía, ni quería que nadie me viera. Sabía que mis padres estaban muy preocupados por mí, pero logré hablar con mamá y le expliqué que el problema era que yo no lograba sincerarme con Milton y que necesitaba un poco de tiempo para pensar todo lo que estaba ocurriendo.Mientras tanto, en casa todo era un caos. Thommy y la pequeña Charlotte eran verdaderamente ruidosos casi todo el tiempo, y eso no hacía más que empeorar mi estado de ánimo.…Era sábado
Narra Milton No podía procesar la información que estaba recibiendo… ¡un maldito había violado a la mujer de mi vida y encima, ella tenía un hijo que ocultó de todo el mundo! Me levanté y comencé a caminar como un loco, siempre que pensé en el comportamiento de Nessy, creí que se debía a una decepción amorosa, pero nunca a un abuso. ¡Un hijo, mi muñeca era mamá y quería a su bebé! Estaba arrepentida de lo que había hecho. La miré y me partió el alma verla estaba sentada con su espalda apoyada en el tronco, escondía su cabeza entre sus piernas flexionadas, mientras se abrazaba y emitía sollozos lastimeros. ― Nessy, amor… escúchame Le insistía, pero ella seguía sin responderme. Yo no sabía cómo actuar, qué podía hacer para que ella me escuchara, y comenzaba a desesperarme. La abracé, y la volví a llamar una y otra vez. ― Nessy. ― Cariño… ― Ness, cielo, por favor… respóndeme. La levanté y la senté en mi regazo, la abracé muy fuerte y comencé a besarle su cabeza, poco a poco fu
Narra StefanoEn el consultorio de Biers, el ambiente era más que tenso. Enterarnos que nuestra pequeña necesitaba un trasplante urgente me preocupaba y mucho, porque sabía que si encontrábamos el donante entre el círculo familiar era mucho más rápido todo el procedimiento. Sin embargo, si debíamos acudir a un donante del banco mundial de médula, el procedimiento llevaría más tiempo, tiempo que quizás no teníamos.Beatriz me inquietaba. Yo sabía que había tenido contracciones, y no me lo quería decir. No podía enojarme con ella, debía ser muy difícil estar en su situación, pero bajo ningún concepto dejaría que pusiera en riesgo la vida de nuestro hijo, y si era necesario atarla a una cama para que guarde reposo, lo haría.En cuanto salimos del consultorio, la abracé fuerte contra mi pecho y ella solamente lloraba… nuevamente sentí como su vientre se contraía.― Ven, vamos a ver a un obstetra…― No hace falta, amor. Quiero volver con Mía ― me interrumpió, sollozando.― Beatriz, voy a s
Narra Nessy Luego de la reconciliación que tuve con Milton, de haberle confiado todos mis secretos, me sentía feliz y por primera vez en años, con esperanza. Hablé con mi madrina, le conté todo lo sucedido y desde luego se puso muy contenta al saber que por fin era feliz luego de haber atravesado por tanto dolor. Cuando le pregunté por Tony, me dijo que había salido de vacaciones unos días con Liam y Maggi, y que regresaban la semana próxima. En ocasiones, tenía un poco de miedo en como tomarían mi decisión, después de todo ellos habían criado a mi pequeño. Y también de cómo reaccionaría Anthony al verme de nuevo, ¿me aceptará? ¿Aceptaría a Milton? Y ¿Milton estaría totalmente seguro de formar parte de nuestras vidas? ― Hola cielo, ¿en qué piensas? ― susurró Milton a mi oído. ― En nosotros, en Tony ― contesté. ― Así que estas pensando en la familia, amor ― dijo, mientras me daba besos en mi cuello. ― Si cielo, ¿Qué hacías con mi papá? ― Teníamos pendiente una charla de hombre a
Narra Beatriz.Una semana ya había transcurrido rápidamente, desde el diagnostico de la obstetra. Gracias al cielo, mis contracciones habían desaparecido por completo. Pero eso sí, Stefano estaba encima de mí, cuidándome todo el tiempo.Me obligaba a regresar a casa para descansar, a no permanecer mucho tiempo de pie, a tomar baños relajantes y sobre todas las cosas, me llenaba de amor. Esta semana habíamos tenido la oportunidad de estar más tiempo juntos que en el último mes. Él dejó el hospital casi por completo, decía que lo importante era centrarse en el bienestar de su familia.Después de mi revisión semanal con la Doctora Tanner, decidimos hacer ese mismo día la punción para averiguar si este nuevo bebé era compatible.Stefano estuvo todo el tiempo a mi lado, porque realmente me asustaba ver como una aguja tan grande iba a penetrar mi pancita… y también tenía miedo que llegara a dañar a esa pelotita ― que hasta la fecha no dejaba ver si era un niño o una niña―, y que nos tenía
Narra Milton. Llevaba más de una hora con Ness en mis brazos, me dolía mucho verla así, sufriendo y yo sin poder hacer hacer nada que la reconfortara. ― Ness, princesa. Despierta, cielo ― susurraba en su oído. Comenzó a moverse y a hablar mientras volvía a llorar. Abrió sus ojos y en cuanto me vio me abrazó, apoyando su cabeza en mi pecho. ― ¿Cómo te sientes, nena? ― Mal, asustada… ― ¿Por qué? ¿Qué sucede, amor? ― Lo vi, lo reconocí ― dijo, logrando que todos mis nervios se alteraran. Estaba seguro que una sola persona sería capaz de poner a mi prometida en tremendo estado. ― ¿Cómo que lo has visto? ¿Dónde? ― Es… ― sus sollozos eran muy fuertes, yo solo la abrazaba y trataba de que se tranquilizara ― es… el papá de Mía… ― ¿Qué? ― dije, totalmente desorientado. No esperaba esa respuesta. ― El padre de Mía… ― suspiró varias veces, como tratando de juntar valor. ― él fue quien me violó ― término de confesar para nuevamente, entre sollozos, volver a dormir. Si en algún moment