[BRISA]
Estar nerviosa ante su presencia pareciera haberse convertido en algo normal, pero no sé… Franco además de ser increíblemente guapo, es diferente al resto de los hombre que conocí, o al menos eso es lo que él me esta dando a entender esta noche. Me siento mal por haberme precipitado con él, no debe haber sido fácil perder a su esposa. —Cuidado— Escucho su voz y a los pocos segundos él acerca la bandeja con lo que hemos pedido al balcón.
—Creía que dejarías que lo hiciera el camarero— Comento sorprendida y niega.
—No se me caerán las manos por hacer esto, además, es mejor así, los chismes se corren muy rápido entre los empleados y no te quiero meter en problemas— Explica haciéndome sonreír.
—Buen punto— Murmuro y observo cada movimiento que hace con gran detenimiento.
—Es uno de los mejores vinos que tenemos aquí, te va a encantar— Me deja saber mientras agarra la botella que nos han traído y la abre.
—¿Puedo preguntarte como falleció tu esposa o estoy siendo muy impertinente?— Cuestiono y me mira sorprendido.
Él termina de servir las dos copas de vino y me entrega una de ellas para luego acercar la bandeja como dándome a entender que escoja lo que guste —Sabes, normalmente nadie me pregunta eso, es decir, cuando entablo conversación con una mujer por equis razón y sale el tema de mi esposa, nadie me pregunta que fue lo que le paso—
—¿Y que te preguntan?— Averiguo y se sonríe.
—¿Cómo es ser quien soy? Ya sabes, tener el dinero que saben que tengo…— Responde y sonrió.
—Bueno, yo por mi trabajo he conocido a muchos empresarios importantes y con mucho dinero, créeme que eso no me impresiona ni me interesa tanto— Le confieso.
—¿No? ¿Y que te impresiona de un hombre?— Inquiere y bebo un sorbo del vino que tal como me dijo él, esta exquisito.
—Que no haya besado a ninguna mujer desde que falleció su esposa… los hombres no suelen ser tan fieles, y no por cuestiones de amor, sino por razones físicas, ya sabes…— Respondo mientras bebe un sorbo de su copa y al dejarla me sonríe triunfal.
—Me gusta mucho tu manera de pensar— Señala.
—¿Y me quieres contar o no?— Insisto mientras tomo uno de los bocadillos que ordenó y lo pruebo bajo su atenta mirada color verde.
—Una maldita enfermedad que no tiene piedad de nadie…— Me dice y noto lo triste que se ha puesto.
—Perdón, no debí… a veces soy muy imprudente— Murmuro un poco avergonzada y sin que me lo espere, él se sienta a mi lado en esta reposera y me mira fijamente haciendo que yo deba mirarlo a los ojos también.
—No, esta bien. Sabes, no hablo mucho de esto porque nadie se interesa lo suficiente por mi como para preguntarme tanto por esto— Expresa y me da una tímida sonrisa.
—Yo solo quiero conocerte, puede que no deba, pero no puedo solo estar aquí y no preguntarte eso cuando me lo contaste— Le dejo saber y me sorprende cuando sus dedos mueven mi cabello de una manera muy sutil.
—Eres muy diferente a todas las mujeres con las que me he encontrado en mi vida— Susurra y nuevamente los nervios me consumen de los pies a la cabeza.
Mi corazón late muy fuerte —Justamente pensaba lo mismo de ti… es decir, que eres un hombre muy diferente a todos los que he conocido— Confieso y muerdo mis labios de manera instintiva.
—Brisa…— Dice bajito.
—¿Qué?— Pregunto de la misma manera y noto como él se va inclinando hacia mi lentamente.
—Me provocas muchas ganas de besarte cada vez que te veo y no sé como manejar todo esto, hace mucho que no me sentía de esta manera— Me confiesa y sin que él se lo espere, llevo mis manos a cada lado de su cara y lo sujeto suavemente.
—¿Y porque no me besas? No tenemos que ir más allá de esto por ahora, pero creo que es una buena manera de atrevernos ¿no?— Me animo a decirle cerca de sus labios y se sonríe.
—Otro día te contare muchas cosas sobre mi, pero por esta noche quiero jugar a ser valiente contigo y besarte hasta que salga el sol…— Dice haciendo que sonría.
—Mmmm… pero que atrevido— Bromeo y reímos juntos.
—Puedes quedarte con tu ropa puesta, yo solo quiero revivir lo increíble que es besar a alguien que te gusta tanto como tú me gustas a mi, espero que me lo permitas— Explica y asiento con mi cabeza.
—Te lo permito… no sé porque, pero tú me haces sentir cosas que ningún otro hombre consiguió en mi hace mucho tiempo— Le admito y sin darle tiempo a decirme una sola palabra más, soy yo quien se atreve a besarlo de una manera que le deja saber lo mucho que me encantan sus labios y la manera que sus manos acarician mi rostro y mis brazos mientras lo hace.
No me besa con el deseo que lo puede hacer cualquier otro hombre, me besa con delicadeza, como queriendo grabarse este momento para siempre y yo solo me dejo llevar hasta donde le he permitido ya que es ahí donde él se detiene siendo uno de esos caballeros que creía que ya no existían.
No sé si él va a ser el hombre de mi vida o no, pero me gusta mucho todo lo que provoca en mi y su manera de ser… y sé que es una locura, que apenas lo conozco, pero el amor no sé si entiende mucho de tiempos.
[BRISA]Al día siguiente: 15 de octubreAbrir mis ojos y encontrarme abrazada a quien sigue siendo un completo desconocido para mi por más que conozca su nombre y un poco de su vida, es una locura, pero que hermosa locura… me beso hasta altas horas de la madrugada, la punta de sus dedos acariciaron mis brazos con la delicadeza que nadie nunca lo hizo y si, ardí en llamas más de una vez, y sé que él también; lo note en su pantalón, pero no fuimos más allá de lo que acordamos y es que él es así, un caballero en toda la extensión de la palabra.Lo observo detenidamente aun dormido y me pierdo en sus detalles, sus pestañas largas son envidiables, sus cejas enmarcan perfectamente esos ojos que anoche tanto me miraron y me grabe a fuego… me encanta el detalle de su leve barba muy bien cuidada y ese cabello oscuro que fue victima de mis dedos, y ni hablar de
[FRANCO]Salir de su camarote para venir a mi suite a cambiarme y después irnos a desayunar ha sido todo un reto, de verdad no quería separarme de ella. Lo que me pasa con Brisa es inexplicable, tanto que me da pánico… no sé como reaccionar y si no estuviéramos en un crucero, probablemente ya hubiera salido huyendo del miedo que tengo. La puerta de una de las otras suites ubicada en este mismo pasillo se abre y de allí salen Martin e Ian —¡Miren quien regreso!— Exclaman al unísono como si fueran dos adolecentes y al parecer todo estaban esperando esta señal para salir de sus habitaciones ya que las puertas de donde se quedan Carlos, Emanuel y Diego también se abren.—¿Quieren anunciarlo con todos los pasajeros?— Pregunto sarcásticamente, pero Martin no me hace caso y simplemente me agarra del brazo para hacerme entrar a su suite y todos los demás nos
[BRISA]Estoy muy nerviosa, lo que estoy viviendo con Franco me da mucho miedo y la vez me hace sentir más segura que nunca, no sé si es la manera que él me mira, como me habla, o esta sensación de respeto que él me da y que nunca sentí con nadie más. La verdad, no estoy segura, pero aquí estoy con un mono de color blanco, y sandalias negras con accesorios que combinan esperándolo hasta que, al escuchar el golpe en la puerta, mi corazón se acelera como nunca «Tranquila» me digo e intento respirar con calma, pero es inútil, me tiemblan las manos. Camino hacia la puerta y al abrir allí esta él con unos pantalones cortos color azul y una camisa se manga corta color gris que lo hacen ver muy relajado —Te ves hermosa— Me dice con esa manera tan suya de ser y no puedo evitar sonreírme.—Gracias, tú también te ves muy bien— Le hal
[FRANCO]Me da exactamente lo mismo lo que la gente hable de mi, sé perfectamente que los empleados deben estar murmurando y preguntándose ¿Quién es la chica que me acompaña? Tal vez algunos piensen que es mi chica del momento, o simplemente mi distracción, pero prefiero no hacerle caso a nada de todo eso y centrarme en lo que me pasa a mi, y eso es que cuando miro a Brisa a los ojos, me olvido de todo.El océano atlántico se hace presente a través de los increíbles cristales que nos rodean mientras que estamos sentados en esta mesa paralela a uno de ellos y yo solo me concentro en lo que me cuenta, sonrió ante sus ocurrencias y me doy cuenta de que quiero saberlo todo de ella —¿En donde naciste?— Es la primera pregunta que se me ocurre hacerle y me sonríe.—En Miami, pero mi madre es italiana y mi padre español ¿y tú?— Cuestion
[FRANCO]Brisa me dijo que tenia sus trucos para hacerme un poquito feliz y la verdad es que no tengo ni idea a que pueda referirse. Hoy es un día de navegación antes de llegar a Ocho Ríos, Jamaica, mañana temprano, y después de haber desayunado juntos, ella solo me ha pedido que fuéramos a ponernos nuestros trajes de baño, asique acá estoy esperándola afuera su camarote para ver que sorpresa me tiene preparada.Observo las parejas que salen de sus camarotes y no puedo evitar pensar en la noche que pudieron haber pasado y sé que esta mal, que no debería meterme en sus vidas, pero muchas veces me veo reflejado en ellos. Esas risas las conozco a la perfección, son esas después de haber estado toda la noche con la persona que más amas en tu vida y de saber que seguiras disfrutando del dia junto a ella… sin tan solo ellos supieran darle el valor que se merece a estos mo
[BRISA]Franco y yo estamos en el jacuzzi después de haber ido a la sala de frio bajo un efecto de risas por lo sucedido en el sauna, y al darme cuenta de todo lo que nos pasa cuando estamos juntos, también me doy cuenta de que no me quiero retractar de lo que dijimos hace un momento cuando estábamos allí. Sé que muchas veces me negué a ser la aventura de los hombre que me proponían pasar la noche con ellos por miedo a un futuro incierto, por ese pavor a enamorarme y que me dejaran con el corazón roto, pero con Franco quiero saltar al abismo así después él no me quiera ver más. Sinceramente prefiero arriesgarme a vivir todo esto tan hermoso que me pasa cuando estoy a su lado y quedarme con la sensación de que al menos lo intente, a no haber hecho nada por cobarde y preguntarme toda mi vida que pudo haber sido.—¿En que piensas?— Me interrumpe su voz y siento co
[FRANCO](Esa misma noche)Siento que he viajado en la maquina del tiempo y regrese a ser aquel adolecente de 17 años que estuvo con una chica la primera vez en aquel campamento y se moría de los nervios. Miro una y otra vez mi suite asegurándome de que todo este bien, y no puedo dejar de preguntarme si estaré haciendo lo correcto… «¡basta Franco! Tamara no volverá y no puedes quedarte muerto en vida» me intento convencer a pesar de que por momentos siento que esto que estoy viviendo me hace traicionar su memoria o mejor dicho el amor que siento por ella…«bueno en realidad que sentía por ella porque ya no esta» pienso y otra vez estoy enredado en mis pensamientos. De repente el golpe a mi puerta me regresa a la realidad y aquí esta mi corazón acelerándose como un idiota al saber que es ella —Cálmate— Me digo y es que en verdad pare
[FRANCO]Nuestras copas ya han vuelto a quedar vacías después de ser la segunda vez que las sirvo y es que entre besos y risas hemos ido bebiendo el champagne de a sorbitos y probando los diferentes platillos de a poco hasta que ahora quedo frente a ella en este balcón. Tomo su copa y la dejo sobre la mesa junto a la mía para luego apoyar mis manos sobre la baranda y mirarla fijamente —Eres demasiado hermosa— Le digo bajito y se muerde los labios.—Me estoy muriendo por estar contigo y esto no me ha pasado con nadie— Responde llevando sus brazos por encima de mis hombros y me atrae hacia ella de una manera tan sensual que me provoca de maneras infinitas.—Me pasa igual, te siento demasiado en mi y ya no lo aguanto mas— Le confieso y muevo mi cuerpo de una forma tal que mi anatomía y la tuya entran en contacto provocándose mutuamente.Ella se sonríe, muerde sus labios y es