[FRANCO]
Los labios de Brisa se me quedaron grabados a fuego en los míos y es que en verdad creía que nunca más en mi vida iba poder besar a alguien después de lo de Tamara, pero no, aquí esta ella demostrándome que la vida si te da segundas oportunidades, bueno al menos eso quiero pensar. La veo sonreír y me quedo enganchado a esa manera tan especial que tiene de ser y tengo miedo de ser el idiota que se enamora como un niño para que lo utilicen a su antojo y luego lo olviden —Es mejor que solo me acompañes hasta aquí— Me comenta cuando llegamos hasta la puerta de su camarote y reímos mientras lleva una de sus manos hacia mi pecho como deteniéndome.
—No pensaba entrar, conozco este crucero a la perfección— Le dejo saber y vuelve a sonreír.
—Claro… y supongo que te estás quedando en una de las mejores suites ¿no?— Averigua y encojo mis hombros.
—Pues alguna ventaja debo tener ¿no crees?— Bromeo.
—Yo creo— Afirme.
—¿Quieres un upgrade de camarote?— Ofrezco y niega de inmediato.
—No te equivoques conmigo, no te besé para que me des un camarote mejor— Me deja saber y sonrió.
—¿Y porque me besaste? O mejor dicho… ¿para que dejaste que te besara?— Le pregunto apoyando una de mis manos sobre la pared del pasillo acorralando así su cuerpo.
Ella muerde su labio inferior y por primera vez siento este descontrol en mi cuerpo que es muy difícil de poder manejar… me gusta mucho… «¿Será ella?» Me pregunto una y otra vez perdiéndome en su mirada.
—Porque me nació dejar que me besaras… Franco, me encantas, lo siento mucho, pero yo tampoco sé muy bien que hacer con todo esto— Me confiesa haciéndome sonreír.
—Parecemos dos tontos— Comento entre risas al vernos en esta situación y reímos nerviosos.
—¿Te parece?— Me pregunta y asiente.
—Me parece… yo estoy acá con muchas ganas de volverte a besar y con un descontrol que ni te cuento y tú…—
—Y yo tengo un calor— Termina de decir y se abanica con las manos haciéndome reír.
—¿Qué hacemos?— Insisto.
—No te conozco… no suelo tener sexo con desconocidos— Bromea y soltamos una carcajada.
—¿Puedo pasar, aunque sea y hablamos?— Propongo —El room service es bueno— Añado y asiente.
—Puedes— Dice y se escabulle de entre mis brazos para después abrir la puerta un poco nerviosa y con esos mismos nervios abrir la puerta y dejarme entrar detrás suyo.
Era claro que no esperaba visitas esta noche. Ella ordena lo poco que habita desordenado rápidamente y me invita a tomar asiento en el estrecho espacio de este camarote que ofrece un pequeño balcón con vistas al mar y para una sola persona no esta nada mal, es más, diría que es hasta amplio… —Puede llamar al room service y pedir lo que quieras, invito yo— Le dejo saber y se sonríe.
—Cuanta amabilidad ¿No me lo vas a cobrar?— Me pregunta acercándose a mi y niego.
—No, bueno… tampoco pidas la champaña de reserva especial de ocho mil dólares porque creo que voy a tener que dar explicaciones, pero por lo otro creo que esta bien— Bromeo y se ríe.
—¿Hay una champaña de ocho mil dólares?— Me cuestiona sorprendida.
—Y más caras— Explico.
—Guau… me dolería el estomago con solo beberla…— Dice entre risas.
—A mi también ¿te parece un buen vino y algo de comer?— Propongo y asiente.
—Me parece bien, la noche esta fantástica para disfrutarla en el balcón ¿Qué dices?— Comenta.
—Digo que esta bien, ya que no nos animamos a tener sexo, creo que una noche de desvelo bajo la luz de la luna nos caerá bien… supongo que no tienes sueño ¿o si?— Cuestiono divertido.
—No— Responde entre risas.
—Ni yo—
—Me imagine…— Dice y se sonríe de manera cómplice y supongo que sé porque lo hace.
—Mejor pediré la comido— Me limito a decir y es que en verdad no quiero distraerme más de la cuenta.
[…]
Una vez que ordene algo de cenar para los dos, salgo al balcón donde ella ya esta esperándome sentada en una de las reposeras que hay allí y no puedo creer lo hermosa que se ve. En verdad no entiendo como la vida me la ha puesto delante de mi… —Vendrán en un rato— Digo tomándola por sorpresa.
—Esta bien— Me responde y sé que esta nerviosa todavía.
—Oye, si quieres me voy…— Murmuro y niega.
—No, esta bien, lo siento es que de verdad me gustas y no sé me cuesta hacer todo esto. Sé que piensas que soy una idiota, pero esto del romanticismo no se me da muy bien— Explica tímidamente.
—A mi mucho menos eh— Digo entre risas —¿Sabes hace cuanto que no salgo en plan de conquista?— Confieso —Creo que la ultima vez que le dije algo bonito a una mujer todavía se usaba el MSN— Bromeo haciendo que riamos.
—Hoy no se te dio nada mal—
—Ni a ti tampoco— Rebato. —Hagamos lo que nos nazca… lo que fluya— Propongo.
—Me parece perfecto— Accede.
—Por ejemplo, ahora a mi me nace mucho, pero mucho darte un beso— Confieso y sin poder resistirlo me acerco a ella y sujeto delicadamente su rostro para besar sus labios tiernamente.
—Me esta pasando lo mismo que a ti— Susurra sobre mi boca y justo en el momento que quiero volver a besarla, alguien llama a la puerta.
—Salvada por la campana— Bromeo.
—Salvado tú— Rebate divertida.
[BRISA]Estar nerviosa ante su presencia pareciera haberse convertido en algo normal, pero no sé… Franco además de ser increíblemente guapo, es diferente al resto de los hombre que conocí, o al menos eso es lo que él me esta dando a entender esta noche. Me siento mal por haberme precipitado con él, no debe haber sido fácil perder a su esposa. —Cuidado— Escucho su voz y a los pocos segundos él acerca la bandeja con lo que hemos pedido al balcón.—Creía que dejarías que lo hiciera el camarero— Comento sorprendida y niega.—No se me caerán las manos por hacer esto, además, es mejor así, los chismes se corren muy rápido entre los empleados y no te quiero meter en problemas— Explica haciéndome sonreír.—Buen punto— Murmuro y observo cada movimiento que hace con gran detenimiento.&m
[BRISA]Al día siguiente: 15 de octubreAbrir mis ojos y encontrarme abrazada a quien sigue siendo un completo desconocido para mi por más que conozca su nombre y un poco de su vida, es una locura, pero que hermosa locura… me beso hasta altas horas de la madrugada, la punta de sus dedos acariciaron mis brazos con la delicadeza que nadie nunca lo hizo y si, ardí en llamas más de una vez, y sé que él también; lo note en su pantalón, pero no fuimos más allá de lo que acordamos y es que él es así, un caballero en toda la extensión de la palabra.Lo observo detenidamente aun dormido y me pierdo en sus detalles, sus pestañas largas son envidiables, sus cejas enmarcan perfectamente esos ojos que anoche tanto me miraron y me grabe a fuego… me encanta el detalle de su leve barba muy bien cuidada y ese cabello oscuro que fue victima de mis dedos, y ni hablar de
[FRANCO]Salir de su camarote para venir a mi suite a cambiarme y después irnos a desayunar ha sido todo un reto, de verdad no quería separarme de ella. Lo que me pasa con Brisa es inexplicable, tanto que me da pánico… no sé como reaccionar y si no estuviéramos en un crucero, probablemente ya hubiera salido huyendo del miedo que tengo. La puerta de una de las otras suites ubicada en este mismo pasillo se abre y de allí salen Martin e Ian —¡Miren quien regreso!— Exclaman al unísono como si fueran dos adolecentes y al parecer todo estaban esperando esta señal para salir de sus habitaciones ya que las puertas de donde se quedan Carlos, Emanuel y Diego también se abren.—¿Quieren anunciarlo con todos los pasajeros?— Pregunto sarcásticamente, pero Martin no me hace caso y simplemente me agarra del brazo para hacerme entrar a su suite y todos los demás nos
[BRISA]Estoy muy nerviosa, lo que estoy viviendo con Franco me da mucho miedo y la vez me hace sentir más segura que nunca, no sé si es la manera que él me mira, como me habla, o esta sensación de respeto que él me da y que nunca sentí con nadie más. La verdad, no estoy segura, pero aquí estoy con un mono de color blanco, y sandalias negras con accesorios que combinan esperándolo hasta que, al escuchar el golpe en la puerta, mi corazón se acelera como nunca «Tranquila» me digo e intento respirar con calma, pero es inútil, me tiemblan las manos. Camino hacia la puerta y al abrir allí esta él con unos pantalones cortos color azul y una camisa se manga corta color gris que lo hacen ver muy relajado —Te ves hermosa— Me dice con esa manera tan suya de ser y no puedo evitar sonreírme.—Gracias, tú también te ves muy bien— Le hal
[FRANCO]Me da exactamente lo mismo lo que la gente hable de mi, sé perfectamente que los empleados deben estar murmurando y preguntándose ¿Quién es la chica que me acompaña? Tal vez algunos piensen que es mi chica del momento, o simplemente mi distracción, pero prefiero no hacerle caso a nada de todo eso y centrarme en lo que me pasa a mi, y eso es que cuando miro a Brisa a los ojos, me olvido de todo.El océano atlántico se hace presente a través de los increíbles cristales que nos rodean mientras que estamos sentados en esta mesa paralela a uno de ellos y yo solo me concentro en lo que me cuenta, sonrió ante sus ocurrencias y me doy cuenta de que quiero saberlo todo de ella —¿En donde naciste?— Es la primera pregunta que se me ocurre hacerle y me sonríe.—En Miami, pero mi madre es italiana y mi padre español ¿y tú?— Cuestion
[FRANCO]Brisa me dijo que tenia sus trucos para hacerme un poquito feliz y la verdad es que no tengo ni idea a que pueda referirse. Hoy es un día de navegación antes de llegar a Ocho Ríos, Jamaica, mañana temprano, y después de haber desayunado juntos, ella solo me ha pedido que fuéramos a ponernos nuestros trajes de baño, asique acá estoy esperándola afuera su camarote para ver que sorpresa me tiene preparada.Observo las parejas que salen de sus camarotes y no puedo evitar pensar en la noche que pudieron haber pasado y sé que esta mal, que no debería meterme en sus vidas, pero muchas veces me veo reflejado en ellos. Esas risas las conozco a la perfección, son esas después de haber estado toda la noche con la persona que más amas en tu vida y de saber que seguiras disfrutando del dia junto a ella… sin tan solo ellos supieran darle el valor que se merece a estos mo
[BRISA]Franco y yo estamos en el jacuzzi después de haber ido a la sala de frio bajo un efecto de risas por lo sucedido en el sauna, y al darme cuenta de todo lo que nos pasa cuando estamos juntos, también me doy cuenta de que no me quiero retractar de lo que dijimos hace un momento cuando estábamos allí. Sé que muchas veces me negué a ser la aventura de los hombre que me proponían pasar la noche con ellos por miedo a un futuro incierto, por ese pavor a enamorarme y que me dejaran con el corazón roto, pero con Franco quiero saltar al abismo así después él no me quiera ver más. Sinceramente prefiero arriesgarme a vivir todo esto tan hermoso que me pasa cuando estoy a su lado y quedarme con la sensación de que al menos lo intente, a no haber hecho nada por cobarde y preguntarme toda mi vida que pudo haber sido.—¿En que piensas?— Me interrumpe su voz y siento co
[FRANCO](Esa misma noche)Siento que he viajado en la maquina del tiempo y regrese a ser aquel adolecente de 17 años que estuvo con una chica la primera vez en aquel campamento y se moría de los nervios. Miro una y otra vez mi suite asegurándome de que todo este bien, y no puedo dejar de preguntarme si estaré haciendo lo correcto… «¡basta Franco! Tamara no volverá y no puedes quedarte muerto en vida» me intento convencer a pesar de que por momentos siento que esto que estoy viviendo me hace traicionar su memoria o mejor dicho el amor que siento por ella…«bueno en realidad que sentía por ella porque ya no esta» pienso y otra vez estoy enredado en mis pensamientos. De repente el golpe a mi puerta me regresa a la realidad y aquí esta mi corazón acelerándose como un idiota al saber que es ella —Cálmate— Me digo y es que en verdad pare