La verdad, nunca había pensado en la soledad que siempre me ha acompañado. Desde pequeño ser un niño que cree no encajar y que no se adapta bien, me hizo solo tenerme a mí mismo todo el tiempo. Y a mis padres, claro. A veces me pregunto si solo hago las cosas porque me siento solo; Ir a fiestas, hacerme amigo de Cris o enamorarme de Candace.
–Me puedes contar lo que te atormenta, si quieres –mi padre me habla con voz monótona.
Volteo hacia él. Ni siquiera me mira, el sigue leyendo la revista en sus manos como si nada pasara.
–No me pasa nada.
Mi padre saca su rostro de la revista para verme con una ceja encarada. Odio que sea tan intuitivo.
–Quizás acabo de cometer el error más
Saben lo que es estar con una persona, los dos, sentados lado a lado, bromeando y carcajeando hasta quedarse sin aire y tener los ojos llorosos. Bueno, así estábamos Cris y yo en este momento. No lo pude evitar si me empezó a contar como se atoro en el retrete de los baños del centro comercial. Cris me invito a ver películas en el sótano de su casa, junto con las chicas, y yo convencí a Candace a que viniera conmigo, solo porque se me hizo una buena idea. Ahora mismo Sofía y ella rebuscaban en una caja llena de películas en DVD para elegir una que ver. –¿Por qué no vemos una película en Netflix? Ya saben, como las personas normales que viven en esta década –se queja la pelirroja. –¡Esto es un desastre! –también se queja Sofía, quien trata de ordenas compulsivamente el montón de disc
No podía apartar la mirada de esos ojos verdes e inquiétenlas que me observaban sin vida. En la oscuridad de la noche, sus ojos daban miedo hasta metros de distancia. Incluso sus mejillas rosadas iguales a las de un niño o su sonrisa de boca cerrada que te transmitía perturbación.–Esta cosa no me gusta –comento en voz baja.–Quizás te empiece a gustar cuando dejes de verlo directamente –me responde con obviedad.–Es que... se parece demasiado a ti.–¿Me estas comparando amicon un gnomo de jardín?–No. –Hago una pausa–. El gnomo es mucho más bonito
En una semana seria mi cumpleaños número diecisiete. Nada especial, claro. Ninguno de mis cumpleaños los he esperado con extrema emoción. Probablemente me emociono más cuando me compro un nuevo disco que cuando se acerca o es mi cumpleaños.Tenía los mismos planes de siempre; Iríamos a la playa, nos hospedaríamos en ese hotel que siempre ha tenido la misma recepcionista desde que soy pequeño y comeríamos pastel de piña. En mi cumpleaños era el único día en el que me permitía comer pastel de piña.La diferencia de este años es que mi padre me ha dicho que puedo invitar a mis amigos. No estuve seguro de esa oferta, tampoco estoy seguro de que ellos quieran esa oferta. Después, mi madre me aviso que mi abuela
En una semana seria mi cumpleaños número diecisiete. Nada especial, claro. Ninguno de mis cumpleaños los he esperado con extrema emoción. Probablemente me emociono más cuando me compro un nuevo disco que cuando se acerca o es mi cumpleaños.Tenía los mismos planes de siempre; Iríamos a la playa, nos hospedaríamos en ese hotel que siempre ha tenido la misma recepcionista desde que soy pequeño y comeríamos pastel de piña. En mi cumpleaños era el único día en el que me permitía comer pastel de piña.La diferencia de este años es que mi padre me ha dicho que puedo invitar a mis amigos. No estuve seguro de esa oferta, tampoco estoy seguro de que ellos quieran esa oferta. Después, mi madre me aviso que mi abuela
(Advertencia ⚠Contenido +18)–¡Auch!–me quejo de nuevo.–Arion, solo te estoy poniendo una curita, no seas dramático–critica Candace, terminando de poner la curita en mi rodilla.–Claro, eso tu lo dices por que no tienes piel sensible.Solo había caído en cemento y mi rodilla empezó a sangrar, mientras que Candace había golpeado a ese chico con su propio puño y apenas tenía los nudillos ligeramente rojizos.–Es tu culpa ¿Cómo se te ocurre querer defenderme? Yo se hacerlo sola, para tu información. ¿Qué ibas a hacer? ¿
Desperté por un calor que me pegaba justo en la cara. Abrí los ojos y lo primero que vi fue un cabello rojo que me hacia cosquillas a la nariz. Me encontraba abrazando por la cintura a Candace mientras ella dormía plácidamente.Mire a mis alrededores; Ya era de día, posiblemente era de mañana.–Mierda–maldije en voz alta, incorporándome de la cajuela–. Candace–la llamo, sacudiendo su cuerpo para que despierte.Unos jadeos cansados me avisan que lo he logrado. Al abrir sus ojos, me mira con irritación, molesta a que la haya despertado.–¿Qué te pasa?–me dice con brusquedad, aun con sueño.<
Me quedo callado, casi impresionado, ante la propuesta que nunca vendría venir de parte de ella.¿Una cita..?–¿Te refieres a salir..? ¿Tú y yo? –Nos señalo con torpeza.–Bueno, podría ir con el gnomo de jardín, pero me parece más adecuado ir contigo –comenta con burla.Lo pienso por unos segundos, explorando cada posibilidad y error que podría haber.–No me dirás a donde iremos ¿verdad? –deduzco finalmente. Esa respuesta básicamente era un sí definitivo.–Nop. –Sonríe, como si nada
Respiro hondo antes de sumergirme bajo el agua, sintiendo como las olas golpean mi espalda y me empujan a la orilla, aunque me aferre a la arena bajo mis pies.No podía escuchar nada, mas que un zumbido que creaba el agua en mis oídos y las voces lejanas que eran opacadas por el agua.Salí de nuevo a la superficie, sacudiendo mi pelo empapado como si fuera un perro. A lo lejos, está ella, mirándome desde la arena con los brazos cruzados y una ceja arqueada. Como instinto, le sonrió tímidamente, pero de una manera natural y feliz, donde mis mejillas podrían entumecerse.–Tu mamá ya quiere partir el pastel–me avisa cuando salgo del agua.
Último capítulo