BriannaHabía pasado, un par de días desde que había llegado este sitio. Al principio cómo se sentía un poco incomoda. Ya sea por la pequeña silla, en el cual no podías estirar bien la pierna como la insípida comida que le servía. La incomodidad más grande que podía tener, era extrañar en cada minuto, cuando sus párpados se caían, a Esteban. No podía evitar, verlo en su memoria... cada vez que no pensaba en nada. Esteban era el vivo recuerdo de su máxima felicidad y era algo que no podía borrar fácilmente.En ese día, se había despertado temprano. Pudo ver por la ventana que estaba a su lado, el sol aún no había salido. Miró a su abuela, la cual aún tenía los ojos cerrados.Las noches eran suplicios. Cuatro veces en la noche: una enfermera iba y venía, cambiándole el suero, o dándole otra tipo de medicación. Dormir en ese sitio era prácticamente imposible.Briana, estiró los brazos hacia arriba, intentando despejar la flojera que había acumulado en ese tiempo.Sus pequeñas manos, la a
Siempre se lo quedaba viendo,hasta En aquellos momentos , los cuales él no estaba junto se queda pensando en el , en cada instante como la imagen de ese muchacho apareció en su mente.Se había acercado, pero se había alejado en el instante.Pero algo le hizo detenerse, a que el muchacho le hablo:—Hola ¿Me traes un café con tostadas? No me han atendido todavía.Ella, entendió enseguida el motivo por el cual no lo habían atendido a un . giro su cabeza , un poco molesta con sus amigas. Las cuales la saludaron, con disimulo . Ana, le sacó la lengua. Incluso le mostró un cartel, que decía habla con el.Ella, empezó a hacerle señales de que iban a morir. Deslizando sus dedos, debajo de su cuello hacia sus amigas.—¿Estas bien?—Si, solo es que me dió calor.—¿Calor?, hoy es de los días mas fríos del año.—Es que me está por venir.Apenas afirmó eso, quiso meter la cabeza en algún pozo de tierra, y no sacarla nunca más de ahí.Se dió un cachetazo mental, por la torpeza que había mencionado
Echaba de menos a su hija la ternerita, se preguntaba si había dejado la mamadera a esta altura.<<¿Se seguiría echándose en el regazo de quien le daba la mamadera?>>Se preguntaba tantas cosas, también acerca de sus plantines.<<¿Habrán crecido mis plantitas?>>No sabía si necesitaban, un poco más de cuidado para hacerlo. Pronto se acercaría el fin del invierno... empezaría la primavera, ya estaban en agosto.Había sido el año más triste de su vida, y después había sido el más feliz y ahora nuevamente se convertía en el más triste.Su abuela, empezó a mejorar. Incluso en estos últimos días, había empezado a dar pequeños pasos y a llegar al baño sola. Al menos, comp ayer ya no tenía que estar cambiando pañales. Desde ese ., se sentía un poco más feliz y animada.No podía evitar, sentirse bastante apenada: por un lado todas las esperanzas, se esfumaban como agua, con el pasar del tiempo.Tenía tanto miedo que él la olvidará . tal vez caminar a otra chica igual que ella y él le abriera
BriannaDespertó.Briana estaba en el taxi aún. Se había quedado dormida entre el traqueteo, la había acunado como una especie de moisés.Al abrir los ojos, se encontró con nieve cayendo a través de la ventana del conductor. Se sintió cohibida, se sintió triste. Ese sueño había sido tan real, aún sentía los besos que Esteban le había dado, levanta su mano derecha y con la yema de su dedo acaricia sus labios.Un momento a otro pudo ver la casa frente a ella. Le pagó al conductor, se bajó a toda velocidad sosteniendo su pequeña maleta. A diferencia de sus sueños, no había tanta nieve y si podía caminar tranquila. Aunque había algo distinto, el invernadero estaba todo en su sitio. Pudo apreciar más adelante, la huerta de las plantas. Aunque a diferencia del sueño, se encontraba seca. Todas las plantas estaban muertas. Eso la confundió. Se acercó corriendo para verlas más de cerca, y los tallos estaban doblados, enclenques en una posición incomoda y triste.Sigió caminando dando vueltas
Briana, cerró todo y se subió a su auto. Suspiró, dejó la nota a un lado y arrancó el vehículo. Antes de comenzar su viaje, lo primero que hizo fue ir a la casa de Melissa. Se bajó con el vehículo en marcha y golpeó la puerta con tres suaves golpecitos. Melissa salió enseguida como envuelta en un gran sacó como la miro con tristeza y le pregunto:—¿Irás por el verdad?—Si.—Mucha suerte.—Te quiero.Ambas se vieron envueltas en un tierno abrazo, incluso se había unido Ana, la pequeña niña al gran apretón.Briana, dejo todo atrás... la casa de Esteban se iba haciendo cada vez más pequeña en su visión. Hasta que en un momento al otro, levantó su vista al espejo retrovisor y ya no estaba. Lo único que podía llegar a ver: era un manto blanco cubriendo todo por doquier.Suspiró sabiendo que era un viaje muy largo. No sabía muy bien lo que le esperaba, y el miedo latente de no encontrar lo también estaba asistente en su memoria.Mira de reojo la libreta una vez más. Volvió a suspirar, y con
A la mañana siguiente, se despertó muy relajada. Tomó su bolso de mano, y se dirigió al baño no espacioso. Pero de igual forma dentro de las duchas y se dio un buen baño de agua caliente. Lo bueno era que estaba bastante calentito y no le dio frío. Se vió envuelta en una toalla, ya que había una especie cambiador y se puso la ropa. Al salir afuera, tenía puesto una gorra, no se había dado cuenta de llevar consigo algún secador de pelo, en el vehículo se empezó a secar el cabello con la calefacción mientras manejaba.Bostezó, a pesar de sentirse un poco más relajado y limpia: tenía bastante flojera.De pronto vi una llamada entrante de su amiga, se puso el altavoz y empezó a escuchar lo que ella tenía que decir.—Di algo... ¿cómo te encuentras? estaba preocupada de que hayas dormido bien y nada... que te hayan molestado. ¡Di algo!—Estoy muy bien amiga, no te preocupes. El único inconveniente que tuve es que no traje secador de pelo, así que me esté secando el cabello con la calefacció
—No llores no me casaré con otra persona. Lo prometo estaremos juntos.Esteban, la tomo de la mano con fuerza y le besó los labios con tanta ternura, se derritió.Esteban, levantó su mano derecha y empezó a acariciar sus mejillas apartando las lágrimas que caían. Bajo la mano acariciando el cuello femenino y delicado. Deslizó su piel sobre el hombro delicado y descubierto. Bajando la pequeña tirita que había molestado. Introdujo su mano, dentro de la blusa de Briana.Briana quería apartarlo. Porque después de aquella confesión, no sabía si ese hombre era de otra, sino de ella. Aún así, cumpliría la promesa de ser virgen hasta el matrimonio.Se apartó con sutileza, quitó la mano de Esteban y con el dolor en el corazón se levantó.—Yo solo creo, que estás dudando en casarte con otra persona. Como siempre te están obligando a hacer algo que no quieres. Y yo no puedo estar así... yo no puedo esperar que tú decidas hacer lo que quieras. Porque ni siquiera tú decides hacer lo que quieres c
—No te puedo entender Esteban, lo único que puedo llegar a entender es que eres un controlado, que cualquiera puede venir a manejar tu vida no tienes decisiones propias. Si quieres ser feliz aquí en esta mansión, ser rodeado de poder: hazlo cásate con quien quieras. Adiós, Solo espero que seas feliz. Voy a estar un tiempo en aquella casa y tengo una duda.—Dime.—¿Dónde está la ternera y la perrita? Quiero saber.—¿Quieres llevartelas? —pregunto él, asintió sin decir nada más.Esteban se alejó unos metros, Briana espero con impaciencia en el vehículo. 1 minutos más tardes, Él traía un carro consigo, era cerrado y lo enganchó al auto. Esteban se acercó y dijo:— Ahí te dejé a la ternera, la perrita es mía.Bri levanta la ceja confundida dijo:—Yo... pensé que era un regalo de cumpleaños, como has cambiado.Él se encogió de hombros y empezó a caminar al interior de la casa. Briana empezó a llorar. No esperaba esa actitud de parte de él empezó a alejarse con su vehículo. Esperando...De