BriannaBriana, tenía en cuenta una sola cosa, le quedaba tanto camino por delante y el cuál la desanimada. Pero manejó, sin tomar ningún tipo de descanso hasta que sus ojos, estaban tan cansados que se cerraban solos; no le interesaba, en ese instante, no le interesaba morir porque se sentía muerta.Aunque recuperó la poca cordura que tenía, y sigió adelante. Suspiró, miró con nostalgia y llena de dolor el camino de atrás, el cual había recorrido llena de lágrimas y espasmos. En el vehículo, en una estación que vio a unos metros de distancia: fue como un salvavida que apareció en este momento.Haciéndola entender que la vida seguía, por más dolorosa que fuera.Briana, estacionó el vehículo, percatándose del dolor que sentía, y que dolía un poco más cada vez que lo pensaba. No le importó nada, detuvo el vehículo, cargo combustible y cerró los ojos dispuesta dormir; pero la imagen de Esteban, la invadía una y otra vez sin cansancio.Ella comenzó a llorar, sintiéndose inútil, sintiéndos
Una joven rubia, de buen porte con unos tacones demasiados altos para el lugar en el que se encontraba, lo miraba desde lejos.—¿Cómo está mi prometido?, al parecer eres bastante atractivo entonces nuestros hijos van a hacer del mismo modo. Puesto que yo soy muy hermosa y tú también lo eres, Supongo que nos irá bien.Después de decir eso como si fuera la cosa más normal del mundo se encogió de hombros y sigió caminando con sus terriblemente altos zapatos.Esteban, está bastante conmocionado sin entender muy bien que decir. Tampoco comprendía con esa actitud quién era esa mujer de porte de clase alta. Que lo miraba como si fuera la cosa más insignificante del universo.—¿Y yo porque me casaría contigo? —interrogó, la mujer dejó de dar esos pasos delicados y refinados, para quedarse en la misma posición.Levantó la quijada, un poco dura esta vez... debido a la respuesta de aquel joven sensible. Lo miró de manera desafiante y le dijo:—Es un acuerdo. Es más desde que éramos pequeños nos
Esteban, estaba recordando todo lo que tenía que saber acerca de manejar una hacienda . y se había olvidado que tenía compañía a su lado como aquella mujer aún seguía pegada del brazo de esteban.El cual la había alejado, se había rendido estando inmerso en sus propios pensamientos. Aquella mujer lo miraba divertido. Le parecía curioso que se perdiera en su mente de esa manera, y no se percatara del mundo que lo rodeaba.Sin ningún tipo de tapujos, tomó el rostro de aquel joven, el cual en el momento de sentir las frías manos se despertó.Lo besó.Él la empujó sin sutileza y le dijo:—Te dije que no estaba interesado en ti, estoy enamorado de otra persona.—Bueno tienes hasta dos semanas como para pensar si quieres perder todo ya que yo soy la inversionista o casarte conmigo. No me interesa vendría diario as conversarte. Yo soy muy experta en esas cosas, sino me da miedo hacerlo juntos eres un reto con el cual voy a conseguir —Murmuro coqueta y se alejó de su lado contorneando sus gra
Briana, estaba segura de una cosa: con el paso de los días, todo empezaba estar en su lugar.Briana, se acostumbraba poco a poco, un poco confusa y extraña en la granja.En las mañanas se levantaba muy contenta saludando a su ternera, la cual se había empezado acostumbrar a dormir en la cocina, junto a la chimenea encendida. Al menos así Briana, no se sentía tan sola. La ternera, largo un extraño sonido.—Yo también te extrañé ¿dormiste bien, en la almohada que te conseguí? —le pregunto y la ternera emitió un sonido a modo de respuesta.—Si sé que me entiendes, voy a empezar a aprender a coser. Creo que es una buena idea de ahorrar en distintas cosas, por ejemplo : me faltan cortinas a la casa y en un depósito, encontré varios rollos de bonita tela. Me preguntaba qué hacían ahí. Aunque a decir verdad no tenía idea ni siquiera de como a.r una aguja.En ese día estaba en el mercado y había visto un enorme cartel qué decía clases de costura.Entonces en el día siguiente, daba vueltas en
—¿Qué demonios es esto, que está acá arriba? La verdad que los campesinos son bastante extraños, pero Esteban se pasa —comentó Melisa.Brianna dijo lo siguiente:—A decir verdad que no entiendo... en realidad él es muy ordenado y pulcro. El resto de las casa está impecable. Pero la alacena, es un desastre. No entiendo muy bien cómo es que llegó a este extremo.—Tiene que tener una razón, quizás algo de su infancia o no sabemos. Realidad no sé si sabremos, aunque esto es un misterio.—Puede ser que tengas razón, esta casa al principio era de su padre, tal vez por eso no quería ordenar la alacena. Tal vez todo este lío lo hacía su padre y él nunca tuvo el coraje acomodar.—Bueno tal vez le estás haciendo un favor, y si no bueno que se joda.—Ya luego, estaba pensando en hacer unas clases de costura; la verdad que no tengo ni idea de nada— Pues si quieres yo también me podría notar la verdad que se tejer, y se coser a mano pero a máquina, es otro tema bonito.—Esperes hacer cortinas, ta
Bri lo analizó de pies a cabeza o más abajo. Dió la vuelta de nuevo, siguió caminando.—¿Aqui no acostumbran a saludar? —quiso saber el sujeto extraño.Lo vió confundida un poco con la respuesta que la había dicho joven misterioso. Lo miró y lo encaró.—Lo lamento es que nunca te había visto y no estoy de ánimos para saludar a un desconocido —comentó Briana con simpleza.La miró y no pudo evitar lanzar una risita. Levantó sus labios en una sonrisa satisfactoria.<<Esa chica me agrada>>— Pues yo pensé que eran todos amables, me equivoqué.Brianna, lo miró con el ceño fruncido.—Buen día.Y se marchó.BriannaComo tenía partido el corazón más de lo que lo había previsto. Aunque después de una semana, en la cual se había inscrito al final en el curso, las cosas empezaban a cambiar para ella.Poco a poco todo mejoraba.De pronto se vió a sí misma despertándose en la mañana, con aquel dolor en el pecho, pero por alguna razón, ya no dolía tanto.No sabía si en parte, se había empezado acos
BriannaAl día siguiente, tenía la misma rutina. Aunque la diferencia, era qué tenía eo encuentro con el dueño de la casa. Lo esperaba, con ansias.Me había cancelado la cita del día anterior por trabajo.Escuché unos leves golpeteos en la puerta.Me levanté dispuesta a abrir.—Hola buen día, es un gusto conoc...Pero me quedé callada, suspiré. Del otro lado, estaba Leandro.—Al parecer no te agrada tanto conocerme —dijo divertido.—Si, estaba buscando al dueño.—Lo tienes en frente.—¿Qué? ¡Tú!—A mí tampoco me agrada verte —bocifero.—El sentimiento es mutuo.—Pasa —dijo, rindiendose finalmente.—Con permiso señora.—¿Señora? —lo interrogué enojada.—Si ¿Por qué?—No estoy... Casada.—Pues, es justificable —espetó.—¡Oye! —exclamó.—Digo por lo gruñona.Puso los ojos en blanco, quería hablar del tema y sacarlo de su casa.El sujeto, miró todo con suma curiosidad."¿Pintó todos los muebles?""Tiene buen gusto"—No me gusta tanto blanco —comentó.—Pues, si me vendes la casa no hay de
Brianna mira con una mueca de tristeza el café. Era la primera vez después de tanto tiempo, tomaba el café con alguien que no fuera Esteban. En largas noches, sus sueños básicamente se habían tratado de Esteban.Briana, en ese instante se queda en silencio porque pasar del tiempo nada mejorarían y cambiaría. A pesar de todas las noches, que había gastado imaginando un posible encuentro con Esteban, nada de eso había sido cierto.Solo se había quedado enterrado en su memoria. Sin ningún tipo de fin.Briana, empezaba a perder las esperanzas; por un lado se había dado cuenta de un pequeño y valioso detalle: esperaba ver a Esteban.Beber un café con otra persona que no fuera él, la había llenado de nostalgia.— Ya lo creo que te quedaste perdida en tus pensamientos ¿te gustaría hablarme de eso? —pregunto con curiosidad el joven que estaba a su lado.Brianna lo miro con sorpresa. Sabía metido tanto a sus propios pensamientos, que no sabía muy bien que decir Briana, se sintió avergonzado. E