Al llegar a ella, se inclinó a su altura, la ternera, dormía plácidamente. De pronto, al parecer entre sueños empezó a olfatear. Abrió los ojos, y enseguida, se tiró encima de su madre. Se sintió bastante feliz en ese preciso instante, la abrazó con fuerza contra su pecho. La acarició con el dorso de la mano, su cabeza lanuda.
Briana, lanzó una risita y abrazo con más fuerza al animal. Después se levantó, por la protestas de la ternera. Al parecer tenía hambre, y ella sabía más que nadie, que cuando Camila tenía hambre: no había nada que lo pudiera frenar. Se dio cuenta como que era tiempo de preparar su mamadera.en cuando se paró, empezó a encaminarse hacia la cocina. Esteban, aún Estaba terminando de lavar los platos, y la miro con curiosidad.
—La escuché, de seguro tiene hambre.
—La descui
—Yo... nunca había recibido un regalo.—¡Esa maldita! —bociferó.—¿Qué cosa abuela? —interrogó sin entender muy bien.—Nada mi niña, que lo disfrutes. Puedes abrir tu regalo.Briana cómo le hizo caso . se sentó sobre la alfombra goma y colocó el paquete colorido, sobre su regazo. Empezó a desatar, el lazo que lo envolvía con mucha delicadeza. Quiso saborear el momento, a pesar de ser una niña. Nunca antes, había recibido un regalo en su cumpleaños, y quería hacerlo despacio y con cuidado. Si pudiera congelar el momento, lo haría.Cuándo desplegó, el último papel que se encontraba encima.una caja blanca y muy bonita con más le lleno su campo visual. Quito la tapa, encontrándose con una muñeca hermosa dentro de ella . sus ojos Se abrieron con amplitud, no so
—No, Esteban. Tienes que quedarte aquí, cuidar la casa y todo lo que conlleva en ella.—Bri..—Te quiero... — Brianna, tras murmurar esas palabras. Lo abrazó con fuerza, y sin mirar atrás se marchó al pueblo.Lo haría, junto con su amiga Melissa, de ese modo no tendrían que hacer una despedida más dolorosa, de la cual ya lo era. Melissa.com a los veo ambos con bastante lástima. Ambos no eran malas personas, solamente habían caído en el triste destino, de una enfermedad.Esteban tenía el corazón roto en ese momento. Sabía que tarde o temprano llegaría el momento, en el que ambos debían despedirse. Pero no se había dado cuenta, que había llegado tan temprano en ese instante.Briana sí alejo darnos pequeños y cortos pasos hasta llegar al auto de su amiga. Al subirse en el, las lágrimas caye
—¿Volverás amiga? —quiso saber Melissa.—Nose cuando, pero algún dia... Volveré —le contesto.—Te voy a extrañar —músito.—Y yo a ti.Ninguna de las dos, dijo algo más. Ambas estaban triste, por la despedida. Melisa, no era una persona muy sociable, más bien no tenía con quién sociabilizar.Estaba muy feliz en esos días, porque tenía una persona con quien hablar y que ahora se iba, eso la destrozada lentamente.Briana, por otro lado, estaba impaciente. Quería saber el estado de su abuela.Unos minutos más, bastaron para llegar a la terminal, Brianna abrazó con fuerza a su amiga. Ambas no se querían soltar la una contra la otra. Sabían que el momento en que se volverían a ver, era incierto. Aunque Melisa haría todo el esfuerzo para ir a visitarla.—Iría
" Caminé durante horas, no me importaba en qué dirección me encontraba. Yo seguí caminando. Hasta que frené en una dirección un poco extraño. Aquel lugar me hacía recordar, a las flores que la abuela siempre amaba. Entonces frené y conocí a un chico. Yo había perdido el habla.no sabía por qué motivo, por más que abría la boca una y otra vez como no salió ningún sonido de ella." Esteban, me recibió en su casa y empezamos a convivir, el de es la persona más buena del mundo. Nunca me faltó respeto ningún momento como siempre se preocupaba por mi . incluso me servía el desayuno cada mañana, y siempre era muy atento . y cuando recibí la noticia como me vine hasta aquí ya se quedó allá. Nos despedimos."—Me alegra saber que estábas bien ¿qué pasó con ese muchacho?—Se quedó allá, tenemos muchas plantas como una ternera y un perrito bebé . creo que no podía dejar solo el lugar. Aunque él quería acompañarme pero no sé si será la despedida definitiva decir verdad.—Siempre con tu abuela, quis
BriannaHabía pasado, un par de días desde que había llegado este sitio. Al principio cómo se sentía un poco incomoda. Ya sea por la pequeña silla, en el cual no podías estirar bien la pierna como la insípida comida que le servía. La incomodidad más grande que podía tener, era extrañar en cada minuto, cuando sus párpados se caían, a Esteban. No podía evitar, verlo en su memoria... cada vez que no pensaba en nada. Esteban era el vivo recuerdo de su máxima felicidad y era algo que no podía borrar fácilmente.En ese día, se había despertado temprano. Pudo ver por la ventana que estaba a su lado, el sol aún no había salido. Miró a su abuela, la cual aún tenía los ojos cerrados.Las noches eran suplicios. Cuatro veces en la noche: una enfermera iba y venía, cambiándole el suero, o dándole otra tipo de medicación. Dormir en ese sitio era prácticamente imposible.Briana, estiró los brazos hacia arriba, intentando despejar la flojera que había acumulado en ese tiempo.Sus pequeñas manos, la a
Siempre se lo quedaba viendo,hasta En aquellos momentos , los cuales él no estaba junto se queda pensando en el , en cada instante como la imagen de ese muchacho apareció en su mente.Se había acercado, pero se había alejado en el instante.Pero algo le hizo detenerse, a que el muchacho le hablo:—Hola ¿Me traes un café con tostadas? No me han atendido todavía.Ella, entendió enseguida el motivo por el cual no lo habían atendido a un . giro su cabeza , un poco molesta con sus amigas. Las cuales la saludaron, con disimulo . Ana, le sacó la lengua. Incluso le mostró un cartel, que decía habla con el.Ella, empezó a hacerle señales de que iban a morir. Deslizando sus dedos, debajo de su cuello hacia sus amigas.—¿Estas bien?—Si, solo es que me dió calor.—¿Calor?, hoy es de los días mas fríos del año.—Es que me está por venir.Apenas afirmó eso, quiso meter la cabeza en algún pozo de tierra, y no sacarla nunca más de ahí.Se dió un cachetazo mental, por la torpeza que había mencionado
Echaba de menos a su hija la ternerita, se preguntaba si había dejado la mamadera a esta altura.<<¿Se seguiría echándose en el regazo de quien le daba la mamadera?>>Se preguntaba tantas cosas, también acerca de sus plantines.<<¿Habrán crecido mis plantitas?>>No sabía si necesitaban, un poco más de cuidado para hacerlo. Pronto se acercaría el fin del invierno... empezaría la primavera, ya estaban en agosto.Había sido el año más triste de su vida, y después había sido el más feliz y ahora nuevamente se convertía en el más triste.Su abuela, empezó a mejorar. Incluso en estos últimos días, había empezado a dar pequeños pasos y a llegar al baño sola. Al menos, comp ayer ya no tenía que estar cambiando pañales. Desde ese ., se sentía un poco más feliz y animada.No podía evitar, sentirse bastante apenada: por un lado todas las esperanzas, se esfumaban como agua, con el pasar del tiempo.Tenía tanto miedo que él la olvidará . tal vez caminar a otra chica igual que ella y él le abriera
BriannaDespertó.Briana estaba en el taxi aún. Se había quedado dormida entre el traqueteo, la había acunado como una especie de moisés.Al abrir los ojos, se encontró con nieve cayendo a través de la ventana del conductor. Se sintió cohibida, se sintió triste. Ese sueño había sido tan real, aún sentía los besos que Esteban le había dado, levanta su mano derecha y con la yema de su dedo acaricia sus labios.Un momento a otro pudo ver la casa frente a ella. Le pagó al conductor, se bajó a toda velocidad sosteniendo su pequeña maleta. A diferencia de sus sueños, no había tanta nieve y si podía caminar tranquila. Aunque había algo distinto, el invernadero estaba todo en su sitio. Pudo apreciar más adelante, la huerta de las plantas. Aunque a diferencia del sueño, se encontraba seca. Todas las plantas estaban muertas. Eso la confundió. Se acercó corriendo para verlas más de cerca, y los tallos estaban doblados, enclenques en una posición incomoda y triste.Sigió caminando dando vueltas