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Al llegar a ella, se inclinó a su altura, la ternera, dormía plácidamente. De pronto, al parecer entre sueños empezó a olfatear. Abrió los ojos, y enseguida, se tiró encima de su madre. Se sintió bastante feliz en ese preciso instante, la abrazó con fuerza contra su pecho. La acarició con el dorso de la mano, su cabeza lanuda.

Briana, lanzó una risita y abrazo con más fuerza al animal. Después se levantó, por la protestas de la ternera. Al parecer tenía hambre, y ella sabía más que nadie, que cuando Camila tenía hambre: no había nada que lo pudiera frenar. Se dio cuenta como que era tiempo de preparar su mamadera.en cuando se paró, empezó a encaminarse hacia la cocina. Esteban, aún Estaba terminando de lavar los platos, y la miro con curiosidad.

—La escuché, de seguro tiene hambre.

—La descui

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