Una vez recuperada la mujer, la familia se fue movilizando en dirección hacia la entrada del búnker, lugar desde donde los guardias los esperaban.Debido al incidente anterior, Kayla observaba a los hombres aún con enojo. Ellos, con cada paso que daba la mujer al acercarse, le sonreían más, atraídos por su belleza, su rudeza y el cabello suelto alborotado por el viento que le daba toques salvajes al aspecto de la joven.Una vez frente a frente la familia y los soldados, estos los detuvieron, sin perder su atención sobre la mujer quien los seguía observando con ese gesto poco amigable.Ambos soldados se juntaron a conversar a una distancia prudente, dándole la espalda a los jóvenes, girandose en ocaciones para ver a la familia. Luego, el hombre llamado Marco, se acercó a ellos y abrió el paso: —pueden pasar—.Tarek, sospechando que algo no andaba bien, sujetó la mano de su hermana y apretó contra su pecho a la niña, mientras daba sus primeros pasos desconfiados hacia adelante, pero, el
Tarek juntó a su familia tras su espalda y mostró el pecho ante el alterado sujeto armado, aún con esa expresión de ceño fruncido o ojos saltones llenos de furia.El soldado, quien había tomado el trabajo de guardia hacía un par de semanas, sintiéndose amenazado por el joven tras la derrota de su superior y sin intención de tolerar la humillación que había recibido el cuerpo militar con ese acto, puso el ojo en el visor de su arma decidido a saciar su venganza, aun sintiendo la mezcla de nerviosismo, adrenalina y determinación con su compromiso.Ligeramente temblando por su estreno de acción real tras un fusil, ubicó impaciente el dedo en el gatillo y apuntó la cruz de la mira por encima del cuello de Tarek, observando al detalle ese rostro enfurecido que él sentía repudiable.—Te tengo malnac***—dijo con una fría sonrisa.—¡Detengase soldado!—. Una voz grave salió desde dentro del túnel que conducía al interior del domo. Sorprendido, el guardia Hans volteó su atencion hacia dentro d
Minutos después, sobre un ancho sillón de cuero, dentro de una habitación de recepción de paredes blancas e iluminación ligeramente verdosa, estaban sentados los "hermanos" y la niña, siendo custodiados por un serio militar en la puerta, el cual se encontraba parado con los pies separados y las manos hacia atrás.Sintiendo el trato que les daban como muy sospechoso, Tarek se encerró en mente planeando su siguiente movimiento. Su intensión era escapar y corregir lo que había provocado, pues se culpaba a sí mismo por haber insistido en ingresar al domo. Para lograr realizar su idea, necesitaba primero recuperar la mochila qué le habían arrebatado, donde tenía algunas herramientas y un bate de béisbol, tal y como lo hacía su "hermana" las veces que salía.Por su lado, Kayla abrazaba a su niña quien se encontraba sentada sobre sus piernas. La mirada de la mujer apuntaba tras el vidrio de la segunda puerta, aquella que conducía a una cabina donde había ingresado previamente el hombre pálid
Volviendo en el tiempo, los "hermanos" apreciaban con melancolía aquella pequeña casita de arena que ahora solo alojaba gratos recuerdos en su interior. Tarek rememoraba la rutina despreocupada y llena de travesuras que tenía en ese entonces, mientras que Kayla, quien había pedido la tenencia de su niña, le enseñaba a ésta el origen suyo en esas tierras con una breve y amena explicación.El anciano, quien se hallaba a un lado, viéndo entretenidos a los jóvenes con lo observado, intentó hacerse participe y añadió algunos datos importantes: —Esa casa la construyó tu padre—expuso dirigiendose a Kayla.Los chicos apuntaron su atención interesada sobre viejo hombre al oír lo comentado. Los "hermanos" habían obtenido poca información por parte de su abuela y este sujeto, aún extraño, parecia manejar información adicional valiosa.—¿Usted conoció a mi padre?—preguntó Kayla con curiosidad.—No solo a él. También conocí a tu madre. Eres la vida imagen de ella—respondió en anciano con una sonri
Un breve silencio se apoderó del ambiente. La información revelada por el anciano había llegado clara a los oídos de los jóvenes, pero estos no lograron asimilarla por completo debido a lo inesperado e ilógico que parecía sonar. Solo logró crear más que confusión en sus limitados entendimientos.—Eso no puede ser—dijo Tarek con extrañeza en su expresión—Nadie pudo haber tocado a Kayla—.La joven mujer sujetó el brazo de su hermano, acercándose más a él y viendo con seriedad al anciano, en un gesto de dar su fiel apoyo al argumento que Tarek expresaba.Viendo que la información había dejado confundidos a los chicos, el anciano intentó devolverles la confianza expresando una sonrisa y explicando mejor su hipótesis: —No es como ustedes lo imaginan. No es necesario tocar a la persona para poder extraer sus células madre. Ya les había dicho que anteriormente se usaba únicamente el cordón umbilical para esa operación—concluyó.—¿Cómo así? ¿Cómo sucede?—preguntó confundido Tarek.—Se generan
La conmemoración a la persona difunta había iniciado. Tarek y Kayla se sentaron sobre el suelo pedroso, al lado de aquel frasco metálico donde se suponía guardar los restos de Novah Lundgren, mientras que el anciano aguardaba su turno a un lado para posteriormente tener una charla más privada.Tomados de la mano y guardando la compostura por el evento, los hermanos fueron compartiendo con su abuela todas las sucesos que les había tocado vivir desde sus partida del refugio, desde el evento más bueno hasta el peor de los casos. Añadiendo también, palabras y confesiones que omitieron decir en su tiempo y que siempre quisieron expresar delante de ella.Todo marchaba como la situación lo ameritaba, con la seriedad y la melancolía como principios de respeto hacia la persona desaparecida, pero, de pronto, tras una breve risa que no pudo contener Kayla al contar una situación evidentemente divertida acerca de su hermano, el ambiente empezó a tomar una dirección más informal no propia de una s
Minutos después y mientras el anciano hacia cumplir su turno para charlar con "mamá". Los chicos esperaban pacientemente unos metros más allá, sentados en el suelo y con las espaldas apoyadas sobre el muro curvo del túnel.—No entiendo ¿Quién te dio el nombre? ¿A quién te refieres con "mamá"?—preguntó Tarek confundido.—Sabes a quien me refiero—expresó con el ceño fruncido la niña. —¿Por qué se les hace muy difícil creerme?—pregunto observando a su familia con ligera decepción.—Es que no es normal. Esas cosas no suceden—respondió Kayla intentando ser comprensible.—Pues, yo la ví—dijo apartando su atención de los "hermanos", con clara molestia.Producto de la desconfianza que había surgido ante la incredulidad de los "hermanos" con respecto al acontecimiento que la niña decía haber vivido, se generaron sensaciones hirientes en el tierno corazón de la pequeña, quien sentía que sus apoderados la veían como una vil mentirosa.Sin terminar de creer lo comentado, Tarek y Kayla se observar
Cerca de una hora después, Kayla y Novah se encontraba sentada sobre el banquillo del paradero de la carroza que los trajo. Había podido salir del búnker con ayuda del anciano y juraron no volver al sitio si no era mediante un aviso previo a la misma persona. El viejo hombre les otorgó una dirección en donde los chicos podían acercarse a recibir ayuda y este se encontraba fuera del pueblo de "Nueva Esperanza". Además de eso, había prometido mover sus influencias para llevar a cabo el plan de la pequeña Novah, el cual era visitar la "gran ciudad".Justo antes de salir del antiguo refugio, el anciano otorgó a los jóvenes una caja fuerte perteneciente a su abuela Novah. En ella, prometió que encontrarían respuestas a varias cuestiones acerca de su pasado y, quizá también, objetos de valor.No perdiendo el tiempo, Kayla tenía la caja sobre sus piernas y pretendía abrirla haciendo palanca con un fierro que encontró en el camino.—Mamá. Esa es una caja fuerte y, como dice su nombre, es fue