XLV

Ahora debía ir a dónde estaba Acheron, iba a gritarle por "marcarme" yo definitivamente no quiero ni necesito que ningún hombre se aleje de mí porque Acheron se creía mi dueño, él no tiene derechos sobre mí y es mejor que se vaya enterando.

En silencio me deslicé por los pasillos hasta llegar al lugar donde yo debía dormir según Acheron, a unos centímetros de distancia de él y no entiendo por qué mi corazón de pronto comenzó a latir desbocado.

Toqué la puerta esperando oír su voz pero mi respuesta fue un sepulcral silencio. Luego de un par de segundos yo tomé la manilla y la giré buscando abrir la puerta y así lo hice.

Entré en la habitación esperando verlo pero ahí no estaba.

— ¡Acheron! —Llamé pero no hubo respuesta alguna.

Pronto repetí el proceso pero obtuve el mismo resultado.

Enseguida me vi abriendo la puerta del baño para gritarle sus cuatro verdades.

Al entrar no podía ver más que el vapor del baño lo que me indicaba que efectivamente Acheron estaba ahí.

Mi respiración de rep
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