—Que la estratega lo diga. —Lo pellizqué por debajo de la mesa.—No es nada, sin embargo, los desayunos es el momento especial entre nosotros, él trabaja y en ocasiones almuerza o cena con clientes, podemos saltarnos esos dos eventos, pero los desayunos nunca.» Además, César aplica la mermelada exacta a mi tostada, a mí no me queda igual y yo atino a endulzar su café como le gusta.—Eso nunca me lo habías dicho. —intervino él, al mirarlo comprendí que era cierto.—¿Se dan cuenta cuál es el fin de esto? —preguntó Blanca, César besó mi frente, sin duda amo a este hombre.—¿Al menos no nos pondrán un menos uno, por haber saltado como diez reglas de etiqueta? —Todos rieron, al saber cuál era nuestra risa.—Nada de eso, chicos. La finalidad del programa es descubrir las pequeñas cosas que nos gusta de nuestra pareja y que por tonterías del día a día no las decimos y ese es uno de los errores más garrafales y por el cual se mata una relación.—¿Estudiaste algo de esto Blanca? —Ella negó.—
María Joaquina dormía boca abajo, estábamos cansados, literal. Hoy fue el segundo día de terapia matrimonial con los psicólogos. Llenamos varios cuestionarios de actitud emocional.Demasiados, cada uno con muchas cuestiones, también preguntaron mucho sobre los momentos en pareja, en los puntos de compartir nos vamos a corchar, también nos tocó hablar varías horas con un consejero matrimonial.Nos dejaron una tarea, dado que duramos nueve años ignorándonos en el tema íntimo; el cual no era tanto el sexual, sino el hablar y teníamos mucho de qué hablar, hemos tratado de ponernos al día con eso. Una de las muchas cosas que me sorprendió fue saber de su continua comunicación con Virginia Andrade, la ex de Alejo.La madrina de Julián, sin duda la mujer que tanto María Joaquina como Fernanda querían para él. Al inicio de la relación con la actual esposa, ellas miraron a Sandra como la intrusa, con los meses y esa dulzura empalagosa que percibo en ella. Se las fue ganando, pero hoy mostró se
—César, no soy feliz, aparento serlo, porque es mi manera de ser, desde hace mucho no lo soy. Me encanta un lado de Sandra, pero el otro es mezquino. Ahí donde la ves con esa nobleza hace mucho, me di cuenta de que no lo es tanto, solo es una fachada. » Por eso, mi en mi cabeza las comparo, no es correcto, sin embargo, lo hago. Por momentos, como los de hoy, me planteo la pregunta de qué sería de mi vida si Virginia fuera mi esposa y no Sandra. —¿Por eso nunca te quisiste casar por la iglesia? Sonrió, se acabó la segunda cerveza, yo aún tenía la primera. Esta vez pidió dos, me apuré para acabarla. —Pensé que nadie se había dado cuenta. Fernanda después de haber terminado con Virginia no me habló por unos meses, le hacía mala cara a mi esposa, luego Sandra se las ganó. Pero hay algo en mi pecho que no me deja estar al 100% en calma con ella, algo no me deja. —No soy bueno para estas vainas de aconsejar. Mi vida es un desastre, en mi cabeza era uno y en la realidad, otro. Pero habla
Apenas hice la pregunta me arrepentí, la cara de enojo de María Joaquina fue suficiente. —Desconozco la razón por la que te reuniste, anoche con Alejo. Comenzó con su sabiduría, otra de sus virtudes, la cual adoro, ya me había calzado, teníamos diez minutos de gabela. » Pero si hago un análisis de estos cinco años pasados del matrimonio de nuestro amigo, deduzco varias cosas, comparando con los tres que vivió con Virginia. Pero por ningún motivo seré la causante de inclinar la balanza sobre esa indecisión silenciosa. Por momentos he notado en Alejo por más de su manera de ser jocosa, los ojos no mienten. Solo él debe decidir sobre lo que siente. Él escogió a Sandra, sabrá los motivos que lo llevaron a decidirse, Virginia lo respetó y la última semana la vimos muy mal. Tanto Fernanda y yo fuimos testigos del llanto derramado por él. » No tengo idea si para Virginia Alejo sea agua pasada, como te dije no hablamos del tema. Tampoco me sentiría leal con Sandra, que, aunque siempre me h
—¡Yo no sé cocinar! —gritó Fernanda. —Yo solo sé hacer desayunos, no sancocho. —comentó Carlos. —¿Cómo carajo se hace una lasaña? —preguntó Alejandro que se veía relajado—. ¿Tú sabes? —Le preguntó a la chica y ella sonriendo respondió que no. —¿Por qué no nos pusieron a hacer algo como eso? ¿Por qué una torta? —preguntaba María Joaquina. —Está comprobado que hacer una actividad diferente a su rutina en pareja afianza la confianza. —comentó Deacon. —Bueno, tienen tres horas. —dio la orden Blanca. Decir que nos aburrimos sería mentira, decir que no discutimos sería otra. No dejamos de reír, la primera se nos volvió una nada, la segunda fue presentable y la tercera que hicimos nos quedó perfecta. Cada media hora metimos una hasta llegar a perfeccionarla, era el segundo al mando, no tenía idea de cómo partir un huevo, en eso mi mujer era la experta, sabía cocinar, pero teníamos ayuda en nuestra casa para esa labor. Pero si nos quedamos en un lugar sin ayuda, ella nos deleitaría con
Esperábamos a que llegaran nuestros amigos, como siempre César y yo llegamos a tiempo, al igual los anfitriones. Luego llegó Fernanda con Carlos, los veía felices, al parecer mi amiga había empezado a asimilar lo del bebé y el ser mamá. Alejandro llegó solo, ninguno dijo nada, Sandra seguía extraña. Fernanda, Blanca y yo intercambiamos miradas.—Sandra decidió regresar a Colombia, su madre la necesitaba.El silencio fue general, era cierto que los hijos deben honrar a sus padres, pero una vez te casas eres harina de otro costal, si no estoy mal hasta en la biblia lo dice, creas tu propio nido.Deberás y seguirás amando y ayudando a tus padres, porque debes honrarlos con tu proceder, con la crianza que te dieron, acompañándolos sin que interfieran en tu relación. Sandra estaba dejando en evidencia que su matrimonio no empiece a peligrar al no darle importancia, un mesero llegó a nuestra mesa.» Un Whisky.Pidió Alejo, eso nos hizo reaccionar. Fernanda pidió un coctel sin alcohol, yo pe
—No me la digas, por respeto a ellos, que debes mantener eso solo para Sandra y Alejo. Al principio a ella le costó entrar a nuestro círculo de amistad, créeme, Fernanda no se la pone fácil a nadie.—Por eso quise conocerla, ¿te parece correcto lo que ha hecho estos días? Tienes razón y no pensaba decirte lo descubierto, pero tengo mucha rabia. A Alejandro lo estimo, aunque nos hemos alejado.» Nuestros lazos de amistad no variaron y juro no separarme de ustedes de nuevo, así tengamos un océano de por medio. —suspiró—. Tengo información que destruiría el matrimonio de ellos. No te imaginas todo lo que revela las pruebas psicológicas y siento que ella lo sabe y por eso actúa de ese modo.—Te voy a decir lo mismo que le dije a César cuando me pidió enviarle una foto a Virginia de Alejo.—Ella me dijo que habla una o dos veces por mes contigo. —afirmé.—Es la madrina de Julián, por cierto, mi hijo habla con ella una vez al mes y en cada cumpleaños Virginia le manda su detalle, yo le camb
Jenaro nos esperaba en el aeropuerto, nos despedimos de nuestros amigos, era lunes, los niños se encontraban en la escuela, dentro de poco los veremos. Carmen nos recibió con mucha alegría, yo la abracé, César era más seco ante esos gestos de afecto. Volver a casa era lo más gratificante. Socorro y Carmen me ayudaron a sacar todo de las maletas.—Bonita, estaré en el despacho, voy a hablar con Teresita para mirar lo más urgente, mañana me reincorporo en la oficina, hoy quiero quedarme para recibir a los niños.—Bien, te amo. —Me besó y besó mi vientre, la mirada de Carmen era de asombro y afirmé—. ¿Mañana me acompañarás a la prueba de embarazo?—Por supuesto, dejamos a Samuel en el jardín, antes de llegar a la oficina vamos al laboratorio, eso no se demora, ¿cierto?—Perdón, ¿Se encuentra embarazada, señora?—Eso parece, hace varios días debió llegarme el periodo y nada.—Carmen, Socorro y por favor infórmenle a Yamile que deben cuidarla y consentirla. —besó mi frente—. Me encerraré a