—Fuiste tu solita la que se metió en mi matrimonio, yo he estado siempre en el mismo lugar, siendo la señora de César Abdala. —¡Te vas a arrepentir! Un puño impactó en la nariz de Rocío, no daba crédito a la escena. Fernanda le había dado tremendo golpe, Sandra y ella habían llegado a mi lado. —Creo haberte dicho m*****a, perra, salida del infierno, que si te metías con mis amigos te las verías conmigo, ¡qué!, ¿no encuentras penes solitarios para que no te metas con los ajenos? Dios, ese vocabulario y eso que no se siente bien, de lo contrario estaría sobre ella dándole golpes. No sabía si reírme o socorrer a Fernanda, ella se encontraba mal con sus malestares y, aun así, sacó fuerza, ¡le reventó la nariz! —¡Idiota! —La muy cobarde se fue. —Maju… Cuando Rocío desapareció de nuestras vistas solté la carcajada, ya sea por los nervios, por la euforia, por descubrir que mi esposo me dijo la verdad y era evidente que la tonta se encontraba resentida y obsesionada con César. La cara d
María Joaquina Odio que otro mire tu piel. ¡Detesto esos malditos vestidos de baño! Me enerva ver tu trasero tan expuesto ante la mirada de otros hombres. ¿Es muy difícil dejar de usarlos y los cambies por unos menos reveladores? Si tienes más defectos ya he aprendido a amarlos que ni los noto. Aunque… Sí, tal vez deberías de dejar de darle alas a la terquedad de los últimos días, porque no quieres desistir de mostrar esa piel, la cual es mía, ella cubre tu cuerpo, pero tú me perteneces. No me gusta el haber mandado a vacacionar a tu sensatez en esta semana, me torturas sin cesar con esos intentos de trajes, los cuales te quedan precioso, pero alteran mis nervios. Tampoco me gusta que juegues con mis celos. Tienes la sutil ventaja de dejarlos al descubierto. Y, por último, no le des alas al tomarme como muñeco sexual, a esa malicia sexual, que tanto a mi amigo íntimo como a mí no nos gusta porque el dolor que nos dejas es horrible, además el agua fría produce pulmonía. PD: No sab
Los niños fueron atendidos por sus padres, nos invitaron a pasar a los espaciosos muebles y debo reconocer que la charla fue renovadora, Fernanda no paraba de reír y comer, eso a Carlos le hizo cambiar el genio, ya que estaba muy serio. Los niños se pusieron a jugar con la niñera, mientras nosotros recordábamos historias, Deacon siempre mantuvo la mano de su esposa entre las suyas, me sorprendió saber que Blanca fue recepcionista en uno de los hoteles de su ahora esposo. No se la puso nada fácil mi amiga a pesar de lo loca que era para expresarse, eso fue lo que le gustó, pero al mismo tiempo le incomodó al magnate, aparte de su belleza latina, así le apodó. —Latina difícil. —comentó besando la mano. —Es común en ellas. —intervino Alejo—. Nunca nos las ponen fáciles. —Ese «ellas», no incluían a Sandra, se refería a nuestro cuarteto en la universidad. —Por eso son nuestras esposas. —comentó Carlos—. La mía es la más especial de todas. —Eso sonó a ironía. —Te estoy escuchando tiro
Esa fue Fernanda.—Buenos días, falta una pareja para aclararles todo.Diez minutos más tarde bajaron Alejo y Sandra. Les hicieron el mismo procedimiento, la mujer hizo su trabajo y el veredicto fue.—Bañados, higiene personal acorde, mala presentación y cero en puntualidad.—¿Mala presentación?No creo que a una diseñadora de modas le guste escuchar eso. Ella no estaba mal vestida, a mí me pareció precioso el vestido veraniego largo que tenía y las sandalias eran acordes. Alejo como siempre, bien presentado, pantalón capri color beige, sandalia de paseo y una camisa a tres cuartos blanca, nosotros estábamos en ropa deportiva.—Pésima puntualidad. —dijo el hombre.—Medio punto para los Orjuela.—¿Qué significa esto?, además, algo pasa con la ducha, salió el agua congelada y eso nos retrasó un poco al bañarnos. —comentó Alejo.—Buenos días, quería hablar con ustedes antes de comenzar el itinerario, pero dado que se atrasó treinta y siete minutos hablaremos en el desayuno, luego de hace
—Que la estratega lo diga. —Lo pellizqué por debajo de la mesa.—No es nada, sin embargo, los desayunos es el momento especial entre nosotros, él trabaja y en ocasiones almuerza o cena con clientes, podemos saltarnos esos dos eventos, pero los desayunos nunca.» Además, César aplica la mermelada exacta a mi tostada, a mí no me queda igual y yo atino a endulzar su café como le gusta.—Eso nunca me lo habías dicho. —intervino él, al mirarlo comprendí que era cierto.—¿Se dan cuenta cuál es el fin de esto? —preguntó Blanca, César besó mi frente, sin duda amo a este hombre.—¿Al menos no nos pondrán un menos uno, por haber saltado como diez reglas de etiqueta? —Todos rieron, al saber cuál era nuestra risa.—Nada de eso, chicos. La finalidad del programa es descubrir las pequeñas cosas que nos gusta de nuestra pareja y que por tonterías del día a día no las decimos y ese es uno de los errores más garrafales y por el cual se mata una relación.—¿Estudiaste algo de esto Blanca? —Ella negó.—
María Joaquina dormía boca abajo, estábamos cansados, literal. Hoy fue el segundo día de terapia matrimonial con los psicólogos. Llenamos varios cuestionarios de actitud emocional.Demasiados, cada uno con muchas cuestiones, también preguntaron mucho sobre los momentos en pareja, en los puntos de compartir nos vamos a corchar, también nos tocó hablar varías horas con un consejero matrimonial.Nos dejaron una tarea, dado que duramos nueve años ignorándonos en el tema íntimo; el cual no era tanto el sexual, sino el hablar y teníamos mucho de qué hablar, hemos tratado de ponernos al día con eso. Una de las muchas cosas que me sorprendió fue saber de su continua comunicación con Virginia Andrade, la ex de Alejo.La madrina de Julián, sin duda la mujer que tanto María Joaquina como Fernanda querían para él. Al inicio de la relación con la actual esposa, ellas miraron a Sandra como la intrusa, con los meses y esa dulzura empalagosa que percibo en ella. Se las fue ganando, pero hoy mostró se
—César, no soy feliz, aparento serlo, porque es mi manera de ser, desde hace mucho no lo soy. Me encanta un lado de Sandra, pero el otro es mezquino. Ahí donde la ves con esa nobleza hace mucho, me di cuenta de que no lo es tanto, solo es una fachada. » Por eso, mi en mi cabeza las comparo, no es correcto, sin embargo, lo hago. Por momentos, como los de hoy, me planteo la pregunta de qué sería de mi vida si Virginia fuera mi esposa y no Sandra. —¿Por eso nunca te quisiste casar por la iglesia? Sonrió, se acabó la segunda cerveza, yo aún tenía la primera. Esta vez pidió dos, me apuré para acabarla. —Pensé que nadie se había dado cuenta. Fernanda después de haber terminado con Virginia no me habló por unos meses, le hacía mala cara a mi esposa, luego Sandra se las ganó. Pero hay algo en mi pecho que no me deja estar al 100% en calma con ella, algo no me deja. —No soy bueno para estas vainas de aconsejar. Mi vida es un desastre, en mi cabeza era uno y en la realidad, otro. Pero habla
Apenas hice la pregunta me arrepentí, la cara de enojo de María Joaquina fue suficiente. —Desconozco la razón por la que te reuniste, anoche con Alejo. Comenzó con su sabiduría, otra de sus virtudes, la cual adoro, ya me había calzado, teníamos diez minutos de gabela. » Pero si hago un análisis de estos cinco años pasados del matrimonio de nuestro amigo, deduzco varias cosas, comparando con los tres que vivió con Virginia. Pero por ningún motivo seré la causante de inclinar la balanza sobre esa indecisión silenciosa. Por momentos he notado en Alejo por más de su manera de ser jocosa, los ojos no mienten. Solo él debe decidir sobre lo que siente. Él escogió a Sandra, sabrá los motivos que lo llevaron a decidirse, Virginia lo respetó y la última semana la vimos muy mal. Tanto Fernanda y yo fuimos testigos del llanto derramado por él. » No tengo idea si para Virginia Alejo sea agua pasada, como te dije no hablamos del tema. Tampoco me sentiría leal con Sandra, que, aunque siempre me h