—César, cambia esa cara, solo quiero que ser admirada, eso no significa el permitirles acercarse. Vuelvo a decirte, no soy como tú, aunque tengo una gran excusa para igualarme a ti.» No obstante, tengo dos preciosos hijos y en sus miradas me dicen todos los días cuando me adoran, y por nada del mundo quiero que ellos dejen de admirarme. Eso incluye tener mi reputación intachable. Estaré con mis amigas y mi suegra.—Bonita.Apreté las manos, no querían que vieran su precioso cuerpo, era mío. «Díselo». Sigo siendo un cobarde.—Solo quiero sentirme deseada, que las miradas de otros hombres me suban el ánimo. Solo eso, si te molesta, lo siento. —sonreía, pero en su mirada había rabia.» Es una lástima, perdiste tu oportunidad, nunca comprendiste César, yo soy mujer de un solo hombre y lo seré hasta que nos divorciemos…Esa última frase fue la última gota de mi paciencia. La llevé hasta la isla, la senté y abrí sus piernas. Las respiraciones de los dos se volvieron jadeantes, aún no nos h
—Entonces si eras casada. —Le dijo el tipejo, una tonta satisfacción se instaló en mi pecho.—Nunca digo mentiras.El hombre dio la vuelta y se retiró, miramos a la mesa donde compartían. Mi padre, Alejo y Carlos estaban sentados al lado de sus esposas.» ¿Desde cuándo te encuentras a aquí? —alzó su ceja.—Nos tardamos un poco dando con el lugar.—¿Cómo supieron? —piensa rápido.—Sabemos los gustos de Fernanda, tú y Sandra no son de frecuentar tales lugares, mi mamá menos. Por eso solo nos limitamos a los lugares que frecuentaba Fernanda cuando era soltera.No le he soltado la mano. Nos dirigimos hasta el grupo, al cabo de los minutos bailábamos y compartíamos con nuestras mujeres, una gratificante sensación se instalaba dentro de mí.Mis padres fueron los primeros en retirarse, había bailado varias veces con mi Bonita, me estaba calentando la descarada manera con la que acariciaba mi muslo, lo hacía adrede, me acerqué a su oído.» ¿Quieres que hoy sea de nuevo tu juguete sexual?Su m
Bajé las escaleras, me topé con Carmen, quien venía apresurada a decirme algo, no quería saber nada, me adelanté a hablar.—Carmen, debo hacer algo muy, pero muy urgente de última hora. Encárgate de Samuel, por favor. Que Jenaro lo lleve al jardín.—Señora es que…—Debo irme, hablamos al mediodía.No estaba bien para manejar, no he dormido un carajo. Salí en busca de un taxi, el caminar me despegaría un poco mientras llego a la calle, a los veinte minutos de ir caminando detuve uno.—Buenos días, ¿a dónde? —buena pregunta.—Al fin del mundo es evidente que no me puede llevar. Deme unos minutos para definir a donde.Me acordé de Socorro, mi prima, ella era abogada de familia. Era evidente que no podía ir al bufete de Carlos, ese de una le avisaba «al César». ¿Podré hacerle creer que lo he perdonado y cuando regrese se encuentre con el divorcio? ¿Podría hacerlo?, de alguna manera debía cobrarte los engaños. Busqué en mis contactos a Socorro del Carmen.—Mi querida prima Maju, por mi des
—Presumía mi matrimonio como el perfecto y aunque teníamos nuestras diferencias y a pesar de mis caprichos nos entendíamos muy bien. Él me consentía tanto. —Se le quebró la voz, respiró y continuó.» El orgullo no me dejó asumir mi derrota, Maju en esos últimos minutos con Vladímir, me lavó, exprimió, planchó, barrió, pisoteó y botó a la caneca de basura. —Había una gran tristeza resignada en esa mirada—. ¡Imagínate!» A mí, a Socorro Benedetti Novoa, quien tenía a sus pies a infinitos hombres y me llenaba el pecho diciendo que había escogido al mejor hombre, mira con lo que me salió. —volvió a mostrar ese dejo de tristeza en sus ojos grises, otra característica familiar.» Tengo mis defectos Maju, pero créeme, no soy mala persona, ayudo a la gente, lo trataba como mi sol, él era mi vida, sabes que solo él logró llegar a mi alma. ¡Pero bueno! Todo es un aprendizaje.—Perdóname por no estar pendiente de ti.—Tú te encontrabas con tus problemas, Maju. —soltó la carcajada—. Yo aceptando
Abrí los ojos, tuve que enfocar mejor, cuando intenté levantarme mi espalda se resintió y el cuello emitió un crujido, ¡Mierda! Se resintió un tendón. En ese momento ingresó Carmen al despacho.—¿Ya se le pasó don César?Al mirarla sonreímos. A las tres de la mañana por mis ruidos la desperté cuando salí en busca de hielo en la nevera, ya que en la reserva que se mantiene en la neverita del despacho me lo había acabado, después de haber ingerido varios vasos de whisky. Vas a terminar matándome, Bonita.—¿Qué horas son?Carmen desde el despacho llamó a Yamile para que me trajera algo de comer y solo hasta ese momento sentí el hambre.—Van a ser las cinco.—¡¿Dormí todo el día?!—Señor se acostó sobre las once en una borrachera. Nunca lo había visto de esa manera.—¿María Joaquina me vio tan tomado? Desde la universidad no lo hacía hasta este punto de no tener idea de que hice.—Menos mal pasó en su casa, se tomó usted solo tres botellas de Old-Parr se terminó el poco Bacardí existente
—Te dele papi.Su manita acarició la mejilla donde su madre hace unos minutos me había golpeado. Era una sensación extraña, el orgullo pisoteado delante de tus hijos, pero no puedes reprochar nada, yo llevé a María Joaquina hasta este punto.Desperté el irrespeto entre los dos, yo y solo yo soy el culpable, mi mujer se encontraba herida y duele profundamente saber que soy el causante. Besé la cabecita del niño.» ¿No dele? —negué.—Te amo. —mientras lo abrazaba los ojos se me humedecieron, no soportaría perderlos.—¿Papi?No estaba preparado para enfrentar a mi hijo, no quería volver a ver esa mirada que había causado una cicatriz en mi alma.—Campeón…Al verlo a un lado del mueble, mientras Samuel seguía abrazándome.—¿Van a divorciarse?Vi vulnerabilidad en sus ojos, si con el daño que le hice a mi Bonita tenía arrepentimiento, con la tristeza de Julián suplicando con su mirada, me sentí el ser más miserable, una brecha se hurgó en mi pecho. Negué.—No campeón, jamás dejaré a tu mad
Esperaba una respuesta de mi parte, amo esa mirada café, pero debía seguir firme en mi negativa de perdonarlo, pero su puedo usarlo.—No. —Hasta aquí llegaron mis ganas—. Yo quiero hacerte mío.—Ya lo soy.Presioné su intimidad contra mi erección. Un gemido se le escapó, le quité la levantadora, dejándola con esa sensual bata que era una pequeña porción de encaje y seda. Tenía que hacerle olvidar la idea del divorcio. Y esto era un juego de venganza de su parte, era consciente de ello, pero lo tomo.—Lamento poner en duda esas palabras.Su piel estaba erizada, me apoderé de uno de sus senos, mi lengua acarició su alrededor.—Entonces déjame demostrártelo.Le di la vuelta dejándola debajo de mi cuerpo y comencé a devorarle la boca. No me detuve ahí, me arrodillé ante ella, quería saborearla de nuevo como hace dos días, tomar una vez más ese río húmedo para beber.No salí de ese glorioso lugar hasta que no obtuve mi premio, verla por fin contorsionarse como tantas noches lo desee, cada
—Amor, yo adoro a tu padre.—Y yo a tu madre. —En ese instante me desmoroné al escuchar a César—. Tu madre me pegó hijo por haber tomado mucho, sabes que ella odia eso. Esa fue mi falla, además ya nos pedimos perdón. —César se sentó en la cama y Julián se les lanzó a los brazos—. Te juro hijo, que nunca más lo vuelvo a hacer.—¿Palabra de Abdala?Esa era la frase de mi suegro, la cual su hijo rompió. No me gustaba mentir, pero ¿cómo contradigo a César sin dañarle el corazón a mi hijo? No puedo.» Nana Carmen dijo que ustedes se van a una luna de miel, en el internet investigué y eso es para esposos recién casados.—Y enamorados. —dijo su padre—. Tus abuelos están en su undécima luna de miel.—¿Uno puede tener muchas lunas de mieles?—Siempre y cuando sea con tu esposa todas las que quieras.Me limpié las lágrimas, quiero enseñarle a mi hijo que el matrimonio se debe respetar hasta lo último, dejar en evidencia de hacer lo máximo mara salvarlo, de lo contrario para qué te casaste si an