Lo había hecho, seguí los consejos de mis amigas. Estaba encerrada en el baño ahogando una carcajada. Cuando me lo sugirieron me dije que no, no iba a premiarlo. Y Fernanda me dijo que premio sería si le demostraba importancia, además tenía muchos años reseca y debía lubricarla.Y mira lo que hice. Al llegar desistí de eso cuando lo vi trabajando, y me puse a leer una novela erótica para terminar masturbándome. Sin embargo, él ingresó… ¿Le dije donante de esperma? Espero no se encuentre cuando salga. Me demoré un poco más… terminé bañándome de nuevo. Al salir la cama estaba vacía. Al menos hizo caso, me acosté desnuda.Al despertarme César abrazaba mi cuerpo y estamos desnudos, ¡Carajos!, ¿ahora qué hago? —recordé todo lo de anoche, mi frialdad cuando él fue delicado, le permití tocarme porque su endemoniada arrogancia en lo personal me gustaba. Por primera vez dominé en las pocas veces que estuvimos. Nunca negaré que lo amo a pesar de todo, y ese sentimiento era el que no me deja tom
Dejé a mi príncipe en el jardín, pasé por Patri a su casa, íbamos a pasar toda la mañana mirando las oficinas, tenía en una lista, lo bueno fue que Danilo nos dejó a cargo de eso. Dios manda a las personas en el momento preciso. Ayer nos lo encontramos, se puso a hablar con nosotras en el bar, nos dijo que tenía una semana de haber llegado de Inglaterra con su familia, ya tiene tres hijos, estaba buscando para montar su consultorio, y se me encendió el bombillo. Le propuse hacerlo entre los dos con los gastos compartidos, la condición era el tiempo de trabajo de mi parte, porque no quiero dejar de ser una madre de tiempo en casa para mis hijos. Y no tuvo problema. El proyecto era tener con el tiempo una clínica psicológica para tratar la mayoría de los traumas, eso me había motivado demasiado. Seriamos los únicos dueños, y eso de trabajar medio tiempo le llamó la atención, quería compartir con sus hijos, tenía un niño de siete años y un par de mellos de un año. Quedamos de almorzar
Me carcomía la ira al recordar su insinuación, ¡me tomó por un puto muñeco!, a mí. ¡A César Abdala! —Alejandro puso en el escritorio un vaso con agua y mucho hielo—. Para colmo ahora era socia de uno de los tipos que chorreaba la baba por ella, ¡no me enojan!Si quiere trabajar que lo haga, si ese era su deseo, no le costaba nada decírmelo, habría puesto una clínica a sus pies. «Nunca quisiste hablar con ella». Ahora tengo la bendita voz interior activada.—Cálmate hombre.Se sentó, Julián seguía en el portátil jugando a diseñar, entretenido. Al mirarlo un dejo de nostalgia se posó en mi pecho, estaba creciendo muy rápido.—No tengo idea de que hacer.La carcajada por parte de Alejo me hizo mirarlo enarcando una ceja. Era el padrino de Julián, y Fernanda era la madrina de Samuel.—Perdón, pero ver al omnipotente César Luis Abdala Villegas, el todopoderoso, ¿sin saber qué hacer? Mi querido amigo seré portador de malas noticias, ¡tu mujer va a bajarte tales humos! Al menos ella buscó e
Esperaba sus comentarios, suspiré.—¿Quieres dejarla ir sola?, por lo menos yo quiero vigilarla de lejos. —respondí.—Mi mujer caminando en esos zapatos, mostrando esas largas y perfectas piernas. —Carlos negó—. Así me toque soltarle la tarjeta de crédito al día siguiente para obtener su perdón, lo prefiero que imaginarme los zorros mirándola y acechándola.—Yo voy a quedar arruinado con mi mujer. Pero… que me desfalque la otra tarjeta.—Ni yo permitiré que otro mire el cuerpazo de la mía. Los espero a la misma hora, cazaremos a nuestras esposas.—Que mi mujer no se convierta en Chuky. —sonreímos ante el comentario de Carlos.—¡Dios te escuché!, porque Fernanda es muy capaz de darnos garrote a los cuatro, incluido a don Amín. —Alejo acertó.Apenas salí de la oficina, fui directo a la dirección suministrada por Carlos, nunca me opondría al trabajo de ella, pero le dejaré en claro a su socio que no se atreva a mirar a María Joaquina o le vuelvo a partir la cara. Llegué al edificio.—¿Pa
—César, cambia esa cara, solo quiero que ser admirada, eso no significa el permitirles acercarse. Vuelvo a decirte, no soy como tú, aunque tengo una gran excusa para igualarme a ti.» No obstante, tengo dos preciosos hijos y en sus miradas me dicen todos los días cuando me adoran, y por nada del mundo quiero que ellos dejen de admirarme. Eso incluye tener mi reputación intachable. Estaré con mis amigas y mi suegra.—Bonita.Apreté las manos, no querían que vieran su precioso cuerpo, era mío. «Díselo». Sigo siendo un cobarde.—Solo quiero sentirme deseada, que las miradas de otros hombres me suban el ánimo. Solo eso, si te molesta, lo siento. —sonreía, pero en su mirada había rabia.» Es una lástima, perdiste tu oportunidad, nunca comprendiste César, yo soy mujer de un solo hombre y lo seré hasta que nos divorciemos…Esa última frase fue la última gota de mi paciencia. La llevé hasta la isla, la senté y abrí sus piernas. Las respiraciones de los dos se volvieron jadeantes, aún no nos h
—Entonces si eras casada. —Le dijo el tipejo, una tonta satisfacción se instaló en mi pecho.—Nunca digo mentiras.El hombre dio la vuelta y se retiró, miramos a la mesa donde compartían. Mi padre, Alejo y Carlos estaban sentados al lado de sus esposas.» ¿Desde cuándo te encuentras a aquí? —alzó su ceja.—Nos tardamos un poco dando con el lugar.—¿Cómo supieron? —piensa rápido.—Sabemos los gustos de Fernanda, tú y Sandra no son de frecuentar tales lugares, mi mamá menos. Por eso solo nos limitamos a los lugares que frecuentaba Fernanda cuando era soltera.No le he soltado la mano. Nos dirigimos hasta el grupo, al cabo de los minutos bailábamos y compartíamos con nuestras mujeres, una gratificante sensación se instalaba dentro de mí.Mis padres fueron los primeros en retirarse, había bailado varias veces con mi Bonita, me estaba calentando la descarada manera con la que acariciaba mi muslo, lo hacía adrede, me acerqué a su oído.» ¿Quieres que hoy sea de nuevo tu juguete sexual?Su m
Bajé las escaleras, me topé con Carmen, quien venía apresurada a decirme algo, no quería saber nada, me adelanté a hablar.—Carmen, debo hacer algo muy, pero muy urgente de última hora. Encárgate de Samuel, por favor. Que Jenaro lo lleve al jardín.—Señora es que…—Debo irme, hablamos al mediodía.No estaba bien para manejar, no he dormido un carajo. Salí en busca de un taxi, el caminar me despegaría un poco mientras llego a la calle, a los veinte minutos de ir caminando detuve uno.—Buenos días, ¿a dónde? —buena pregunta.—Al fin del mundo es evidente que no me puede llevar. Deme unos minutos para definir a donde.Me acordé de Socorro, mi prima, ella era abogada de familia. Era evidente que no podía ir al bufete de Carlos, ese de una le avisaba «al César». ¿Podré hacerle creer que lo he perdonado y cuando regrese se encuentre con el divorcio? ¿Podría hacerlo?, de alguna manera debía cobrarte los engaños. Busqué en mis contactos a Socorro del Carmen.—Mi querida prima Maju, por mi des
—Presumía mi matrimonio como el perfecto y aunque teníamos nuestras diferencias y a pesar de mis caprichos nos entendíamos muy bien. Él me consentía tanto. —Se le quebró la voz, respiró y continuó.» El orgullo no me dejó asumir mi derrota, Maju en esos últimos minutos con Vladímir, me lavó, exprimió, planchó, barrió, pisoteó y botó a la caneca de basura. —Había una gran tristeza resignada en esa mirada—. ¡Imagínate!» A mí, a Socorro Benedetti Novoa, quien tenía a sus pies a infinitos hombres y me llenaba el pecho diciendo que había escogido al mejor hombre, mira con lo que me salió. —volvió a mostrar ese dejo de tristeza en sus ojos grises, otra característica familiar.» Tengo mis defectos Maju, pero créeme, no soy mala persona, ayudo a la gente, lo trataba como mi sol, él era mi vida, sabes que solo él logró llegar a mi alma. ¡Pero bueno! Todo es un aprendizaje.—Perdóname por no estar pendiente de ti.—Tú te encontrabas con tus problemas, Maju. —soltó la carcajada—. Yo aceptando