Me levanté antes de que sonara el despertador para levantar a Julián, Samuel entra más tarde al colegio. Anoche, cuando desperté a eso de las once, fui a los cuartos de cada uno, después de darles la bendición, traté de dormir.Fue un sueño intermitente, me fue imposible con tantas emociones juntas, revivió una y otra vez los besos y las caricias de César en esos pocos minutos que vivimos ayer. Por esto prefiero esperar despierta la hora en la que comienza mi rutina.No tuve valor de firmar los papeles del divorcio, no fui capaz, cuando iba a poner mi nombre miles de recuerdos me abordaron, todos desde que nos casamos. Cuando nació Julián, cuando aprendió a caminar, lo entendido que era y como le gustaba imitar a su padre.«Mami, ¿vas a pensar en nosotros?», me había preguntado una tarde. También recordé su comentario después de hacer las paces con su compañerito. «Mami quería contarte, desde que mi compañero de clase y yo nos pedimos disculpas nos hemos convertido en muy buenos amigo
—Sí. —Me miró por el espejo y sus ojos brillaron, sonrió.—Samuel, ¿no has regado nada en tu uniforme?—¡Nooo mami!, ya me polto bien, pala que papi vuelva.Habíamos llegado al jardín y lo que dijo estrujó el pecho. Bajé y lo saqué del carro, me agaché.—¿Qué dijiste, cielo? —Sus ojitos se humedecieron, me dio la bendición.—Si me polto bien papi va a volvel —Lo abracé. Al darle el beso, sonreía—. Va a volvel, ¿cielto mami?—Dame un poquito más de tiempo, hijo. —puso sus pequeñas, manitos en mis mejillas y me dio un beso en la frente.—Papi dijo que te diela muchos besos pol palte de él.—¿Eso te lo dijo tu padre?—Sí.No me miró y salió corriendo en dirección a la puerta del jardín. Me estaba mintiendo, lo vi ingresar, saludé a la profesora e ingresé de nuevo al carro. Que mañana tan extraña, debía hablar con César, la otra semana ellos salen a vacaciones de mitad de año y hay que mirar que hacemos. Julián tiene razón… llegué al consultorio, aparqué el carro, tomé mi bolso y debajo h
Se me había olvidado lo que era trabajar en obras directamente, estar metido de lleno en la construcción, desde que tomé la dirección de la constructora solo superviso, tenía años en no mezclarme con los trabajadores y sudar para ganar la papa.No sabía que eso me faltaba, puedo intercalar un poco, no hacerlo siempre, pero sí una vez a la semana. Esto me ha ayudado, he canalizado el dolor del día de ayer. Aún seguía sin saber qué fue lo que pasó, lo que vivimos en esa última media hora, he desglosado todo y concluyo.«Amor entre los dos hay y nos sobra». Tenerla en mis brazos, volverla a tocar, a sentir, a fundirme dentro de ella… Ingresé a la oficina improvisada en un contenedor, miraba los cálculos.Ya habían excavado lo suficiente para hacer los cimientos, era la parte más demorada pero la fundamental. Almorzamos un buen corrientazo, mis trabajadores jamás se imaginaron verme de esta manera.—Don César, ¿quedó bien con el almuerzo?—Claro que, si Duran, ¿Por qué lo pones en dudas?
—Me alegra. Estaré más tranquila, hay que estar muy seguros, Sandra es la mamá de Ernesto y al parecer Alejo no sabe o no le importa.—Apuesto que no sabe, somos testigos del amor a su hijo, tal vez el pecado de él es que pasa mucho tiempo trabajando y no ve.—En eso tienes razón, hablaré con él.Volví al presente. Por más que Sandra haya resultado ser una solapada, no creo que llegue a ser una maltratadora y menos de su propio hijo. Guardé todo, al tomar mi bolso volví a ver la carta del día de hoy.No tenía idea como César se las ha ingeniado para que todos los días aparezca una carta en cualquier parte, tengo la plena seguridad que tiene ayuda de Jenaro, Carmen, Socorro y Yamile. Todos ellos siguieron manteniendo relación directa con él.Seguro les pidió el favor de entregarme una diaria. No puedo mentirme a mí misma, si antes estaba enamorada ahora era peor, sonrió como tonta ilusionada, el martes que me sinceré con Danilo me hizo caer en cuenta una vez más de mi error.Me justifi
—Conocí a uno de los mejores amigos de Carlos, te juro que ese bombón será mío para el resto de mi vida. —No tengo idea porque mi corazón comenzó a latir—. Quiero que me digas todo referente a César Abdala. Ayer lo conocí y te juro que ese hombre será mi esposo.» Ahora dime si tengo el camino libre, porque puedo ser muy loca, pero no puta y menos quita, maridos —me quedé sin aire, «te lo vengo diciendo, lo dejas libre y te lo quitaran», volvió mi conciencia. Fernanda me miró con los ojos casi al borde de salírsele—. ¿Pasa algo? Decidme, pues, si me ilusiono o no.—Te voy a ser muy sincera.—Siempre lo has sido, eso es lo que adoro de ti.—Gracias, César es recién separado. —miré a Fernanda y ella se encogió de hombros, ¡¿qué le pasa?!—. Pero queridísima María Camila, él no está emocionalmente para tener nada con nadie y su corazón está eternamente blindado y es exclusivo de su exesposa, la adora.—Eso déjamelo a mí, idiota, la ex que dejó ir a semejante caballero, es tremendo macho.
Ahora ¿quién será? Al llegar a la sala estaba la prima de Carlos, muy arreglada, la cara de Julián era de molestia y una advertencia en su mirada.—Hola, César.—Hola, María Camila, no quiero ser grosero, pero no me gusta que se presenten sin avisar. —La mujer se puso algo sonrojada.—Es que quería invitarte a una reunión del gremio de la construcción. —alcé mi ceja.—¿Y se va uno vestido de esa manera a una reunión de constructoras? —No estoy para estas encerronas—. Mira María Camila, si Carlos no tiene nada importante que entregarme te pido el favor de abstenerte en hacer este tipo de numeritos.—No tiene nada de malo invitarte a salir.—¡Tú no eres mi mamá, papi solo puede salil con mi mami! —Le dijo Samuel mirándola con las cejas unidas, sonreí.—Aquí ofrecen un servicio para que cuiden los niños.—¡Ay, Dios!, no quería ser tan directo, veo que no has entendido nada de lo que te he dicho. Estoy con mis hijos y no hay nada que me haga desistir del compartir con ellos, salvo su madr
Extraño a los niños como jamás pensé hacerlo y para colmo toda la semana me he sentido extraña, nostálgica, si así se ha sentido César al tener los niños lejos me da tristeza, yo lo llevé a que él sintiera eso. ¡Pero bueno!, solo faltaban dos semanas para la sorpresa en mi cumpleaños.Mañana llegan mis hijos. —miré mi reloj, Fernanda se estaba demorando—. Pedí un jugo mientras la esperaba. No ha pasado un día en el que no deje de recibir cartas, lo extraño era que las he encontrado en lugares inimaginables; en el cajón de la ropa interior, en la cosmetiquera, en el cajón del nochero, en el cajón del despacho y a eso debo sumarle que al día siguiente de la noche en que César me envió el video con mis hijos tocando acordeón y la caja, he recibido una flor de su parte.Solo una con su respectiva tarjeta donde solo dice «perdóname». Sus cartas me han hecho llorar, me han hecho recordar lo muy enamorada que estaba. Independiente a los errores cometidos y lo más bello era que hace varios dí
—¡Ese es de los míos! Lo otro es, cuídate. María Camila se ha empeñado en enamorarte.—Que Carlos me perdone, pero seré grosero con ella, muy decente, le dije que ese acto no se repitiera y solo me buscara para tema laboral. Tengo entendido que ha ido dos veces a la construcción, no la he atendido, he pasado con los niños.» Me va a dar duro que se vayan mañana, llegar a ese cuarto de hotel y no tener que compartir con ellos. —sentí algo en mi pecho, se me humedecieron los ojos. Mi amiga me tomó de la mano.—Habla con ella, si quieres yo puedo meter la cucharada, como estamos tan metidos en lo de su cumpleaños.—¿Qué tanto organizan para un cumpleaños?No será un cumpleaños, será nuestra renovación de votos, me casaré de nuevo, ya hablé con el padre y él ya tiene un remplazo en su iglesia ese día. Ese sacerdote ha sido esa persona especial que puso Dios para encausar nuestro deteriorado matrimonio.—Mi querido Watson, los treinta son los treinta. —volvió a sonreír.—Toca el tema con e