Se me había olvidado lo que era trabajar en obras directamente, estar metido de lleno en la construcción, desde que tomé la dirección de la constructora solo superviso, tenía años en no mezclarme con los trabajadores y sudar para ganar la papa.No sabía que eso me faltaba, puedo intercalar un poco, no hacerlo siempre, pero sí una vez a la semana. Esto me ha ayudado, he canalizado el dolor del día de ayer. Aún seguía sin saber qué fue lo que pasó, lo que vivimos en esa última media hora, he desglosado todo y concluyo.«Amor entre los dos hay y nos sobra». Tenerla en mis brazos, volverla a tocar, a sentir, a fundirme dentro de ella… Ingresé a la oficina improvisada en un contenedor, miraba los cálculos.Ya habían excavado lo suficiente para hacer los cimientos, era la parte más demorada pero la fundamental. Almorzamos un buen corrientazo, mis trabajadores jamás se imaginaron verme de esta manera.—Don César, ¿quedó bien con el almuerzo?—Claro que, si Duran, ¿Por qué lo pones en dudas?
—Me alegra. Estaré más tranquila, hay que estar muy seguros, Sandra es la mamá de Ernesto y al parecer Alejo no sabe o no le importa.—Apuesto que no sabe, somos testigos del amor a su hijo, tal vez el pecado de él es que pasa mucho tiempo trabajando y no ve.—En eso tienes razón, hablaré con él.Volví al presente. Por más que Sandra haya resultado ser una solapada, no creo que llegue a ser una maltratadora y menos de su propio hijo. Guardé todo, al tomar mi bolso volví a ver la carta del día de hoy.No tenía idea como César se las ha ingeniado para que todos los días aparezca una carta en cualquier parte, tengo la plena seguridad que tiene ayuda de Jenaro, Carmen, Socorro y Yamile. Todos ellos siguieron manteniendo relación directa con él.Seguro les pidió el favor de entregarme una diaria. No puedo mentirme a mí misma, si antes estaba enamorada ahora era peor, sonrió como tonta ilusionada, el martes que me sinceré con Danilo me hizo caer en cuenta una vez más de mi error.Me justifi
—Conocí a uno de los mejores amigos de Carlos, te juro que ese bombón será mío para el resto de mi vida. —No tengo idea porque mi corazón comenzó a latir—. Quiero que me digas todo referente a César Abdala. Ayer lo conocí y te juro que ese hombre será mi esposo.» Ahora dime si tengo el camino libre, porque puedo ser muy loca, pero no puta y menos quita, maridos —me quedé sin aire, «te lo vengo diciendo, lo dejas libre y te lo quitaran», volvió mi conciencia. Fernanda me miró con los ojos casi al borde de salírsele—. ¿Pasa algo? Decidme, pues, si me ilusiono o no.—Te voy a ser muy sincera.—Siempre lo has sido, eso es lo que adoro de ti.—Gracias, César es recién separado. —miré a Fernanda y ella se encogió de hombros, ¡¿qué le pasa?!—. Pero queridísima María Camila, él no está emocionalmente para tener nada con nadie y su corazón está eternamente blindado y es exclusivo de su exesposa, la adora.—Eso déjamelo a mí, idiota, la ex que dejó ir a semejante caballero, es tremendo macho.
Ahora ¿quién será? Al llegar a la sala estaba la prima de Carlos, muy arreglada, la cara de Julián era de molestia y una advertencia en su mirada.—Hola, César.—Hola, María Camila, no quiero ser grosero, pero no me gusta que se presenten sin avisar. —La mujer se puso algo sonrojada.—Es que quería invitarte a una reunión del gremio de la construcción. —alcé mi ceja.—¿Y se va uno vestido de esa manera a una reunión de constructoras? —No estoy para estas encerronas—. Mira María Camila, si Carlos no tiene nada importante que entregarme te pido el favor de abstenerte en hacer este tipo de numeritos.—No tiene nada de malo invitarte a salir.—¡Tú no eres mi mamá, papi solo puede salil con mi mami! —Le dijo Samuel mirándola con las cejas unidas, sonreí.—Aquí ofrecen un servicio para que cuiden los niños.—¡Ay, Dios!, no quería ser tan directo, veo que no has entendido nada de lo que te he dicho. Estoy con mis hijos y no hay nada que me haga desistir del compartir con ellos, salvo su madr
Extraño a los niños como jamás pensé hacerlo y para colmo toda la semana me he sentido extraña, nostálgica, si así se ha sentido César al tener los niños lejos me da tristeza, yo lo llevé a que él sintiera eso. ¡Pero bueno!, solo faltaban dos semanas para la sorpresa en mi cumpleaños.Mañana llegan mis hijos. —miré mi reloj, Fernanda se estaba demorando—. Pedí un jugo mientras la esperaba. No ha pasado un día en el que no deje de recibir cartas, lo extraño era que las he encontrado en lugares inimaginables; en el cajón de la ropa interior, en la cosmetiquera, en el cajón del nochero, en el cajón del despacho y a eso debo sumarle que al día siguiente de la noche en que César me envió el video con mis hijos tocando acordeón y la caja, he recibido una flor de su parte.Solo una con su respectiva tarjeta donde solo dice «perdóname». Sus cartas me han hecho llorar, me han hecho recordar lo muy enamorada que estaba. Independiente a los errores cometidos y lo más bello era que hace varios dí
—¡Ese es de los míos! Lo otro es, cuídate. María Camila se ha empeñado en enamorarte.—Que Carlos me perdone, pero seré grosero con ella, muy decente, le dije que ese acto no se repitiera y solo me buscara para tema laboral. Tengo entendido que ha ido dos veces a la construcción, no la he atendido, he pasado con los niños.» Me va a dar duro que se vayan mañana, llegar a ese cuarto de hotel y no tener que compartir con ellos. —sentí algo en mi pecho, se me humedecieron los ojos. Mi amiga me tomó de la mano.—Habla con ella, si quieres yo puedo meter la cucharada, como estamos tan metidos en lo de su cumpleaños.—¿Qué tanto organizan para un cumpleaños?No será un cumpleaños, será nuestra renovación de votos, me casaré de nuevo, ya hablé con el padre y él ya tiene un remplazo en su iglesia ese día. Ese sacerdote ha sido esa persona especial que puso Dios para encausar nuestro deteriorado matrimonio.—Mi querido Watson, los treinta son los treinta. —volvió a sonreír.—Toca el tema con e
Estaba con los niños en un almacén de caballeros, ellos serán nuestros pajecitos, no les he dicho nada del nuevo hermanito o hermanita. Anoche César me escribió y lo noté triste, sé que le hacen falta sus hijos, pero ya mañana esto se soluciona. Llegó Patricia.—¡Tíaaaa! —Samuel corrió en su búsqueda, les sonrió, la noté algo distraída.—¡Hola, tía! —Julián le dio un beso en la mejilla.—Mis amores, ¿cómo están? —cruzó mirada conmigo—. ¿Les has comentado algo?Negué, a ellos les diré el mismo día y un par de horas antes. César tiene guardados los anillos de matrimonio, Teresa me lo dijo, y Alejandro, Carlos, Deacon y David tienen la tarea de persuadirlo, no tengo idea cómo para obtenerlos. Dejé a Alejo a cargo.—La celebración de mi cumpleaños será muy elegante, por eso deben vestirse muy bien.—Perfecto. —Con una risita comenzó a negar.—¿Estás bien?—Si no te preocupes, y antes de que pienses posibles problemas con mi esposo te digo que no, con mi marido todo marcha a la perfección.
—Me conoces, parecía una esfera de espejo para pistas de baile de esas que se ponían en las minitecas. No habría poder humano que me pusiera eso, brillaba por todos lados.César volvió a reír ante mi comentario, nos trajeron la cena, mi plato venía con puré de papas y ensalada, partí la carne y estaba roja. «¿Qué querías?, así la pediste», se revolvió mi estómago, lo puse a un lado, comencé a comer el puré con la ensalada, pero las croquetas apanadas de César me hacían agua la boca, ¿este embarazo va a ser así?—¿Qué pasa? ¿No te gustó? María Joaquina no lo has probado.No sé qué vio en mí, sonrió de lado, ¡DIOS! Que ganas me dieron de besarlo, era que quiero quitarle la ropa, sentí que se subía los colores de mi rostro. Se dio cuenta de que quería comérmelo, tenía esa picardía de «estoy disponible, soy comestible, hazme tu muñeco sexual». Me tomé toda la copa de agua.—¿Podemos cambiar la carne por dos de lo que pediste apanado?—Claro.Le pasé la carne, me dio tres de su pernil de c