Extraño a los niños como jamás pensé hacerlo y para colmo toda la semana me he sentido extraña, nostálgica, si así se ha sentido César al tener los niños lejos me da tristeza, yo lo llevé a que él sintiera eso. ¡Pero bueno!, solo faltaban dos semanas para la sorpresa en mi cumpleaños.Mañana llegan mis hijos. —miré mi reloj, Fernanda se estaba demorando—. Pedí un jugo mientras la esperaba. No ha pasado un día en el que no deje de recibir cartas, lo extraño era que las he encontrado en lugares inimaginables; en el cajón de la ropa interior, en la cosmetiquera, en el cajón del nochero, en el cajón del despacho y a eso debo sumarle que al día siguiente de la noche en que César me envió el video con mis hijos tocando acordeón y la caja, he recibido una flor de su parte.Solo una con su respectiva tarjeta donde solo dice «perdóname». Sus cartas me han hecho llorar, me han hecho recordar lo muy enamorada que estaba. Independiente a los errores cometidos y lo más bello era que hace varios dí
—¡Ese es de los míos! Lo otro es, cuídate. María Camila se ha empeñado en enamorarte.—Que Carlos me perdone, pero seré grosero con ella, muy decente, le dije que ese acto no se repitiera y solo me buscara para tema laboral. Tengo entendido que ha ido dos veces a la construcción, no la he atendido, he pasado con los niños.» Me va a dar duro que se vayan mañana, llegar a ese cuarto de hotel y no tener que compartir con ellos. —sentí algo en mi pecho, se me humedecieron los ojos. Mi amiga me tomó de la mano.—Habla con ella, si quieres yo puedo meter la cucharada, como estamos tan metidos en lo de su cumpleaños.—¿Qué tanto organizan para un cumpleaños?No será un cumpleaños, será nuestra renovación de votos, me casaré de nuevo, ya hablé con el padre y él ya tiene un remplazo en su iglesia ese día. Ese sacerdote ha sido esa persona especial que puso Dios para encausar nuestro deteriorado matrimonio.—Mi querido Watson, los treinta son los treinta. —volvió a sonreír.—Toca el tema con e
Estaba con los niños en un almacén de caballeros, ellos serán nuestros pajecitos, no les he dicho nada del nuevo hermanito o hermanita. Anoche César me escribió y lo noté triste, sé que le hacen falta sus hijos, pero ya mañana esto se soluciona. Llegó Patricia.—¡Tíaaaa! —Samuel corrió en su búsqueda, les sonrió, la noté algo distraída.—¡Hola, tía! —Julián le dio un beso en la mejilla.—Mis amores, ¿cómo están? —cruzó mirada conmigo—. ¿Les has comentado algo?Negué, a ellos les diré el mismo día y un par de horas antes. César tiene guardados los anillos de matrimonio, Teresa me lo dijo, y Alejandro, Carlos, Deacon y David tienen la tarea de persuadirlo, no tengo idea cómo para obtenerlos. Dejé a Alejo a cargo.—La celebración de mi cumpleaños será muy elegante, por eso deben vestirse muy bien.—Perfecto. —Con una risita comenzó a negar.—¿Estás bien?—Si no te preocupes, y antes de que pienses posibles problemas con mi esposo te digo que no, con mi marido todo marcha a la perfección.
—Me conoces, parecía una esfera de espejo para pistas de baile de esas que se ponían en las minitecas. No habría poder humano que me pusiera eso, brillaba por todos lados.César volvió a reír ante mi comentario, nos trajeron la cena, mi plato venía con puré de papas y ensalada, partí la carne y estaba roja. «¿Qué querías?, así la pediste», se revolvió mi estómago, lo puse a un lado, comencé a comer el puré con la ensalada, pero las croquetas apanadas de César me hacían agua la boca, ¿este embarazo va a ser así?—¿Qué pasa? ¿No te gustó? María Joaquina no lo has probado.No sé qué vio en mí, sonrió de lado, ¡DIOS! Que ganas me dieron de besarlo, era que quiero quitarle la ropa, sentí que se subía los colores de mi rostro. Se dio cuenta de que quería comérmelo, tenía esa picardía de «estoy disponible, soy comestible, hazme tu muñeco sexual». Me tomé toda la copa de agua.—¿Podemos cambiar la carne por dos de lo que pediste apanado?—Claro.Le pasé la carne, me dio tres de su pernil de c
Recibió el trago ofrecido por mi padre, que se quedaron brindando con Deacon, mi suegro y Carlos a un lado. Mi corazón estaba a mil, al segundo a mi propio frenesí se unieron las notas del acordeón y se escuchó la caja al son de la guacharaca, junto a la voz impecable de mi mejor amigo.Esa voz oculta desde que terminó con Virginia, siento que él se autocastiga con eso, tan así era que la discoteca que tenían en común acuerdo está bajo la dirección de ella desde Dubái, porque Alejo jamás volvió y ahí era donde cantaba una vez al mes.Miré hacia la puerta, vi cómo asombradas salían mi suegra, mi madre, mi cuñada, Blanca, Carmen, Socorro, Fernanda y por último mi mujer con los ojos húmedos. Para todo el mundo era apoteósico ver de nuevo a Alejandro Daza. Su nombre artístico, escucharlo cantar, era el broche de oro para esta extraña noche.Sabía lo que significaba esa excepción de su promesa y le estaré eternamente agradecido por cantarle a la mujer de mi vida. Mis hijos se quedaron en l
¡Lo sabía!, le di la vuelta a mi mujer, la besé y en ese instante me quebré, me alejé un poco, y el hombre hermético, psicorrígido, serio, ahora lloraba sobre el pecho de la mujer más bella del mundo, mi esposa, puse mi mano en su vientre.No dije nada, solo dejé salir la última gota de dolor por este mal episodio y recibiendo lo nuevo. —Las manos de María Joaquina jugaban con mi cabello mientras yo seguía acariciando su vientre—. Cuando logré calmarme un poco. La miré.—Viene mi castañita de ojos grises. —verla reír se convertirá en mi nueva tarea.—Puede ser un varoncito.—No, cuando te hice el amor el día que nos despedimos, solo pensaba en ti y rogaba que esta vez, sí, metiera el gol.—¡César!—Lo siento, quería más hijos y siempre los querré contigo. Por eso te dio asco la carne, ¿cierto? —afirmó—. ¿Cuándo lo supiste?—Ayer, de hecho, cuando pasé a buscarte era para decirte y entregarte un re…—Benjamín te puso alguna restricción en la intimidad. —Ella negó.—Solo que no nos movi
Fuimos los últimos en llegar, esa era la idea, a César le pareció extraño que nos dirigiéramos hacia la capilla, en la entrada estaban mis padres y los suyos. Me miró. —¿Es lo que pienso que es María Joaquina? —afirmé. —En ese lugar están las personas que de alguna manera nos ayudaron a pasar este mal pase en nuestra relación, están los seres que nos regañaron, nos llamaron la atención, nos aconsejaron. Se enojaron con nosotros y al mismo tiempo confabularon para que volviéramos a estar juntos. ¿Quieres renovar votos matrimoniales conmigo? —sonrió y luego se puso serio y su actitud de preocupación me alteró. —Amor no tengo los anillos. —dijo. —¿Quién dijo que no? —Alejandro llegó, solo esperaba el momento preciso—. En mi defensa, me dijeron que debía hacer lo que fuera por sacarlos… —¡Los robaste! —dijo César sonriendo—. Ya te debo dos, amigo. Dos favores del alma. —Lo tendré presente para cobrarlos. Aunque no estemos muy bien con Sandra, obviamente fue invitada. Nos dirigimos a
—Sí, además Samuel está en brazos de la señora Magdalena y Julián parece estar enojado.—Después de discutir con Adara no se ha alejado de mi padre. Sabes Bonita, cuando llegó a nosotros molesto sentí un escalofrío al escucharlo decir que Adara no le caía bien, que quería apretarle los labios para que no hablara tanto. Creo que a Julián le gusta la hija de nuestros amigos.—¿Por qué lo dices?—¿Acaso no te acuerdas como te trataba a esa edad? —No me acordaba de eso, fue insoportable—. Amor, invité a varias personas para que pasáramos la tarde en la finca, nos quedaremos hasta el lunes.—Perfecto. Vámonos ya. —Era momento de volver a ser una familia.…***…Desayunábamos en familia de nuevo, teníamos la maleta lista para irnos a la finca hoy y regresamos mañana que era festivo. Antes de irnos pasaremos a la clínica a visitar a Fernanda y conocer a Gabriela, María Joaquina le tenía el detalle y Samuel también le tenía un dibujo. Una vez más recibiendo con agrado la belleza de lo cotidian