—Solo serán dos días, amor— repitió.—En serio no quiero que vayas— No sabía exactamente porqué no quería eso, pero en serio no me agradaba en lo absoluto la idea de que fuera a Los Ángeles.Además, ni siquiera era su turno de ir.—¡Joder Damián! ¡Al regreso hablas con ella todo lo que quieras!— puse mi mirada amenazadora sobre Hansel que estaba esperando a Damián al lado de la camioneta.—¡Debemos irnos ahora!Damián se acercó más para besar mi frente y luego de hacer lo mismo en la cabeza de la niña, puso su cuerpecito en mis brazos.—Prometo traerte regalos.— dijo como sí eso fuera a hacerme cambiar de opinión. Hice un vago intentó de sonrisa para que no se sintiera mal y asentí.— No te pongas así amor...—¡Damián! ¡Joder!— volvió a gritar Hansel pero el rubio ni siquiera se volteó a verlo.Tomó mis mejillas entre sus manos.—Es trabajo, nena— recordó y solté un suspiro— Teníamos un acuerdo ¿No?— asentí sin más— además no es la primera vez que voy, no entiendo porqué estás así.—Sup
Damián Webster.—Y por favor dígale a Ámbar que espero pronto conocer a su bebé— repitió la niña Evans por quinta vez.Asentí en su dirección.—Se lo diré pequeña— dije sin más y busqué a Hansel con la mirada.—¿Es hermosa?— había hecho la misma pregunta durante más de tres veces en los últimos dos días.Finalmente el viaje acababa hoy, en esté tiempo además de ir a la empresa Evans había cenado con James y sus hijos la noche anterior, y hoy habían venido con su padre a la empresa.La verdad no tenía mi puta idea de como la pequeña copia de Evans podía tener tanta energía a está hora de la mañana ¡Joder a penas eran las seis y quince! Sí yo tuviera su edad estaría haciendo exactamente lo mismo que su hermano: durmiendo a pierna suelta en el sofá largo de la oficina de su padre.—Es preciosísima— sonrió como sí estuviera imaginandose el rostro de mi hija en su creativa cabecita, así que sintiéndome un poco cohibido por mostrar a mi hija a otras personas no tan cercanas a nosotros, saqu
Damián Webster.Sin esperar ni siquiera a que el auto se detuviera por completo al entrar en la mansión, bajé de él y con rapidez caminé al interior de la casa. Sentía mis sienes palpitar desde el primer segundo que supe que mi hija estaba en peligro. El corazón latía desbocado y en ocasiones creía que la respiración me fallaba y el aire se negaba entrar en mis pulmones.Nunca antes recuerdo haber sentido un miedo tan profundo como el que estoy sintiendo ahora.Sólo quería entrar, quería que Ámbar estuviera equivocada. Quería correr como nunca antes a su habitación y verla dormir en su cuna o que me reciba con la dulce mirada con la que me recibía cada vez que llegaba a casa. Quería verla sonreír en mis brazos.Pero sabía que eso no pasaría, tenía claro que mi vida era tan hija de puta que sólo me daba dos segundos de calma para luego desestabilizarme por mucho tiempo.—Debes calmarte— dijo Hansel con la voz preocupada cuando llegó a mi lado.— ya sabes como ha de estar Ám, sí te ve as
En un ataque de ira Damián arrojó la computadora al piso haciendo que está se destruyera en cuestión de segundos. Se levantó de la cama y empezó a caminar de un lado a otro con la furia recorriendo cada ápice de su cuerpo.Fué mi culpa.Por mi culpa esa maldita hija de puta se llevó a mi hija.—La voy a matar— rugió y se encaminó a la puerta.—Ella no está en casa, Damián— dijo Amelie haciendo que él se detuviera en seco.—Carmen me dijo que...— la voz se me cortó y bajé la mirada ¡Maldición! ¡¿Como no me di cuenta antes?!— que su madre estaba enferma y que ella quería ir a verla, yo acepté y se fué hoy muy temprano...—¡Maldita sea!—Calmate hermano, no pierdas la cabeza— Hansel de acercó a él— vamos a mirar las cámaras de seguridad, allí sabremos quien se la llevó y a qué hora exacta se fué.Sin decir nada Damián giró sobre sus talones y a paso veloz emprendió camino a las escaleras, todos los demás lo seguimos.Me obligue a mí misma a dejar de llorar, debía tener la mente despejada
Emprendimos el camino a casa de Evelyn. Hansel y Amelie venían sentados junto a nosostros en los asiento trasero, Dan conducía y a su lado iba Chris que parecía estar sumido en sus pensamientos.Antes de salir Damián ordenó a todos los guardias salir a la ciudad y buscar a la niña al azar, pues, Evelyn no tenía nada contra nosotros y sí se había llevado a mi hija era porqué de seguro alguién le había pagado. Teníamos llegar tarde y que la muy maldita haya entregado a la niña.La casa había quedado bastante vacía, sólo Carmen, Helen, Callie y Clarisse habían quedado allí junto a Noah, todas estaban preocupadas y no pararon de decir que por favor les avisaramos sí la niña aparecía.Con ellas habían quedado sólo dos guardias con el único fin de ayudar a Jonny a subir algo de su equipo a la tercera planta de la casa por órdenes de Damián, no sé que buscaba con eso, y tampoco se lo pregunté.Al llegar a la ciudad los más de diez autos que nos seguían se dispersaron y en un par de minutos s
—¡Dime a quién se la diste, maldición!—Volvió a gritar Damián, llevábamos mucho tiempo en estó.Evelyn estaba sentada en una silla con las manos y pies atados, su primo por el contrario colgaba del techo por gruesas y grandes cadenas. En el lugar además de nosotros estaban también Hansel, Dan, Nicolás y otro que no recuerdo su nombre.Estábamos en la casa de los guardias, en el sótano dónde Damián me había dicho tiempo atrás que mataba y torturaba.Me sentía muy mal, sentía que mi cabeza explotaría en cualquier momento, mis sienes palpitaban y me sentía debil, asumía que esa debilidad se debía a que ya eran las ocho de la noche y yo no había probado bocado en todo el día.Pero no tenía hambre, no podía ni siquiera pensar en comer cuando no sabía nada de mi hija; no sabía si estaba bien, sí ya la habían alimentado, sí habían cambiado su pañal... Sí seguía con vida.Sentía que con cada segundo que pasaba mi vida se venía a bajo, las esperanzas cada vez eran menos, hoy no encontraríamos
No puede ser.Por supuesto que no.Clarisse... Ella... Ella es mi amiga.No, no, no.¡Mierda!Clarisse no sería capaz de hacerle daño a mi hija, ella ha sido mi amiga desde el primer momento en que llegué aquí, ella quiere a Mía, no puede hacerme estó.No puede creerlo, no doy crédito a lo que mis ojos miran, debe ser falso, Clarisse sería incapaz de hacerme daño, de hacerle daño, ella estuvo conmigo siempre. Yo veía en sus ojos el cariño que le tenía a la pequeña.¿Como podía ser falso ese cariño?Mi corazón amenazaba con abrir un hoyo en el pecho y salirse disparado de su lugar, mi cabeza retumbaba y mis ojos ardían, picaban. Lo que siento en esté preciso momento es el peor sentimiento de todos; traición, pura y dañina traición. Pero lo que hacía que doliera a un punto inimaginable era que venía de una persona que creí mi amiga. Yo jamás imaginé que pudieran ser una de ellas, nunca dudé de mis amigas ni por un segundo.A veces los enemigos prefieren estar frente a tí.Recordé las pa
Damián Webster.Veinticuatro horas. Veinticuatro malditas horas y no sabía nada de mi hija.Sabía lo que intentaban, yo sabía que ellos la tenían y sí no se habían comunicado conmigo era porqué simple y llanamente querían que explotara. Me querían al borde del abismo, sabían que sí me desesperaba iba a empezar a actuar por puro impulso y eso les convenía.Les convenía porqué sí no pensaba las cosas antes de hacerlas las cagaba completamente, me volvía un total imbécil.Pero no les daría el gusto, no sabiendo que mi hija estaba en peligro.Hace un rato fuí por mis medicinas y me aseguré que Ámbar siguiera dormida. Mi cabeza amenazaba con explotar en cualquier momento, pero seguía allí, mostrándome tranquilo y sereno, mientras que mi interior estaba hecho un total lío.No quería dormir a Ámbar de esa manera, pero lo necesitaba, ella parecía que en cualquier momento se desestabilizaría, que entraría en pánico de un momento a otro, yo no podía cuidarla, estaba fuera de sí y no podía ocupa