Estoy preparándome para ir a la oficina. Max por fin me dejó volver para ayudarlo, y eso me pone feliz. Decido ponerme ropa no tan ajustada para que no se note mi pancita. Aún no quiero que nadie se entere de mi embarazo, bastante tendrán cuando se enteren de que me casaré con el jefe.Bajo a desayunar y ahí veo a mi guapo novio y futuro esposo.- Hola, amor - me acerco y le planto un beso en la boca.- Estás preciosa - yo le sonrío y me siento a desayunar.- Amor, quiero pedirte un favor - Max me mira.- Sí, dime.- Todavía no quiero que nadie se entere de mi embarazo - él frunce el ceño.- ¿Por qué?- Amor, es que no quiero que hablen mucho de mí, bastante tengo con lo del matrimonio.- Mmm está bien, amor, pero sabes que en algún momento se enterarán.- Lo sé, pero ahora quiero estar medio tranquila.Llego a la oficina y siento la mirada de todos, lo que hace que me incomode. Max se va a su oficina y yo a la mía.- ¡Alai! - el grito de mi amiga hace que casi tire el café.- ¡Mierda,
MaximoTenia a mi hermosa alai placidamemte dormida sobre mi pecho se ve tan hermosa tan tranquila a la pobre le ha tocado pasar por muchas cosas, como me gustaria que ella no se sintiera mal por los comentarios de la gente. Acaricio su mejilla y despues veo su vientre y lo toco siento tanta emocion por conocer a mi hija ya quiero ver su carita, sus ojitos y su boquita ojala se parezca a alai. Las cuidare con mi vida ella son mis dos tesorosMe levanto y voy a mi despacho hasta que me pongo a pensar en mi padre, no se que hacer el se veia arrepentido pero es que me cuesta mucho el lastimo a la persona que mas amo en esta vidaSiento como tocan la puerta y veo a mi pequeña con un camison que se le ve muy sexy- buen dia pequeña - me acerco y le doy un beso en la boca y despues bajo y beso su vientre- que amoroso que estas - se rie y eso
AlaiTener sexo en el carro fue la experiencia más erótica de toda mi vida. A pesar de estar embarazada, el sexo entre nosotros no acaba, y eso me encanta.- Amor, debes comer algo - dice Max desde lejos.- Ya voy.Bajo a la cocina y veo un delicioso plato de pasta que me hace agua la boca. Comienzo a devorar mi plato y veo cómo él sonríe.- Nena, más despacio, la comida no te la van a robar.- Es que tengo hambre.De repente, siento cómo las náuseas llegan a mí, así que corro rápido hasta el baño, y siento cómo Max corre detrás de mí. Llego al baño y vomito toda la comida, mientras Max sostiene mi cabello.- Tranquila, ya va a pasar - dice, tomándome la espalda con delicadeza.- ¿Mejor? - le respondo.- Idiota, me siento peor.- No me siento bien, estoy mareada - le digo a Max.- Es normal, amor. Acabas de vomitar. Ven, vamos a la cama.Nos acomodamos en posición cucharita, y él acaricia mi pelo y luego mi vientre.- Te amo - le digo y me quedo profundamente dormida.Siento cómo algui
---AlaiMe despierto con un fuerte dolor de cabeza. Abro mis ojos lentamente y lo primero que veo es que estoy en un hospital. Entonces recuerdo todo: Rebecca y mi bebé... Oh, Dios, mi bebé. Me levanto de golpe y siento un dolor en una costilla.—Hey, nena, tranquila —dice Max.—Max, mi bebé, dime que está bien —le digo con lágrimas en los ojos.—Está un poco delicada, pero sigue con nosotros —responde él.Oh no, mi bebé está mal. Toqué mi vientre y mentalmente pido perdón por no cuidarla bien.—Nena, no llores. Pronto ambas estarán bien.—Max, casi pierdo a mi bebé. Si eso hubiera pasado, yo no lo soportaría —él me abraza de una manera delicada y besa mi cabeza.—Ya, amor, todo está bien.—Rebecca —susurro su nombre.—¿Qué pasa con ella? —pregunta Max, curioso.—Ella me hizo esto, ella es la culpable de que mi bebé esté en peligro —siento cómo Max se tensa y se levanta de golpe.—¿A dónde vas?—Voy a hacer unas llamadas, no me tardo —digo, asentando. Él se va.Al rato aparece Tamara
AlaiHoy es el gran día. Hoy seré la esposa de Max. Juro que es el día más feliz de mi vida. Tam me ha llevado de un lugar a otro.- Amiga, ponte esta bata para que te peinemos y te maquillemos.- Tomé la bata y me la coloqué.- Amiga, quiero algo sencillo y no extravagante.- Tranqui, Alai, sé lo sencilla que eres, así que manos a la obra.Tam comienza a hacer su magia y entonces recibo un mensaje de Max:“No veo la hora de verte y que seas mi esposa. Max”Yo también ya quiero ser tu esposa, aunque no sé si me vea linda estando tan gorda.AlaiAmor, sé que vas a estar preciosa, y además esa barriguita me encanta. La extrañaré cuando nazca mi hija.Max- Amiga, ya hay que poner el vestido, pero primero la lencería.- Tam me mira con cara de pícara, y cuando veo la lencería, veo que es hermosa y muy sexy.- ¡Wow, Tam, te luciste!- Ella sonríe con orgullo.- Sé que a Max le gustará.Me coloca la lencería y con mucho cuidado el vestido. Al verme en el espejo, me quedo asombrada.- Amig
AlaiDespués de despedirnos de todos, Max y yo nos encaminamos a una cabaña donde pasaremos el fin de semana como viaje de bodas, ya que con el bebé no es bueno viajar. Entramos al auto y estoy sumergida en mis pensamientos hasta que siento cómo Max toma mi mano.—¿Todo bien, amor? ¿No me dirás lo que pasó? —pregunta suplicando.—Amor, no pasó nada, solo que me puse triste porque no tenía a mi familia conmigo y sabes que el embarazo me pone más sensible de lo normal —le digo. Él me mira no muy convencido.—¿Segura?—Sí, amor —toqué su mejilla y le di un casto beso.Llegamos a una cabaña enorme y hermosa con acabados muy rústicos.—¿Te gusta?—Me encanta, amor —de un momento a otro, Max me toma en brazos y entramos a la casa hasta llegar a la habitación. Él me deposita en el suelo y me acerca a él.—Te deseo con locura, señora Martínez —me encanta cómo suena.—Yo también, señor Martínez —lo tomo de la mejilla y lo beso con mucha pasión. Se la quito de un tirón y este me voltea para baja
AlaiMe despierto con unas fuertes ganas de comer, pero cuando intento levantarme me da un mareo que me hace caer de nuevo a la cama. Escucho cómo abren la puerta y es Max con una bandeja con comida.—Hola, amor —pone la bandeja en la cama y besa mi frente—. A desayunar, espero que te guste.Miro lo que hay en la bandeja y empiezo a comer todo. Cuando termino, Max la retira y me mira.—¿Cómo te sientes? Ayer me diste un buen susto —me mira preocupado.—Me siento mejor, amor.—Dime, ¿por qué te alteraste así? ¿Qué está pasando? —Mierda, ¿ahora qué le digo?—Max, el bebé me tiene nerviosa. Ya casi nace, solo faltan dos meses y medio. Estoy nerviosa —él me mira sin poder creerlo.—Ay, nena, intento creerte, pero no puedo. Tus ojos me dicen lo contrario, pero no te forzaré a que me digas lo que te pasa —da un suspiro—. Aunque me encantaría que me tuvieras confianza. Soy tu esposo.Se me cae el alma al piso. Siento un enorme dolor en el corazón, pero no puedo decir nada. No puedo.—Max, yo…
AlaiLlego a casa de Tam hecha un mar de lágrimas.—¡Alai, Dios! ¿Qué te pasó? —me dice mi amiga, muy preocupada.—Le pedí el divorcio a Max —digo llorando.—¿Por qué, amiga? —le cuento todo lo que pasó y mi amiga se llena de rabia.—Ese viejo infeliz se salió con la suya, logró lo que quería —yo no paro de llorar.—Amiga, tienes que dejar de llorar por el bien de la bebé —me suplica mi amiga, pero es imposible, tengo un dolor fuerte en el pecho y es por todo el daño que me ha hecho Max.—Ven, vamos a la habitación —yo asiento y cuando me voy a parar siento un dolor punzante en el vientre que hace que me doble.—¿Amiga, estás bien? —cuando observo mis pantalones veo que hay sangre, así que miro a Tamara con cara de horror.—¡Tam, llévame al hospital ya! —agarramos todo y salimos. En el camino comienzo a sentir más dolor, lo que me hace gritar.—¡Ahhh, m****a!—Tranquila, amiga, respira. Voy a llamar a Max —mierda, no quiero que esté aquí, pero me matará si no le digo nada. Solo asiento