Habían pasado tres días, pero Joshua aún no había recibido ninguna noticia sobre Astrid, que había desaparecido repentinamente de su vida como si se hubiera evaporado… Como si nunca hubiera estado presente.

—¿Qué pasa? ¿Ni siquiera puedes manejar esto? Si no puedes hacerlo de nuevo, ¡Sal de mi vista!— Ya era la tercera vez que Joshua perdía los estribos.

Ahora nadie en la empresa se atrevía a provocarlo.

Joshua era como una bomba que explotaría en cualquier momento, nadie se atrevía a hablar con él, excepto Marilyn.

—¿Qué ha pasado está vez?— Marilyn se acercó a Joshua. Hizo un gesto con la mano para indicarle al empleado que volviera a su puesto.

El hombre vio a la Señorita Dean que lo respaldo.

Se apresuró a salir corriendo como si tuviera suerte de tener a la señorita estuviera cerca, de lo contrario, estaría muerto.

—El plan se ha cambiado tres veces y sigue sin funcionar. ¿Todo el personal que he contratado está haciendo el ridículo?

Marilyn sostuvo su barbilla con ambas manos. S