Desperté, miré a mi lado y Nicholas se veía dormido. Me acomodé y quedé de lado para observarlo.—Emilia, duérmete. Aún quedan tres horas de viaje.Me avergoncé, no estaba dormido y se dio cuenta de que lo estaba mirando.—No puedo dormir —dije.—Tampoco yo. ¿Vemos una película?—Okey, escógela tú. —Levanté y deje caer los hombros. Puso Titanic. Era obvio que había una doble intención en eso. Recordé la forma en que nos conocimos y una risita poco disimulada salió de mi boca.Estábamos concentrados, pero en la escena de sexo me sonrojé al ver a mi ex rubio con esa sonrisa traviesa que tanto me gustaba. —Espero que ahora no nos inundemos —dijo, pasado un rato mientras veía la escena en donde el iceberg chocaba con el barco. —Tranquilo, estarás tú para salvarnos.Nos miramos. Mi coño maldito no se detenía, pidiendo una última vez con el cantante. «Sexo traidor, deja de mojarte. Este es el peor momento para pedir al rubio sexi dentro de ti», pensé.Sabía que si daba el paso volveríam
Estábamos en el avión. Nicholas no sabía que Renato regresaba conmigo.No me sentía bien, el vuelo fue realmente una eternidad. En ese momento solo pensé en que debería haber comprado un asiento en el baño, ya que estuve todo el viaje devolviendo la comida.Me sentía débil, pero nada impediría que pudiera reencontrarme con el futuro padre de mi hijo.Llegamos a Rio de Janeiro a las seis de la tarde y nos fuimos directamente al lugar en donde había quedado Renato de retomar su trabajo.A las ocho el espectáculo había empezado, escuchar su voz hacía que me sintiera mejor.Maritza, la agente, me abrazó, no podía creer lo que estaba viendo.—Emilia, regresaste.—Espero no tener que irme nuevamente.Me llevaron al camarín, ahí podía ver el concierto en la pantalla. Estaba nerviosa, nadie me aseguraba de que él estuviera soltero o aún enamorado de mí. Así que, psicológicamente, me preparé para lo peor.—Em, estas muy pálida, ¿necesitas algo —preguntó Renato.—Solo agua, estoy mareada y sien
Al día siguiente de la boda, Nicholas tenía que ir a ensayos coreográficos. Me quedé todo el día sola en casa.Estaba tan aburrida que decidí hacerme un Instagram, el cual a la hora ya tenía más de ocho mil seguidores.Decidí escribirle un WhatsApp a Renato para darle las gracias, pero sabía que no tendría respuestas, porque estaban llenos de trabajo, pensando en los espectáculos que tenían por el país y la gira a Europa que se aproximaba.Terminando mi mensaje me entró uno de la plástica. Sin ganas, lo abrí, ya que sabía que nada bueno podría haber venido de ella. «Emilia, es momento hablar. Hay cosas que tú realmente no sabes. Me gustaría decírtelo por este medio, ya que para mí es tan desagradable verte como lo es para ti, pero no puedo. Por favor, es realmente importante.»No quería responder, pero la curiosidad que viene en nuestro gen femenino actuó de inmediato. «Okey. Dime a qué hora y dónde», respondí. «Ahora. Voy en camino. Te envío la ubicación del café. Por favor, no t
Llegué a casa, abrí la puerta y al mirar hacia el cuarto de estar que estaba a mi derecha, vi que el pequeño Nathe venía corriendo a mis brazos. Sin dudarlo, acepté su cariño y le entregué el mío.Bajé el desnivel con Nathe en brazos y me di cuenta de que Nicholas me estaba mirando serio y con cara de preocupación. «¿Le habrán enviado el video?», pensé.Antes de decir algo, me acerqué para saludarlo con un tierno beso.De inmediato Nicholas le estiró los brazos a su pequeño y le pidió a la niñera que se hiciera cargo de él.—Nicholas, me estás asustando. ¿Qué está pasando? ¿No se suponía que hoy llegabas tarde?Se sentó en el sofá y tomándose la cabeza me respondió:—Encontraron a Alexandra muerta en su casa, al parecer la asesinaron.Lo que me estaba contando no era una broma y todo lo que había pasado en la tarde tampoco. Tantos problemas no me dejaban tiempo ni para pensar, estaba al borde de un colapso nervioso.Mi celular empezó a recibir rápidamente mensajes.—¿Quién te escribe
Los grandes ventanales del cuarto de estar dejaban ver perfectamente la situación. La explosión fue en la piscina y en el árbol que hacía sombra en una esquina, había dos muñecos tamaño humano que parecían vudús, colgando de la cabeza. Temblorosa, salí junto a Nicholas, tomada de la mano y no encontramos a nadie. Solo divisamos a lo lejos a las cuatro personas encargadas de seguridad que venían corriendo hacia nosotros. Rápidamente ellos revisaron el lugar y explicaron que no había cámaras de seguridad funcionando. Todas estaban con los cables cortados y muchas de ellas completamente destrozadas. Nicholas pidió a seguridad que revisaran los vídeos de lo ocurrido antes de que fueran manipuladas, quienes con paso rápido fueron a trabajar en lo ordenado. Mi celular empezó a sonar con mensajes entrantes. Miré a Nicholas quien me quitó el teléfono y lo tiró a la piscina sin siquiera ver de quién era. —¡Se acabo, Emilia, hay que llamar a la policía! —exclamó, enojado.—No, no puedes ha
Volvía al país que tantos recuerdos amargos me traía. Casada, enamorada y con un bebé en camino. Nicholas me consiguió hora con un buen médico para ir a ver cómo estaba el bebé. Por mi parte llamé a una agente inmobiliaria para vender todo lo que me quedaba, solo teníamos que concretar una reunión e ir a los lugares. Personalmente había dilatado mi regreso a la casa de Andrés, pero era el momento de ir para desligarme de todo lo que tuviese que ver con ese pasado. El dinero de esa venta lo quería para ayudar a alguna fundación, yo ya no necesitaba más. El avión estaba a punto de despegar, seguridad llegó a avisar que todo estaba revisado y que incluso los mecánicos del avión habían dado el okey para despegar. Notaba muy tenso a Nicholas, pero intentaba ocultarlo. —Amor, ¿estás seguro de irnos a Chile por un tiempo? —pregunté, pensando en que no era necesario hacer un viaje tan apresurado. —Sí. Tenemos que alejarnos. Ya tengo agentes privados investigando y la verdad es que todo
La llave me abriría la puerta de un baúl antiguo que estaba de decoración. En ella había millones de fotografías y documentos. Descubrí que sus padres estaban vivos, nunca habían muerto como él contaba y que seguían viviendo en Inglaterra. Tomé un álbum de fotos, sin pensar lo que podría encontrar, empecé a hojear las páginas para ver las fotografías. Me llamó la atención de que en muchas de ellas de cuando él era pequeño aparecía un niño igual al hijo de Alexandra y Nicholas.Eran idénticos. Traté de pensar que eso era solo coincidencia, pero era demasiada. Algo en mi seguía diciendo que tenía que continuar con mi investigación. Me metí en Google desde mi teléfono y empecé a buscar fotografías del cantante famoso cuando pequeño. Encontré muchas. Era un hecho. Ellos se conocían desde niños y obviamente había mucho qué explicar.El mundo se me vino abajo, nunca me di cuenta de que todo esto estaba seguramente planeado. Necesitaba más pruebas, aunque la fotografía era una bastante c
—Em, tenemos que conversar. Deja que te explique —rogó, mientras se acercaba. —Por supuesto que lo harás, no quiero mentiras, no te atrevas a decir una. Y tampoco omitas detalles. Quiero respuestas. Estaba desarmado por dentro, podía notarlo. Esto era algo que él no esperaba y mucho menos que yo fuese tan fría frente al tema. Tenía ganas de abrazarlo, estaba enamorada, pero no podía permitirme nuevamente que me faltasen el respeto. Nos estábamos mirando frente a frente y empezó con su historia:—Andrés y yo fuimos amigos desde pequeños. Nos conocimos en Inglaterra. Mi padre trabajó por muchos años con el suyo. Los fines de semana nos juntábamos y pasábamos horas jugando. Con los años, mi padre y mi madre se divorciaron y me fui a vivir con ella a EE. UU, lugar donde yo nací al igual que ellos. Siempre seguimos en contacto y viéndonos en veranos cuando yo viajaba a ver a mi padre.»Un día él me llamó desesperado, pidiendo ayuda para encontrarte. Yo justo había estado en Orlando dand