6. Honestidad

[XAVI]

Ocho de la noche, el reloj me sentencia a cumplir mi palabra e ir a golpear su puerta. Fue inevitable ser amable con ella, pero yo sé que la amabilidad de mi parte con una mujer como Sara, normalmente tiene un solo propósito; mejor dicho un solo interés 《¡Xavi, ya! 》Vuelve a gritarme mi subconsciente. Mi sentido común no es muy capaz de tomar decisiones ahora, no cuando no puedo olvidar su imagen, no cuando se supone que yo también la debí de conocer hace dos años atrás. 《¿Qué hubiese sucedido si la hubiera conocido en aquel momento? ¿Y si sus ojos ámbar se hubieran fijado en los míos? ¿Y si hubiese tenido algo conmigo y no con Facundo?》 Mi mente es un caos de preguntas que buscan obtener una respuesta, aunque supongo que ya es tarde para obtenerlas.

Salgo de mi habitación después de poner perfume en mi cuello, y camino por el pasillo hasta su habitación.  No entiendo el descontrol en los latidos de mi corazón, ¿tan nervioso estoy? ¿Es ella quien me pone nervioso, o los pensamientos que se me cruzan desde el día que la conocí? Golpeo su puerta y espero.

Unos minutos después, la puerta se abre y creo que me he quedado mudo. Luce increíblemente hermosa, una minifalda negra haciendo juego con una blusa de tirantes con un escote bastante pronunciado y sandalias de tacón que hacen que sus piernas se vean más delicadas de lo que lo son. —Perdón que te lo diga, pero... te ves increíble. — Digo queriendo no asustarla.

—Gracias Xavi, ¿Vamos? — Responde seria y cierra la puerta apenas sale de la habitación.

Puedo notar lo incomoda que está y una estúpida sonrisa se escapa de mis labios. 《Que la ponga incomoda y nerviosa es bueno, ¿no?》 Me pregunto a mí mismo, aunque reprendo mi pensamiento sacudiendo mi cabeza. 《¿Qué es lo que intentas hacer Xavi? ¿Acaso buscas liarte con la prometida de tu mejor amigo? ¡Olvídate de eso! ¡No lo puedes hacer, no es correcto!》 Me regaño a mí mismo.

—Este hotel es increíble. — Comenta rompiendo el silencio mientras esperamos por el elevador.

《Esto es bastante incomodo... ¿Estamos hablando del hotel? ¿De verdad?》—Lo es. Es uno de los mejores de Miami, y la vista a la playa es increíble.》 Le respondo aunque para mi esta conversación no tiene ningún sentido.

—¿Has venido muchas veces aquí? — Me pregunta mientras subimos al elevador.

—¿A Miami? —

—Sí. —

—Sí, ya han sido bastantes, es la puerta a muchos mercados. — Le respondo sin apartar mi mirada de ella.

—Me imagino... ya quisiera yo poder viajar tanto y conocer tanta gente como lo haces tú. — Explica con una enorme sonrisa.

—Si trabajaras para mí lo podrías hacer. — Digo y después de que las palabras han salido de mi boca, es que me doy cuenta de lo que he dicho.

—¿Qué? — Pregunta totalmente confundida. —¿Acaso me estás ofreciendo trabajo? — Me pregunta en lo que es casi un susurro.

—Bueno... la verdad es que no sé, pero ahora que lo pienso, no me vendría mal otra relacionista pública. — Digo con una tímida sonrisa, y se que sería un peligro que trabaje conmigo, pero... no me desagrada nada la idea.

—Vale, lo hablamos después. — Sentencia mientras las puertas del elevador se abren y salimos al impactante lobby del hotel.

—Mejor. — Digo mirándola y hago que me siga hasta uno de los mejores restaurantes que hay en el hotel.

—Xavi, todos nos miran. — Dice de manera nerviosa mientras caminamos.

—Te miran a ti. — Le respondo mirándola a los ojos. —Con todo respeto, pero eres guapísima. — Le digo y no estoy muy seguro de tener que actuar tan cautelosamente con ella.

—Gracias por el cumplido, pero yo creo que te miran a ti, y se preguntan porque estás caminando conmigo. — Comenta de manera nerviosa.

—No les hagas caso. — Respondo y entramos al restaurante.

Con ella mirando hacia todas partes por el miedo y nervio que le da estar a mi lado, esperamos que el mesero venga por nosotros y nos guie hasta nuestra mesa. —Por aquí por favor. Nos dice él amablemente sin poder evitar centrar su mirada en los ojos de la mujer que va a mi lado, y honestamente no lo culpo; sus ojos son un imán.

Una vez que llegamos a la mesa aparto su silla para que ella se siente, por mi parte me siento en la silla de enfrente, y le pido al mesero que nos traiga una botella de Moscato D'Asti para comenzar —Acabas de ordenar mi vino favorito. — Confiesa con una enorme sonrisa.

—¿Coincidencia? — Le respondo sin apartar mis ojos de los suyos.

—Puede ser... o quizás te lo dijo Facundo alguna vez. — Dice como sospechando de mi.

《¿Tenía que nombrarlo?》

—Por favor... no lo menciones está noche. — Le pido en lo que es casi una súplica.

—¿Por qué? — Pregunta mirándome totalmente confundida.

—Porque no puedo dejar de pensar que hace dos años, ese mismo día que él te conoció; yo también te podría haber conocido. Tengo la impresión de haber sido así, las cosas serian muy diferentes ahora. — Le explico con toda honestidad aunque esto pueda significar que ella se levante de esa silla y se marche.

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