PDV Isabel.
– ¿Hablas alemán? – preguntó con sus ojos de color azul eléctrico fijos en los míos, los cuales por una fracción de segundo se mostraron apenados.
– Al parecer sí, sobre todo para reconocer el lenguaje de un patán – dije con mis ojos achicados.
Volvió a sonreír, esta vez mostrando sus dientes perfectos en su mandíbula triangular, debo admitir que está tomándome mucho esfuerzo en no quedármele viendo y seguir ensanchando su ego.– Opps – dijo subiendo un hombro. – la verdad deberías de tener más cuidado cuando camines – miró su vaso vacío moviéndolo frente a mi – me debes una bebida pequeña.
Respiré profundo, cerré los ojos un par de veces para asimilar su descaro y pensé: Muy bello pero patán. "No gracias" pegue mi post it mental. Me giré para volver al baño a secarme, dejándolo ahí parado con su sonrisa de lado. No sin antes ofrecerle una mirada que podía calentar el desierto.
Llegué al baño de mujeres para observar los daños, por suerte tampoco fue mucho el líquido derramado, pero con lo frio del aire mi pecho estaba con la piel de gallina y mis pezones erectos, afortunadamente no tenía transparencia.
“Yo no creo que fue la bebida fría, yo creo que fue el papasito caliente quien te puso así” alegó mi consciencia porrista mientras que la intelectual se sonrojó y yo gire mis ojos para mí misma.
Tomé servilletas humedecí un poco y pasé a un cubículo para quitarme la camisa y poder limpiar mi pecho y abdomen, luego dí pequeños toques sobre mi camisa para absorber lo mojado.
Cuando me disponía a salir del tocador habiéndome secado como pude, miré a Pilar entrar con cara preocupada.
– ¡Dios! – exclamó cuando me vio – vine por ti, ¿te pasó algo? Me preocupó que tardaras tanto.
– Estoy bien, sólo que cuando iba de regreso un patán me vació su vaso de whisky encima – dije con un mohín. – y no vas a creer quien fue.
– ¿Quién fue? – preguntó Pilar con cara de no tener ni idea.
– Fue el guapo de los ojos azul eléctrico de ayer, muy bello para ser bueno.
– ¿Estás segura que no fue un accidente? – cuestionó cual abogada.
– Lo pensé por un instante, pero al ver su sonrisa mientras veía mis pechos mojados supe sin duda que fue adrede.
Soltó la risa intentando taparse la boca.
– Eso pasa por ser tan sexi – le voltee los ojos y terminamos de salir.
Bueno es hora de irnos, ya son las cuatro, – se detuvo un instante dudando – ¿te quieres ir, o nos quedamos un rato más? – quiso saber.
– Vamos, aún sigo mojada.
Al llegar a la mesa nos encontramos con una botella de Champagne Dom Pérignon. Abrí los ojos emocionada cual niña la mañana de navidad hasta que Luis aclaro el origen de la misma.
– Ahora que te veo, definitivamente esto te lo enviaron a ti cuñada. – expresó Luis con una cara graciosa de asombro. Entregándome un post it que citaba: “para la belleza mojada”
– ¡Guao! – exclamó Pilar – yo me conformo con esa disculpa – mientras movía sus cejas de arriba a abajo.
– Pues yo no, una botella no es una disculpa, además, no quiero nada de un patán que ni si quiera dijo lo siento.
– Supongo que fue el que te empapó – dijo uno de los amigos de Luis entre risas.
– Ya vamos – pedí sin siquiera sentarme, hice una expresión con mi mano que dejarán la botella ahí mismo.
Íbamos caminando cuando Pilar se arrepintió y señalándome con su dedo acusador y medio ebria expresó.
– Eso no está bien, usted se merece compartir esa botella con su mejor amiga. Si no la quieres, yo con gusto me la bebo como daño a su sexi indumentaria, así que yo sí la voy a tomar.
No pude contener la risa ante su comentario, pero igual seguí caminando a la salida mientras ella se devolvía y tomaba la botella de más de cien libras esterlinas de nuestra mesa.
Al día siguiente nos tomamos la tarde para hacer el paseo en ferry, la tarde estaba hermosa, el cielo azul claro estaba vestido con algunas nubes blancas esponjosas, así que nos montamos en la parte de arriba del Maria Sibylla Merian desde el rio Eisener Streg para admirar los rascacielos y el verdor de la ciudad que no me cansaba de verlo.
Nos reímos rememorando cosas de la universidad y los inicios en nuestros trabajos, si bien a Pilar no la molestaban los fines de semana, el teléfono de Luis no paraba de sonar con notificaciones y una que otra llamada la cual tuvo que contestar alejado.
Mas tarde en la noche mi par de amigos ahora comprometidos, me llevaron al aeropuerto para despedirme. Nos tomamos par de cervezas mientras esperábamos mi vuelo y aproveché de preguntarles para estar preparada.
– Entonces, ¿ya tienen fecha? – consulté, refiriéndome a su matrimonio.
Ambos se quedaron viendo las caras y al mismo tiempo respondieron.
– El año que viene – Pilar dijo.
Por su parte Luis.
– A final de este año.
Y volvieron a verse mientras yo me reía de ellos.
– Ok sin presión, pero si están claros que va a ser en Madrid, ¿cierto?
– Si por su puesto – Luis no dudo en responder.
Muy bien, avísenme con tiempo cuando decidan la fecha.
Una vez anunciaron mi vuelo, nos abrazamos y entré a la sala de espera para regresar a mi Madrid querida.
PDV Luka. – Por Dios, aún duermes – escuché un tono demasiado grueso para una mujer y supe que era ella, la única persona que tenía la llave de mi apartamento. – Levántate Luka, necesito un favor tuyo. Abrí un ojo. – ¿Cuál es la urgencia para que me despiertas tan temprano? ¿Qué tal si hubiese estado con una chica? – recriminé. Giró los ojos y se sentó en la esquina de mi cama. – Hoy es martes, además tú no traes chicas al apartamento y son las tres de la tarde, eres el único hombre que está durmiendo a esta hora a mitad de semana. Resignado me paré de la cama y caminé hacia el baño, levantándole el dedo medio. A los minutos salí duchado con la toalla sujeta a mi cintura. – ¿Te vas a quedar ahí mientras me visto? – pregunté parándome delante de ella. – Por favor, Luka desde antes de que te desarrollarás te he visto desnudo y aunque has crecido mucho – me miró de arriba abajo con la cabeza de lado – no eres mi tipo – sentenció con media sonrisa y
PDV Luka. Di media vuelta para regresar a la ciudad, nos dirigimos en silencio a uno de nuestros restaurantes favoritos de comida española. Comimos, hablamos de negocios, aun con todo lo que he dejado atrás sigo siendo algo como el asesor de inversiones de mi amiga. No volvió a tocar el tema del matrimonio, lo que agradecí mentalmente. Entrada las seis, el teléfono de Christine comenzó a vibrar sobre la mesa, mientras ella estaba en el tocador, miré que era su madre así y contesté. – Hola, señora Aida, es Luka ¿cómo está? – Hola, Luka, que grato escucharte hijo, estoy muy bien ¿y tú? – Muy bien gracias, Chris está en el tocador y dejó el teléfono en la mesa, estamos comiendo en Ponte. – Oh qué rico, hace tiempo que no lo visitamos, luego me dices como estuvo. Yo amo la paella de ahí. – Si gusta le puedo pedir una para llevar, la paella está genial. – Oh querido no te molestes, a ver si nos vienes a visitar, hace días que no te vemos. – Pasa
PDV Isabel. Volví a mi Madrid y a mi rutina, solo que ahora soñaba con unos ojos azul eléctrico que me desvestían con su mirada profunda, esos días me despertaba tan excitada que solo podía tocarme yo misma para bajar la tensión en mi parte íntima. Dos meses después de haber ido a visitar a mis amigos, una tarde me llama mi madre invitándome a su casa para una cena de bienvenida en honor a unos amigos italianos que habían llegado a la ciudad hoy, le confirmé y al salir de la oficina compré par de botellas de vino y me dirigí allá. Al llegar me encontré con la pareja de amigos de mis padres, eran colegas y contemporáneos en edad, pasamos a la sala mientras comíamos unos tentempiés, me contaron que vinieron como estudiantes de intercambio a estudiar derecho acá en Madrid, pero al graduarse volvieron a su tierra, vivían en Torino, pero siempre quisieron jubilarse aquí por lo que decidieron mudarse. Cuando estábamos relajados se escuchó el timbre de la casa, con mi car
PDV. Isabel. Tres semanas después. – Oye Isabel creo que tenemos que replantearnos otras alternativas con respecto a este caso, debido a la bajada repentina de la empresa en la bolsa. – empezó diciendo uno de mis socios al salir de una reunión de conciliación ante la separación de una multinacional a la cual representábamos. – Estoy de acuerdo, sin embargo, tengo algunos otros pendientes para esta tarde, ¿te parece si nos reunimos a las siete? – propuse. Esta semana había sido de largas horas de trabajo, por lo que agradecí mentalmente que Leone estuviera en Torino. Estaba planeado que regresara el miércoles para irnos a Frankfurt, hasta entonces esperaba estar más desocupada. Este fin de semana sería la despedida de solteros tanto de Pilar como de Luis, tiempo que aprovecharía para presentarlos. Pasada la medianoche llegué a casa extenuada, me quité el traje y el cuerpo me dio solo para darme una ducha con agua caliente y acostarme en la cama solo con un
PDV Isabel. Finalmente llegó el viernes, trabajé hasta medio día y me fui en el vuelo de las dos a Alemania. En el avión me quedé pensando en quién podría ser la enamorada de Mario, la universidad era muy grande y podía ser cualquiera, por lo que no le di más importancia al tema. Me quedé dormida por las siguientes dos horas debido al cansancio acumulado. Me desperté cuando avisaron que pronto aterrizaríamos en el Rhein–Main–Flughafen aeropuerto que sirve a la ciudad de Frankfurt. Suspiré profundo ya que en ese momento había soñado con el hombre de los ojos azul eléctrico. "UMM, ese sí que es un alfa, justo lo que necesito" dijo la consciencia porrista desperezándose. – “¿Ah es que te gustan los patanes?” – le respondí. "No juzgues a un libro por su portada, abogado". Puse los ojos en blanco para mí misma; tomé mi maleta de mano y salí al encuentro con Pilar que había venido por mí. – Ahí viene mi abogada preferida – saludó, extendiéndome los brazos. – ¿C
PDV Isabel. – ¡Wow! Eso está fuerte – Exclamé – ¿Y él conoce a Luis? – seguí indagando. – Sí, claro que lo conoce, ¿Quién no? – Umm, ya veo, si te quiere ver mételo en tu lista de tres. – Le respondí tan rápido que me sorprendí a mí misma dándole esa sugerencia. – Por supuesto que no – dijo casi gritando. – ¿Por qué no? Dijiste que querías probar a tres ¿cierto? Bueno, ahí tienes uno conocido, bueno, aunque, primero deberías averiguar si se le pasó lo de la eyaculación precoz. Apreté mis labios para no reír. Mientras que Pilar me miró mal por unos segundos antes de girar su vista a la carretera. Nos estacionamos frente a un laboratorio muy chic y entramos para avisar de nuestra cita. Mientras esperábamos para entrar decidí seguir indagando. – ¿Cómo es que se llama el EP? – lo que ella captó que quise decir eyaculador precoz. – Basta con eso, no le digas así, éramos muy jóvenes, creo que era su primera vez también. – ¿Lo conozco?, realm
PDV Relator. El no creía en las casualidades, por lo tanto, debía actuar, ésta era su única o última oportunidad de buscar a su viejo y verdadero amor, que justo había decidido casarse cuando él por fin le había pedido el divorcio a quien no debió convertir en su esposa. Dio gracias al cielo porque María ella no quiso tener hijos en todos esos ocho años que compartieron porque iban a engordarla y ya no tendría tiempo para ella. Ya tenía un plan, había decidido romper el silencio y enviarle un mensaje a su amada, quizá fue un poco rudo teniendo en cuenta que hacía mucho tiempo que no le escribía, pero el enterarse de su casamiento había removido todo lo que se había encargado de enterrar por años. Pilar era la chica que además de inteligente y guapa le había robado el corazón apenas entraron a estudiar el primer año de derecho, siempre le hizo saber que ella le gustaba, pero tenía pena de acercarse, pues, aunque no era formal ya sus padres y los de María daban po
PDV Relator. Luka se le quedó mirando extrañado. – ¿Cómo entrar? Ahí está claro, debes registrarte, reservar y seguir las instrucciones – dijo cuidadoso recordando que Mario era abogado, sin embargo, era muy extraño que estuviera revisando eso en el restaurante de al lado. – Sí las seguí, pero uno, no hay reservación para hoy y dos, me piden unos exámenes médicos que, aunque los tengo al día, exigen que se hagan en un laboratorio de acá y a esta hora pues está cerrado. Luka lo escuchaba y notaba cierta frustración cuando hablaba, pero con la astucia que lo caracterizaba en los negocios decidió indagar un poco más mientras le entregaban el whisky que había pedido. – ¿Y por qué quieres entrar hoy? – Quiero buscar una chica que entró hace un rato. Luka abrió los ojos de par en par y asomó una media sonrisa. Gestos que no escaparon de la mirada de Mario. – Sé que suena medio romántico, pero verás, Luka, de verdad necesito hablarle, se va a casar y yo te