Se acabó la búsqueda

"Te haré mía las veces que quiera, ahora me perteneces"....

- Victoria! Por favor organiza el pent-house, el señor Evans salió a hacer ejercicio, pero no tarda en regresar y su habitación debe estar lista cuando regrese, es un cliente muy importante - Dijo la administradora y ella rápidamente se encamino a obedecer.

Por ser nueva esa no era un área al que la asignarán normalmente, de manera que se esforzaría en hacer las cosas lo mejor posible.

Abrió la habitación y una extraña sensación de familiaridad la acobijo. La cama esta revocada dando cuenta de la actividad que se había dado en ella, seguro el huésped no estaba solo. Sacó las sábanas y el olor a almizcle y cítricos lleno el ambiente, no supo en que momento se llevo la ropa de cama a su pecho y deseo que ese aroma se impregnara en ella; imaginar al dueño de ese olor le hizo fantasear y perder la noción del tiempo, pero el pitido del teléfono solicitando su presencia en la zona de lavado la volvió a la realidad. Organizo lo más rápido que pudo y salió corriendo dispuesta a continuar con su labor pero al abrir la puerta se estrelló contra un pecho duro, musculo en extremo y sin camisa. Levantó su mirada y un hombre de unos 30 años, de casi 2 metros, extremadamente guapo la examinaba de arriba a abajo, su olor la atraía de una forma que jamás había sentido.

El corazón parecía que se le quisiera salir por la boca, sus piernas temblaban y sus ojos no lograban apartarse de esos ojos grises que la hipnotizaban.

- Pe -perdón señor - Dijo al fin agachando la mirada - Su habitación esta lista – Y trato de avanzar pero él no se movió ni un centímetro, solo la miraba.

Victoria jamás pensó que ese encuentro marcaría un antes y un después en su vida... Que este seria el comienzo de un camino doloroso que la llevaría a conocer el amor, un amor no tan color rosa como soñó, un amor más bien animal.

(Punto de vista de Daniel)

Él era el Alfa de la manada MoonBlast, un líder por naturaleza, valiente, inteligente, fuerte y pura sangre. Todos confiaban en él y en sus decisiones que obedecían con los ojos cerrados. La manada era temida y respetada.

Pero como hombre él se sentía un poco frustrado al no encontrar aún a su Luna.

Pronto cumpliría treinta y tres años y desde los dieciocho que había llegado su Lobo Logan habían viajado a cada manada que existía tratando de buscarla pero ella no aparecía y la idea de que tal vez hubiese muerto se hacía cada vez más probable.

Normalmente eran de temperamento serio, pero esta luna llena los tenía a los dos inquietos por igual, sentían una fiebre arder en lo más profundo de su ser, estaban irritables, enojados, ansiosos.

Hacia un mes que tenia un sueño repetitivo, una chica delgada, bella y de cabello largo entraba a su habitación y se metía en su cama, él la poseía como si en su vida jamás hubiera tocado una mujer, con un deseo y una necesidad tan fuerte que al despertar su p*ne dolía por la erección que le producían.

Bien podía tomar a cualquier mujer libre de su manada y calmar sus ansias, porque siendo honesto las miradas y comentarios insinuantes eran su pan de cada día, pero no deseaba eso, por esa razón esa noche había ido a dormir en el hotel de la reserva tratando de tranquilizar su mente y darle descanso a su cuerpo; pero tal vez había sido peor el remedio que la enfermedad!

Esta vez los sueños fueron mucho más fuertes, se sentía tan real que al despertar sus manos buscaron infructuosamente el calor de aquella mujer, su cama estaba revolcada, su cuerpo sudado y su miembr* completamente erecto. La frustración sexual que sentía lo tenia agotado, así que decidió salir a correr para tratar de despejar su mente.

Pero una fuerza extraña le llamaba a regresar, al estar de regreso en el hotel vio en la puerta de su habitación a una joven que salía de ella. Dániel quedó paralizado, todas sus células la reconocieron inmediatamente era ella!

Era su mate! Su Luna! Por fin había hallado a su compañera!

"No llores, cálmate... Te espere por mucho tiempo! Y ahora que estas acá ya nunca te iras de mi lado. Tú me amas aunque aún no lo sepas, y si no lo haces, lo aprenderás a hacer muy pronto "

(Desde el punto de vista de Victoria)

De un momento a otro este hombre me agarro entre sus brazos y un gruñido salió de su pecho. Si! un gruñido como el de un animal! Luego todo se empezó a oscurecer.

No soy consiente de cuanto tiempo paso o de que paso, pero al abrir los ojos me siento mareada, desubicada.

No reconozco el lugar. ¿Donde estoy? ¿Que hago acá?

Aún sin verlo se que él esta cerca, no podría confundir ese olor, estaba en la cama de ese hombre. Estaba con él.

La habitación es silenciosa, miro la hora en el reloj que esta en la mesita y no entiendo como puede ser tan tarde ni como llegue hasta acá.

Seguramente él siente que estoy despierta porque me acerca más a su cuerpo. Su calor es impresionante, me siento como si estuviera bajo los rayos del sol, intento levantarme pero sus fuertes brazos me lo impiden! Lo escucho respirar fuerte y el miedo me empieza a invadir.

Se pone sobre mi cuerpo, y sostiene mis brazos por encima de mi cabeza, luego sus ojos se empiezan a poner tan negros como la noche.

Siento terror. Grito pidiendo ayuda, trato de empujarlo, de golpearlo, pero sus proporciones son gigantescas frente a las mías. Deja caer su peso haciéndome sentir su hombría en mis piernas y lloro.

No deseo que esto pase! No es así como deseo perder mi virginidad!

Con sus rodillas se abre paso entre mis piernas a pesar de mi lucha incansable. Rasga mi ropa y se detiene a ver mi cuerpo, lo olfatea, siento que a sus ojos soy un plato de comida, que pronto devorará. Sus agiles manos me quita el sostén y siento su lengua rodear mis pezones, su boca los chupa, me presiona.

Luego me gira como si fuera una muñeca en sus manos haciéndome quedar boca abajo, siento sus manos apretarme las nalgas, manosear mis piernas.

Me pone nuevamente de frente y las lágrimas nublan mi mente. Solo nos separa mi ropa interior, que rápidamente también hace desaparecer.

Su erección, me lastima. No puedo verlo, pero siento que su tamaño no es normal, palpita en mi entrada.

Me pasa los dedos por la cara, la recorre con delicadeza, baja a mi cuello y siento un corrientazo recorrerme. Él respira de manera errática. Sus manos tiemblan, trata de controlarse pero no lo logra y luego solo llega el dolor.

Siento su pe*e abrirse paso en mi intimidad. El dolor me paraliza! Me esta rompiendo! Siento que me parte en dos!

Trato de moverme pero no puedo, lloro, grito, suplico...

- Detente por favor! Me estas haciendo mucho daño! Detente! No quiero más!! Me duele mucho!!!! - Pero no se detiene.

Él solo gruñe, mientras disfruta de mi cuerpo.

- Eres mía - es lo único que repite sin parar. - Eres solo mía -

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