¿Por qué a mi?

(Desde el punto de vista de Victoria)

Me dolía el cuerpo y el alma, me sentía humillada, usada, ultrajada...

No entendía porque ese hombre me estaba haciendo esto. ¿Acaso que había hecho yo para provocarlo?

El tiempo parecía haberse detenido en esa habitación, sentía que habían pasado horas eternas desde que había despertado y la pesadilla había iniciado.

Sus manos me tocaban entera, recorriendo mi cuerpo en lugares que nunca nadie había tocado o siquiera mirado. Su boca me chupaba, apretaba y mordía con una necesidad increíblemente dolorosa, no solo en la física sino emocionalmente también.

Se había centrado en mis senos que atacaba sin piedad. Los masajeaba sin descanso, mis pezones estaban muy parados y adoloridos por el constante toqueteo. Luego había repetido la misma acción con mi cuello, clavícula, abdomen, hasta llenarme de besos que por su deseo incontrolable me fueron dejando moretones en todo el cuerpo.

Y eso no fue nada en comparación del dolor que sentí mientras robaba mi preciada virginidad. Había deseado morir, me sentía tan vacía. Yo que había guardado con tanto recelo mi pureza para que un extraño me la arrebatará sin compasión. ¿Qué seria de mi de ahora en adelante?

Cuando por fin terminó y se sacio, parecía una persona diferente, sus ojos grises me miraban con amor, me lleno la cara de besos y acaricio mi cuerpo con ternura, con calma, incluso podría decirse que con algo de arrepentimiento...

- Lo lamento amor – Me dijo apenas en medio de un susurro.

Mi tamaño era realmente muy pequeño junto al suyo. Estaba aún sobre mi cuerpo, encajado entre mis piernas. Sentía su pecho subir y bajar, su respiración estaba acelerada, el sudor recorría su frente.

Podía sentir su peso a pesar de que él sostenía su cuerpo en sus codos.

Deseaba levantarme pero tenía miedo de su reacción, así que me empecé a mover de a pocos. Cuando vio mi intención se incorporo y se estacionó frente a mi.

Estaba posicionado al lado de la cama y se veía intimidante! Sus pecho y brazos músculos, me provocan escalofríos. La luz tenue no me permitía ver mejor sus facciones. Pero lo que veía me causaba terror, sus manos bien podrían estrangularme con el mínimo esfuerzo.

Su cuerpo brillaba por él sudor que lo surcaba, el mismo que yo también tenia.

No sintió la más mínima vergüenza de que yo lo viera desnudo como si exhibirse fuera lo más natural del mundo. Al verlo pude comprobar que efectivamente sus proporciones eran gigantes.

Verlo me aterrorizo! No podía creer que todo eso hubiera estado dentro de mi cuerpo. Con razón me sentía agónicamente lastimada.

Cuando tome conciencia de que él se estaba dando cuenta, corrí mi cara de manera instintiva, me puse roja, me dio pena que él pensara que lo esta estaba viendo apropósito y eso pareció divertirlo!

Tomo mi cara con su mano y me obligo a mirarlo.

- Mucho gusto mi Luna, soy Dániel Evans, esta será tu casa de ahora en adelante. - Sentenció con su voz gruesa, como si diera la más normal de las noticias.

¿Mi Luna? Este hombre me había confundido con alguien más!

- Ese no es mi nombre - Le dije con la voz lo más fuerte que pude. – Usted… usted me confundió con otra persona y me arruino la vida – A penas pude terminar la frase antes de que las lágrimas volvieran a brotar al recordar lo que había pasado. Solo quería regresar al hotel y olvidar todo esto.

- Jajajajajaja - empezó a reír como si le hubiera contado un gran chiste.

- ¿Yo te arruine la vida amor? ¿En serio? - Me dijo con sarcasmo. - Te busque con desespero, anduve cada manada durante doce años y resultaste ser humana! La que arruino mi vida fuiste tú - Dijo con ironía.

Por mas de que me esforzaba no entendía nada de lo que me decía, estaba muy confundida, solo quería salir de ahí. Ponerme a salvo. Me envolví como pude en la sabana mientras con la mirada buscaba mi ropa.

Cuando por fin la logre hallar, comprobé que efectivamente estaba tirada en el suelo, pero esta bestia la había echo trizas, la había rasgado completamente. ¿Como iba a salir vestida así

Bueno, debía tranquilizarme y pensar. lo primero era moverme de esta cama. Trate de levantarme pero al hacerlo un fuerte dolor en el vientre me hizo dar un grito. La sangre corrió por mis piernas y la fuerza me abandono, sentí que caía pero él me tomó rápidamente en sus brazos evitando que tocara el suelo y me llevó a la bañera, me deposito en la tina y la empezó a llenar con agua tibia.

- Cálmate, respira - Creía oírle decir su voz estaba lejana.

Me dolía demasiado. El contacto con el agua en vez de aliviar, lo que hacia era arder. Era tanto el dolor que me olvidé de la pena de que me estuviera viendo desnuda nuevamente o que me estuviera tocando. Solo quería buscar alivio. Seguramente lo adivino porque tomó el jabón y la espuma y me baño con delicadeza tocándome como si fuera de cristal, como si me pudiera partir en sus manos.

Inicio por la espalda, luego paso al cuello, la cintura, luego sus ojos se detuvieron en mis senos.

El contacto me lastimaba a pesar de que lo hacía con cuidado, los tenía adoloridos, supongo que observaba los chupetones que me había dejado. Y al verlo parecía que también sentía tristeza por lo que su obra había provocado. Mi cuerpo parecía haber sido presa de un ataque salvaje.

Bajo sus manos a mi vientre. Era ahí donde estaba concentrado el daño, me acaricio con su mano y el contacto me hizo dar un respingo. No quería llamar su atención así que ahogue el grito de dolor mordiendo mis labios.

Al verme hizo una mueca de molestia, se puso rojo y las venas de sus músculos brazos se brotaron.

- Perdóname vida mía, mi intención nunca fue lastimarte de este modo - Dijo y aparto sus manos, rápidamente termino de enjuagar mi cuerpo, me saco con cuidado y me sentó mientras secaba mi cuerpo.

Al acabar me cargo y me deposito en la cama. Beso mi frente y empezó a hablar dirigiéndose al mueble para sacar ropa.

- Mi pequeña ya veras que las siguientes veces no será doloroso, vas a disfrutar, te llenare de pasión y amor, eso te lo aseguro. Esta vez fue en parte culpa tuya, no te relajabas! Seguramente debes estar desgarrada, traeré tu comida y buscaré algo que te alivie el dolor, tranquila mi Luna, no tardare - Hablaba mientras se ponía un pantalón.

¿Las siguientes veces? El pánico me invadió, no quería volver a repetirlo! Mis alarmas se encendieron nuevamente, debía buscar la forma de salir de allí.

Luego salió de la habitación y yo me quedé deseando que todo fuera solo una horrible pesadilla.

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