Capítulo 38
La alarma sonó cuando el sol iluminaba toda la habitación de hotel. Eran cerca de las doce del mediodía y, después del corto descanso que había tomado, Ava se sentía renovada.

Estiró la mano hasta alcanzar el celular de Alessandro que estaba sonando sobre el buró y presionó el botón para apagar la alarma, luego se giró hacia Alessandro.Él aún tenía los ojos cerrados y su rostro se veía tan pacífico.

A Ava le alegró verlo más relajado después de la mañana de preocupación que habían tenido.

—Despierta dormilón —dijo, sacudiéndolo con suavidad.

—Llevo despierto mucho antes que la alarma sonara —le respondió él aun con los ojos cerrados—. Solo estaba disfrutando del momento y de cómo tu cuerpo se acomoda al mío. Es como si estuviéramos hechos a medida.

—Quién iba a decir que podías ser tan cursi —bromeó aunque no podía negar que sus palabras le gustaron.

—¿Así que cursi? —preguntó él, en el mismo tono burlón, mientras se abalanzaba sobre ella y comenzaba a hacerle cosquillas.

Ava
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