Alfa Caleb, mientras tanto, continuaba sus labores, como de costumbre. Aquel día, atendía las necesidades de los lobos en su manada, en una reunión realizada en “la gran mesa”, en la torre más alta, junto a los grandes líderes de las distintas zonas. - Alfa Caleb, por las razones que planteo aquí, es muy necesario que concretemos al fin la construcción del puente entre nuestra manada Luna Cristal y la manada Luna Zafiro, nos encontramos aislados de nuestros propios aliados y aquella distancia nos está jugando muy en contra – comentó uno de los lobos allí presentes. - Como antes lo he mencionado, a todos, esto es más sencillo de realizar con palabras – dijo Alfa Caleb – Mientras yo permanezca en el poder, los recursos de mi manada serán dirigidos a las necesidades de mi pueblo. Aun hay mucho que subsanar… comprendo que los motivos estratégicos, son parte de su preocupación, pero no destinaré todo el dinero de mis arcas en construir un puente, cuando los lobos de nuestra manada requier
Hasú la arregló con dificultad, debido al gran nerviosismo que estaba cargando sobre su menudo cuerpo; sus manos temblaban al intentar abrochar el hermoso collar de pedrería, atrás del cuello de la joven loba.-Hasú… cálmate, por la diosa – le dijo Namar al intranquilo sirviente.-Lo siento mucho, princesa Namar… -¿Por qué estás tan aterrado?-Usted no conoce hasta donde puede llegar nuestra Luna madre, con tal de evitar que la casa de los Alfas se vea envuelta en escándalos… ella levanta su dedo y pueden morir cincuenta lobos a la vez – dijo Hasú con manos y voz temblorosas-¿De qué hablas Hasú? -En el pasado, se enteró que nuestro anterior Alfa, su pareja, tenía una amante. Al momento de él enfermar, ella tomó el papel de Alfa provisional en nuestra manada, y lo primero que ordenó fue la ejecución de la joven loba y de toda la servidumbre, para que no quedaran testigos de la infidelidad de su pareja.-Oh, por la diosa… - Namar llegó a comprender las implicancias de lo
- Ahora te comportas como una princesa… - dijo Alfa Caleb poniendo los ojos en blanco.- Lo siento… - dijo - Todo esto ha sido demasiado…- Actúas muy asustada para ser alguien que hace unas horas me pedía que la asesinara… - Tal vez, Hasú me hizo ver las cosas desde otra perspectiva… - dijo Namar sin levantar la vista.- Hasú ¿Eh? - Dijo pensativo.En ese momento, Astrid y Asya acudieron, para ayudar a Namar.- Llévenla a sus aposentos… - Dijo Alfa Caleb - déjenla descansar, mañana debe acompañarme.- ¿Acompañarle, Alfa? - preguntó Namar- Debo ir de visita a una de nuestras manadas aliadas, mi Luna debe acompañarme. Debido a los recientes acontecimientos, no es seguro que permanezcas sola aquí mientras yo no esté.Alfa Caleb se retiró y las tres lobas se quedaron un momento en silencio, sin poder contestar nada. Asya y Astrid ayudaron a Namar a llegar de vuelta a su habitación. Cuando cerraron la puerta de la alcoba, Namar se sentó en el gran sofá y dijo.- Las cosas no podrían ir
Al caer la noche, los lobos levantaron el campamento. La tienda de campaña del Alfa era custodiada por varios guardias. Alfa Caleb se encontraba en un escritorio, sentado revisando algunas cosas y escribiendo en un pergamino, mientras que Namar, permanecía sentada en una silla, en una esquina del lugar. El joven Alfa levantó la vista para ver a la loba y se percató que ella permanecía con sus ojos semicerrados, con su cabeza apoyada sobre su puño, al borde de caer dormida. - ¿Te aburre estar aquí? - comentó Alfa Caleb. Namar abrió los ojos - pensé que siempre habías soñado con ser una princesa. - De hecho, es bastante tedioso… - confesó.- ¿Qué preferirías estar haciendo? Lavando trastos, sirviendo la mesa, siendo de entretención para mis hombres… - Apuesto a que sus lobos se divierten más que usted, allá afuera. - ¿Con Astrid? Es muy probable. - No me refiero a eso- Sé a lo que te refieres… ¿Quieres salir? Ir y sentarte alrededor del fuego, bailar y canturrear tontamente, como
Los gemidos de Astrid continuaron por un par de horas más. La loba estaba totalmente extasiada de haber logrado estar aquella noche con la suma de cincuenta lobos, que hicieron de ella una diosa del sexo, lamiendo sus grandes pollas y dándoles toda la satisfacción que ellos deseaban de ella; y siendo lamida y degustado su coño por tantos como quisieron. Aquella, se diría, fue una buena noche, triunfal, para la joven y libertina loba.En tanto, Namar y Alfa Caleb, durmieron por primera vez en la misma cama, siendo vencidos por el sueño.Nadie se esperaba, que aquella noche, a poco más de una hora antes del alba, mientras todos dormían exhaustos de tanto fuego, alguien desconocido entraría sigilosamente al campamento, hasta llegar a la tienda de Alfa Caleb. Namar, que siempre dormía alerta, logró percibir la presencia de aquel lobo que los observaba y oyó la espada que suavemente desenvainó para atacarles. La joven loba se incorporó rápidamente y sacó la espada de Alfa Caleb que se enc
- Beta Emir ¿Puede limpiar las manos de Alfa Caleb con esta solución?Astrid le entregó una botella con un líquido, junto con un paño limpio a Emir, que los recibió, aun anonadado. La joven loba molió un par de hierbas en su mortero, para luego depositarlas sobre las palmas del Alfa. Mientras vendaba sus manos, Alfa Caleb rompió el silencio.- ¿Cómo sabes todo esto? - preguntó. La joven loba sonrió ante la pregunta.- Sabes, no siempre fui una esclava, Alfa - luego hizo una pausa para inhalar - mi madre era curandera en la manada donde crecí, fui esclavizada cuando aún era una niña, pero mi madre me enseñó todo lo que se necesita. No es muy útil en mi particular posición de cortesana, pero sí, en ocasiones, cuando se requiere. - Creo que ni siquiera la curandera de la manada hubiese reaccionado tan bien… - comentó pensativo Beta Emir. Astrid solo sonrió, sin despegar la vista de lo que estaba haciendo.- Por cierto… - dijo Astrid - te extrañé en mi pequeña fiesta, Beta Emir. - No di
Astrid continuó acompañando a Namar, durante todo ese día, Emir le ayudó, buscando agua y en lo que fuese necesario. La joven loba buscaba instancias para abordarlo, pero Emir no daba lugar a pláticas extendidas. Cuando cayó la noche, Astrid se encontraba arreglando las mantas de Namar, la joven loba de fuego ya se había quedado dormida. Emir entró a la tienda. - ¿Cómo se encuentra? - preguntó el joven lobo- Es fuerte. Su sistema aun no ha eliminado el acónito, pero estará bien. La herida ya no sangra, su color y temperatura son normales, por lo que puedo descartar cualquier infección… es de cuidado, mientras no tenga la habilidad de sanar, pero estará bien… es una loba muy fuerte. Una Omega no habría resistido. Administré algunas hierbas en infusión para que pueda dormir por más tiempo, así se recuperará más pronto - dijo Astrid acariciando con cariño el rostro de la joven loba.- Puedo notar que sientes gran aprecio por ella… - Ante sus palabras, Astrid volteó a verlo- Es una gr
Alfa Caleb asistió sin demora a su reunión en la manada aliada, la manada Luna menguante, a la que debía visitar. Debido a los incidentes en el campamento, decidió ir solo en compañía de sus soldados y dejar el campamento. Olvidó los protocolos de los Alfas, dejando todos los atavíos y cosas sin importancia atrás, yendo en su piel de lobo, junto a sus soldados a la cita, para no adicionar tiempo extra en banalidades que no le permitieran llegar pronto a reencontrarse con Namar.El Alfa Kaan vio desde el ventanal de su castillo, como una jauría de lobos, se aproximaba, reconociendo entre los lobos a Alfa Caleb. El Alfa de la manada Luna Menguante, era un lobo de mediana edad, quien ya tenía a su descendiente, un lobezno de diecisiete años. Al lobo Alfa le pareció muy extraña y poco convencional la forma en que el joven Caleb llegó a su manada, no comprendía el afán de los lobos más jóvenes por querer cambiar lo preestablecido y simplemente movió la cabeza en desaprobación, intentando r