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Capítulo 6: Descubrimiento Doloroso

Isabella se sentía un poco extraña, pero se regañó a sí misma al pensar en el qué dirán… de por si todos la juzgaron rápidamente sin escuchar su versión cuando eso paso, así que ahora menos debería importarle esas absurdas habladurías; aunque la curiosidad podía más que su razonamiento y juicio, ya que deseaba preguntarle porque termino con Karla y donde habia estado cuando todo “eso” paso.

Llegaron a un restaurante, donde Dante, de forma caballerosa, la ayudo a sentarse acomodando la silla y luego el tomo asiento frente a ella.

- Buenas tardes – les saludo el mesero, que se acercó para entregarles el menú.

- Y dime ¿cómo has estado? – pregunto Dante, una vez que el mesero se alejó de ellos.

- Bien… supongo…

- Oh… hehe eso es genial – opino de forma nerviosa Dante, ya que notaba que el ambiente empezaba a ponerse algo pesado entre ellos - am Isa yo…

- ¿Listos para ordenar? – pregunto el mesero interrumpiendo el momento.

- Si, puede darme un poco de pasta y ensalada con jugo - pidió Isabella.

- Claro que si señorita y usted caballero.

- Eh, am veamos – dijo leyendo rápidamente el menú - un filete termino tres cuartos con pure de papa y ensalada – indico – y de beber lo mismo que ella.

- Perfecto – dijo tomando nota del pedido – en unos minutos les traigo su comida – menciono tomando el menú y retirándose de la mesa.

- ¿Jugo? pensé que un caballero de la alta sociedad como tú, tomaría una buena copa de vino con la comida.

- Digamos que tengo un trauma con las bebidas y ahora las evito ingerir.

- ¿Y eso? – pregunto extrañada Isabella.

- Isa sé que sonare agresivo, pero quiero saber ¿qué te paso esa noche?

- …

- Lo digo porque yo no sé qué ocurrió – confeso haciendo una mueca.

- Bueno recuerdo que nunca te vi esa noche, ni cerca de todos esos que se burlaron de mí – opino la castaña dejando escapar un suspiro – de hecho, solo por eso acepte vernos y hacer negocios juntos.

- Sobre esa noche, yo no recuerdo nada de lo que te paso, lo único que está en mi memoria es que desperté en mi casa con un fuerte dolor de cabeza y cuando me entere de lo que te hicieron me enoje demasiado y quise darles una lección – menciono apenado – pero al buscarte, no te encontré.

- Descuida, no es tu culpa que ella estuviera loca y me hiciera eso solo por celos o por algo que aun no comprendo.

- Pero arruino tu vida.

- Tal vez si, tal vez no – menciono Isabella - pero sé que pronto el karma le llegara – menciono con seguridad la castaña.

- No lo dudo.

- Pero ¿porque te enojo o afecto? tú solo eres mi amigo.

- Porque no me pareció nada justo lo que hizo e igual… igual…

- Igual ¿qué?

- Digamos que tal vez una de las razones por la que terminé con Karla ese día, es porque empecé a ver cosas que no me agradaban de ella.

- Al menos tu recapacitaste y te alejaste de ella a tiempo, yo no lo note hasta que fue demasiado tarde – opino algo triste dejando escapar un suspiro.

- Si… - dijo Dante no sabiendo como continuar la plática y agradeció que justo en esos momentos llegara el mesero.

Ambos guardaron silencio dejando que el mesero les sirviera su comida, donde por un movimiento involuntario la mano del chico fallo y derramo el jugo sobre el brazo de Dante y la jarra acabo en el suelo rompiéndose al instante.

- ¡Waa…! - dijo Dante

- Señor perdón yo… - empezo a decir asustado el mesero, a quien el peso de la jarra le gano.

- ¿Están bien? - pregunto Isabella parándose.

- Descuida, solo es jugo - dijo Dante – pero ¿ustedes están bien? ¿no se cortaron? – pregunto mirando que la castaña negaba y ella solo tenía un poco de jugo en su vestido.

Dante e Isabella miraron a ver al mesero preocupados notando que el si se habia cortado.

- … - por su lado el mesero no se habia dado cuenta de que se lastimo, porque estaba asombrado, ya que habia esperado algún grito de parte de ambos y en cambio ambos habían comprendido que todo fue un accidente y hasta se notaban preocupados por él.

- ¿Que ocurre aquí? waa señores… - en eso el gerente llego y vio lo que habia pasado.

- Tranquilo señor, nosotros estamos bien – indico Isabella, analizando su cuerpo, notando que solo tenía jugo, pero en eso vio que el mesero tenía un corte en su pierna – señor lleve a este chico a que lo curen nosotros estamos bien, solo algo salpicados.

- Si y por favor, llame a alguien para que limpien las astillas – indico Dante.

- Ah… s… si… en seguida - dijo igual asombrado el gerente donde por la pena no les cobraron la comida, aunque ellos dejaron el dinero de la cuenta y un extra para el mesero y el gerente.

Al salir del lugar ambos rieron al verse mojados y salpicados con el jugo de granada.

- Ahora ya no estas blanco, estas rojo – dijo Isabella señalando la camisa blanca del pelinegro.

- Y ahora tu vestido amarillo tiene lunares – indico Dante entre risas.

- Ven creo que aquí cerca ahí una boutique para que te cambies de camisa o te comerán las hormigas – menciono Isabella – e igual mancharas los asientos de tu auto.

Dante rio y acepto seguir a la castaña, ya que vio que ella seguía siendo la misma de siempre pese a esa fea experiencia.

Al llegar a la boutique, fueron primero a la sección de damas para que Isabella escogiera un nuevo vestido y se cambiara de ropas y tacones; después pasaron a la sesión de caballeros.

- Mira este saco azul, se parece al que tienes ahora - opino Isabella señalando uno que estaba siendo exhibido por un maniquí.

- Jeje creo que le pediré prestada su ropa entonces – dijo buscando desnudar al maniquí, para tomar la ropa e ir al cambiador para probársela, donde al salir jugo a modelarle la ropa a Isabella para escuchar su risa.

- Jajaja si te queda.

- ¿Segura? - dijo haciendo caras graciosas.

- Jaja si, anda deja de tontear y… ¿eh? Dante tu hombro – indico preocupada, al ver que el traje se empezo a teñir de rojo, el encargado que los estaba ayudando se preocupó y ahí mismo le quito el saco y camisa al pelinegro dejando su torso descubierto, donde vieron que él tenía una astilla de cristal en su hombro.

- ¡Oh dios…! espere por favor, no se mueva – pidió el vendedor - ya llamo a alguien para que le ayude – dijo corriendo para buscar su teléfono.

- Dante estas… - Isabella se acercó preocupada, pero se quedó muda al verlo.

- Waa… Isa no me veas así – dijo a modo de broma el pelinegro, ya que ella se quedó mirando atentamente su pecho descubierto.

- ¿Eh? ah, si… – dijo ella girándose para fingir que seguía el juego, pero ahora sentía que su respiración se volvía erradita – “fue él” – pensó asustada mirándolo de reojo, ya que esa herida sobre su pecho era idéntica a la que tenía su violador y hora que lo comparaba… su pequeño Roger se parecía bastante a él y no solo lo decía porque ambos fueran pelinegros.

La castaña empezo a sumergirse en sus pensamientos ignorando a todos a su alrededor.

- Isa… Isabella…

- ¿Eh?

- ¿Estas bien?

- ¿Que…? - en eso ella noto que él ya estaba vestido y parado a su lado, donde ella estaba temblando ligeramente al notar que habia estado conviviendo con su violador todo ese día.

- Isabella ¿estas bien? estas temblando, ¿quieres que vayamos a que un médico te revise?

- No… yo estoy bien – dijo dando un paso hacia atrás, buscando alejarse de él en esos momentos.

Dante miro extrañado esa actitud, pero busco no insistir y tras pagar la ropa, ellos regresaron al auto donde vio que ella ahora actuaba de forma distante y parecía otra persona.

- Isabella, ¿segura que estas bien?

- ¡COMO RAYOS QUIERES QUE ESTE DESPUES DE LO QUE PASE! – exploto la castaña, pero luego reacciono a lo que habia hecho… no, ella no debía perder el control, solo debía buscar su venganza y ser feliz, en eso sintió que sus mejillas estaban húmedas, habia estado llorando en silencio de forma inconsciente.

Realmente le habia afectado saber que ese chico que alguna vez considero amable y cariñoso, fuera aquel que más la daño le hizo… Dante era su violador.

- Se que no estas bien y yo deseo ayudarte – menciono preocupado.

- ¿Que?

- Yo… yo imagino que deseas vengarte de todos y yo quiero ayudarte – declaro seguro de sí mismo.

- ¿Porque me ayudarías?

- Porque la razón por la que esa noche termine con Karla fue en parte por mí y otra por ti.

- ¿Yo?  - pregunto confundida - ¿yo que tengo que ver con eso?

- ¡Porque me gustas!

- …

- Me gustabas en ese momento y ahora que te vi, noté que estas más hermosa que antes y no has cambiado mucho.

- Tú… tú no sabes lo que dices, yo he cambiado.

- Se lo que digo Isa y sabes hasta me atrevería a pedirte que te cases conmigo.

- Estas hablando estupideces yo no…

- ¿Por qué no?

“Porque tú me violaste, eres el papá de mi hijo y la persona que tiene que pagar por todo lo que hizo – pensó con dolor, pero no se atrevía a decirlo.

- Isa…

- No y detente, caminare de regreso.

- No.

- ¡Detén el auto!

- No.

- Pues yo me bajo – menciono buscando abrir la puerta, pero él fue más rápido y le coloco el seguro automático a las puertas - ¡libérame! – ordeno ella.

- Isabella no voy a dejar que salgas así de alterada a la calle – le dijo serio - además ¿porque no me dejas ayudarte?

- ¿Porque quieres hacer esto?, además ¿cómo me ayudarías?

- Conociéndote buscaras vengarte, así que te ofrezco ser mi esposa.

- Que…. – ahora Isabella lo mira confundida - ¿esposa?

- Me gustas y deseo ser tu protector, tu apoyo, tu todo – indico dejando notar que un sutil sonrojo aparecía en sus mejillas – además como mi esposa nadie se atrevería a volver a hablar mal de ti.

- Estas loco.

- Si, así que dime ¿aceptas? 

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