EDGARDAbrí la puerta de la habitación lentamente, como dejándole a ella que saboreara su victoria. Cuando nuestros ojos se cruzaron los de ella, desprovistos ahora de las gafas, efectivamente me miraron con abierta victoria y con la seguridad que, según ella, tenía.Yo dejé la expresión de mi cara quieta. El plan que tenía con ella fallaría si expresaba con mi rostro lo que sentía.Jessenia Smith, ahora Grimes.Tenía una ligera idea de cuáles eran sus intenciones al venir aquí, pero sin embargo quería asegurarme, me senté en el mueble opuesto al de ella y la miré fijamente notando que su febril deseo hacia mí no había disminuido, venia para pedirme que me acostara con ella. Por primera vez la falta de principios me dio nauseas, yo no era precisamente un dechado de dignidad, pero me sentía sucio solamente con mirar a la perra.—Señora Grimes… — utilicé el apelativo porque una vez escuché a una cliente decirle a William que le molestaba que le dijeran señora por que se sentía de más ed
EDGARD —Maldita tu — le respondí — Creí haberte dicho que ni por dinero revolcaría mi piel con tu suciedad… — Sonreí de lado — Pero no te preocupes, pronto seremos familia… podrás estar tan cerca de mi como cualquier otro… —¿Familia?— dijo ella sin comprender. —Familia — dije yo — Creo que te sorprenderá saber que la mujer de la que hablamos antes resulta ser tu muy odiada hermana Marianne Cooper… Familia porque en cuanto hable con Charles y le aclare la situación me voy a casar con ella… y no vas a intentar nada para impedirlo si no quieres que una copia de este muy bien editado encuentro llegue a manos de tu marido, o de tu mamá… Lo siento mucho Jessenia, pero debiste irte a la primera oportunidad en que te negué mi servicio… claro que si no hubieras insistido tendría mucho más difícil que ahora el acceso a tu hermana. Muchas gracias. La puerta y la salida quedan a la derecha… — No quería ver su apestosa cara nunca más. Haciendo una profunda reverencia para burlarme de ella sal
MARIANNEEse día el trabajo estuvo un poco pesado pero debía agradecer al señor Brooks que tuvo compasión y me dejo salir temprano… muy entrada la noche.El celular retumbó y vibró sobre mi escritorio mientras metía las carpetas en el contenedor.—¿Marianne?— escuché la voz de Amanda apenas contesté.—Hola, Amanda— le dije poniendo el altavoz para seguir ordenándolas.—¿En cuanto sales Marianne…?— parecía un poco ansiosa.—¿Sucede algo Amanda…?— pegunté no muy segura de querer saber la respuesta.—No… Solamente quería preguntarte si te faltaba mucho… —¿Por qué? ¿Tienes planes con Jason?—No… bueno no hoy — se quedó callada un momento luego continuó—Marianne… quería preguntarte… si… si tienes que hacer algo… mañana en la noche —No… — dije recordando a mi jefe — El señor Brooks no me necesitara sino hasta las tres. ¿Por?—Jason tiene una reunión con sus amigotes y me pidió que fuera con él, pero sabes como son, en cuanto esté con ellos se olvidara de mí y no conozco a nadie así que…
Amanda se volvió hacia mi sin entender, cuando recibió el sobre manilado de manos del hombre él se dio media vuelta sin decir nada más. Ella extendió el sobre y allí estaba la dirección de la casa y todo lo demás correspondiente a Amanda, pero estaba dirigida a Marianne Cooper. —Que extraño… — dijo pasándomelo, yo lo tomé y sopesé, palpándolo parecía tratarse de un CD corriente. Era extraño recibir correspondencia y más aquí donde nadie parecía conocerme. Busqué entre la gente estirando el cuello para ver si reconocía a alguien pero solo el brillo de los lentes negros que ahora portaba Liam me devolvieron algún reconocimiento. —Seguramente quien te lo envió sabía que te encontrarías aquí.— dijo Amanda Cuando abrí el sobre vi que el CD era un DVD. No tenía ninguna nota ni nada, solo la marca fina. —¿Quieres que vayamos a verlo?— preguntó Amanda a mi lado, al parecer bastante curiosa, como yo, del paquete. —Estamos en la fiesta… — dije pensando en que tipo de fiesta los anfitrione
La puerta se cerró con un sonoro chasquido mientras yo solo seguía ahí, luchando, conteniendo el impulso loco de saltarle encima y besarlo, pero no sabía cómo reaccionaría, él había confiado en mí y yo le había escupido en la cara, no de modo literal, pero me sentía como si lo hubiera hecho y eso era definidamente doloroso, y más doloroso y vergonzoso seria que me empujara lejos de él y solo estuviera allí, haciéndome ansiarlo para rechazarme por la injusticia que había cometido. —Pour toujours dans mon Coeur— dijo sencillamente casi en un susurro. Mi corazón se apretó con dolor, el dolor del deseo al escucharle hablar en francés. Subió su mano derecha y lentamente la empujó en mi dirección, en una invitación, o por lo menos eso me pareció. —Dios Mío… — dije sin poder resistirlo más. Fue lo único que pude hacer, en ese momento una ola del deseo suprimido por él atacó mi cuerpo, no tuve voz, no tuve aliento más que para levantarme rápidamente y correr hacia él para abrazarlo, si me
El placer me inundó como el agua inunda a una piscina, lenta ardorosa y seductoramente, sentía vergüenza de desear esto pero me sentía al mismo tiempo en libertad de pedirlo, nunca en mi vida había tomado nada para mí y ahora él estaba adorando mi cuerpo como si de verdad fuera valioso. Abrí los ojos sin haberme dado cuenta en verdad en que momento los había cerrado, lo miré, sus esculpidas mejillas estaban rojas y sonreía seductoramente consiente de lo mucho que lo deseaba y de lo mucho me gustaba que amara mi cuerpo.Se puso de pie rápidamente y me apretó contra el besándome con urgencia, di un paso hacia atrás y mis caderas tropezaron con la mesa. Él me levantó de la cintura, y me sentó con suavidad sobre la mesa sin separar nuestras bocas, y si se daba el caso sin separar nuestras miradas, algo en mí se rompió ante el entendimiento de una cosa y ese algo roto fue mi inseguridad, los ojos de él me hablaban en ese lenguaje y me decían todas las cosas seductoras
Él sabia lo que era no tener madre, pero para mi era peor tenerla y saber y que ella no quería tenerme a mi. Nunca supe si yo había sido un accidente o si solo había sido deseo de mi padre que naciera, sentí que los brazos de Edgard me ceñían apartándose de mi cara, identificando inexplicablemente el motivo de mi dolor. —Ssshh.. princesa — sollocé un poco mientras él me abrazaba. Había contado en cierta ocasión esta debilidad a Amanda — Ahora me tienes a mí, a nuestro hijo, a Amanda con Jason… —Me hubiera gustado que mi madre compartiera esta felicidad — dije amargamente contra su pecho.—Mírame… — me dijo él después de un momento, cuando me calmé.—Algún día… — comenzó a hablar, y le miré la boca con mis ojos llorosos — Ella va a darse cuenta del error que cometió, pero ahora es tiempo de pesar en ti — sonrió de lado antes de continuar— en nosotros… Me permití dejarme llevar por el placer de sus ojos y olvidarme de la presió
Nuevamente sentí el poder de su deseo en mi cuerpo, cómodamente alojado en mis caderas anhelantes, me derretí y lo abracé con fuerza y lo toqué por que lo necesitaba y él sonrió contra mi mejilla cuando le besé y lamí el hombro y a la vez desabrochaba el cinturón de su pantalón y desataba el resto hasta que lo sentí en mi mano.—Me vas a matar — dijo contra mi oreja mordiéndome el suave lóbulo. Lo acaricié como mi instinto me ordenaba y por sus gemidos y gruñidos supe que le agradaba el modo que había conseguido. Me apretó los hombros con fuerza y su respiración entrecortada y agitada se estrellaba en mi cara y parte de mi cuello.Después de un tiempo sentí que sus dedos se cerraban sobre mi muñeca y me la apartaba, lo que dijo sonó a suplica.— Es suficiente Pero yo nunca tendría suficiente y a juzgar por el brillante deseo de su mirada el tampoco. Nunca me había sentido mas necesitada, ni deseada.—Quiero tocarte… — dije deslizando mis manos por su pecho cintura y espalda— quiero s