MARIANNEAmanda me recibió en su casa mientras la cruenta y amarga decepción pasaba dejando su huella, accedí por que era mejor estar acompañada en momentos de crisis para no caer en la locura de la traición y el desamor, esa locura que en ocasiones nos llevaba a hacer locuras.Al final me convenció de que me fuera a vivir con ella, dejé mi casa de alquiler y trasladé mis cosas a la casa de ella, en donde practicante me alquiló un cuarto. Lo adorné con pocas cosas. En ocasiones Amanda se esforzaba en cantidades por hacer algo que me complaciera y bajo ninguna circunstancia dejaba que me quedara sola en la casa. Salía con ella y con Jason pero esto era peor, no me consideraba en absoluto una compañía agradable ni mucho menos me daba ánimos ser la violinista de la perfecta y amante relación que ellos mantenían.A los cuatro días de regresar mi candorosa madre llegó al límite de su intento por hacerme la vida aun más miserable. La invitación a la boda de Michael y Jessenia, con dos días
MARIANNEEmpecé a poner reversa y saqué el auto en su totalidad, cuando miré hacia atrás vi que había un auto negro parqueado en una esquina, si no me equivocaba era el mismo que había visto desde hace mas de tres semanas cuando salía hacia la empresa. Si definitivamente era el mismo, seguramente se trataba de algún conductor en espera de algún jefe que vivía por la zona.Apreté el acelerador a fondo y me mezclé con el poco tráfico de la hora.Estaba en medio de un leve embotellamiento cuando sentí unas horribles y desgarradoras ganas de vomitar….hice la arcada y todo pero sabia que mi estomago no tenia nada que devolver, sin embargo las nauseas estaban presentes… un sabor amargo me llenó la boca y me obligué a respirar despacio cuando el velo pasó nuevamente por mis ojos… definitivamente este desorden alimenticio iba a tener que parar. Ya había asociado mi apetito a mi tristeza durante mucho tiempo… comería por necesidad, tampoco la intención era morir de inanición a pesar de desearl
MARIANNELas imágenes de el fuego del infierno quemándome por no dar la oportunidad de vida a un ser que ni siquiera había tenido la ocasión de ver la luz me hicieron cerrar la garganta en un hondo sollozo. Yo nunca haría algo semejante… pero no sabia que debía hacer ahora… nunca pensé que algo así podía sucederla madre naturaleza había sido demasiado acertada conmigo…—Marianne… creo que debes pensar muy bien… — se puso de pie — Estaré afuera si me necesitasAsentí porque no me sentía capaz de mayor cosa, la noticia me había dejado conscientemente noqueada.Agradecí la soledad pero no porque Amanda no pudiera aportarme valiosos concejos, no era por eso… tenia la cabeza llena de miles de preguntas y ninguna de ellas tenía una solución medianamente brillante. Por mucho tiempo miré hacia la ventana intentando asociar el curso de mi vida hasta ahora con un pequeño… yo nunca pensé que tendría hijos si no estaba casada. Había visto los casos con un poco de pesar por esas mujeres que se ent
EDGARDEl modus operandi de la empresa de vigilancia que había contratado consistía en recopilar la información durante un mes y entregar el informe al final, dependía del cliente si quería continuar investigando. A pesar de que me interesaba todo lo que tuviera que ver con Marianne más me interesaba el particular aspecto de saber si estaba embarazada o no.De todas maneras, así no lo estuviera, estaba dispuesto a recuperarla por que ya no podía ver mi vida sin ella, me había hechizado de manera sublime, aquella encantadora bruja me había robado el corazón, el cerebro y el cuerpo y estaba dispuesto a todo con tal de tenerla en mi cama y en mi vida.Por momentos me entraba el inalienable impulso de levantar esa maldita bocina y llamar al investigador para que me trajera la información que hubiese logrado recuperar, no importaba si se trataba de tres líneas, pero necesitaba saber algo, cualquier cosa. Pero lo dejé a un lado, si quería hacer mi regreso a la vida de Marianne, debía hacerl
EDGARDAlex se alejó y tras el paso la sombra que luego se transformó en un hombre alto y vestido de negro y con gafas negras. Él debía ser Deverell.Entró en silencio, casi no se sintieron sus pasos y eso no tenia nada que ver con el costoso alfombrado del piso. Tuve el loco impulso de correr y arrancarle el fólder que tenia en su mano para ver si era lo que yo pensaba que era. Educación, hombre, educación.Extendió la mano hacia mí y se la estreché.—Liam Deverell, investigador privado — introdujo.—Siéntese por favor—GraciasPuso la carpeta sobre la mesa y yo la miré intensamente, haciendo uso de mi educación, que me impedía comportarme como animal—Tal como se prometió, los últimos cuatro meses de la vida de Marianne Cooper — informo seriamente, como su trabajo se lo debía exigía.El sonido de su nombre erizó cada poro de mi piel, la tensión que me envolvió se transformó luego en un juego de sensaciones monumentales. No sabia que mis sentimientos por ella eran tan intensos como p
MARIANNE — Muy pronto, Marianne El eco de esa voz sonó en mi cabeza. Conocía su procedencia, pero no podía hacer nada para aliviarla por más que lo intentara. Era un matiz conocido, el exacto timbre y la leve ronquera….como si hablara siempre con deseos ocultos. Mi cuerpo siempre reaccionaba al recuerdo de esa voz lo quisiera o no. Solamente había pasado un día desde que había abandonado el hospital, aquel en donde había permanecido más tiempo del que quería hospitalizada por riesgo de perder al nene. Ahí permanecí recluida hasta que el medico consideró que mi embarazo había dejado de ser —riesgoso—. Aun así debía permanecer en reposo. Menudo reto. Me iba a quedar sin trabajo, lo más probable. La ultima ecografía revelaba que él bebe estaba a salvo al igual que yo, hasta había escuchado su corazoncito saludable. La rápida cadencia había hecho que mis ojos lloraran sin poder creer que dos corazones moraban en mi cuerpo. Una vida. —Al menos yo debía servir de algo—. El pensar est
EDGARDAbrí la puerta de la habitación lentamente, como dejándole a ella que saboreara su victoria. Cuando nuestros ojos se cruzaron los de ella, desprovistos ahora de las gafas, efectivamente me miraron con abierta victoria y con la seguridad que, según ella, tenía.Yo dejé la expresión de mi cara quieta. El plan que tenía con ella fallaría si expresaba con mi rostro lo que sentía.Jessenia Smith, ahora Grimes.Tenía una ligera idea de cuáles eran sus intenciones al venir aquí, pero sin embargo quería asegurarme, me senté en el mueble opuesto al de ella y la miré fijamente notando que su febril deseo hacia mí no había disminuido, venia para pedirme que me acostara con ella. Por primera vez la falta de principios me dio nauseas, yo no era precisamente un dechado de dignidad, pero me sentía sucio solamente con mirar a la perra.—Señora Grimes… — utilicé el apelativo porque una vez escuché a una cliente decirle a William que le molestaba que le dijeran señora por que se sentía de más ed
EDGARD —Maldita tu — le respondí — Creí haberte dicho que ni por dinero revolcaría mi piel con tu suciedad… — Sonreí de lado — Pero no te preocupes, pronto seremos familia… podrás estar tan cerca de mi como cualquier otro… —¿Familia?— dijo ella sin comprender. —Familia — dije yo — Creo que te sorprenderá saber que la mujer de la que hablamos antes resulta ser tu muy odiada hermana Marianne Cooper… Familia porque en cuanto hable con Charles y le aclare la situación me voy a casar con ella… y no vas a intentar nada para impedirlo si no quieres que una copia de este muy bien editado encuentro llegue a manos de tu marido, o de tu mamá… Lo siento mucho Jessenia, pero debiste irte a la primera oportunidad en que te negué mi servicio… claro que si no hubieras insistido tendría mucho más difícil que ahora el acceso a tu hermana. Muchas gracias. La puerta y la salida quedan a la derecha… — No quería ver su apestosa cara nunca más. Haciendo una profunda reverencia para burlarme de ella sal